UTEC.

Dejó la arquitectura por la lechería y con 21 años creó su marca de yogures

Con poco más de un año como estudiante de Ciencia y Tecnología de Lácteos, Gian Cerrone creó Yogart y la demanda superó con luz sus expectativas

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05 de diciembre de 2021 a las 05:02

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Cuando Gian Cerrone decidió dejar arquitectura y volver de  Montevideo –donde se había instalado para estudiar esa carrera– a Colonia para dedicarse a la lechería, varias personas le dijeron: “¡Estás loco!”. Sin planearlo demasiado, en poco más de un año este joven de 21 años no solo se insertó en el sector lácteo como estudiante de la Licenciatura en Ciencia y Tecnología de Lácteos de la Universidad Tecnológica (UTEC), también como productor de yogures.

Nació en Guatemala, pero vivió en Uruguay desde niño, en Nueva Helvecia, aunque no tuvo mucho contacto con el medio rural hasta hace poco.

“No sabía nada, fue totalmente al azar, no tenía relación con la producción ni tengo familiares con campo”, comentó.

Pese a eso, cuando se acercó a la lechería y a la tecnología que la acompaña, algo lo atrajo, admitió.

Cero vínculo con el campo

Estuvo un semestre en Montevideo estudiando arquitectura, pero se dio cuenta de que la carrera no era para él. Un día, jugando un videojuego junto a un amigo que estudiaba ingeniería y tenía el mismo sentimiento que él con respecto a su carrera, supo lo que era la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC).

“Mi amigo me comentó que había una universidad en Colonia y yo no tenía ni idea, pero ese mismo verano dije: ‘La tengo que conocer, aunque esté cerrada voy’”, contó. Y así fue, en enero, con los salones vacíos y los pasillos con pocos funcionarios, Gian llegó a la sede de UTEC en La Paz (Colonia), donde se dicta la mencionada licenciatura. Cuando conoció los laboratorios quedó impresionado –y encantado– por su calidad.

No tardó mucho en tomar la decisión de cambiar de carrera, y volvió a Nueva Helvecia. En ese momento no sabía que poco después esa decisión lo impulsaría a crear su propio negocio.

No sabía nada del tema. Previo a comenzar la facultad no sabía bien cómo se hacían los lácteos, por ejemplo, una vez intentó hacer uno pero no le quedó bien y hasta allí llegaron sus pruebas.

Al principio su familia no entendía cuál era su propósito, ni tenían del todo claro que hubiera una universidad en La Paz. Según recuerda Gian, sus padres pensaron que iba a estudiar a la Escuela Superior de Lechería, en Nueva Helvecia, donde la UTU y la UTEC dictan la carrera de Tecnólogo en Manejo de Sistemas de Producción Lechera.

“Al no haber tenido antes contacto con el campo me dijeron: ‘¡Estás loco, no sabes en lo que te estás metiendo!’, pero después vieron las notas y se quedaron tranquilos y me dijeron: ‘Estudiá lo que quieras’”, contó.

Cuando comenzó las clases quedó encantado por el trato de los profesores y cómo se maneja la facultad, y era tan bueno lo que contaba que incluso su padre fue a la universidad para conocer el lugar que tenía a su hijo tan ilusionado.

Gian en la fábrica de yogures, en La Vigna.

De estudiante a emprendedor

En agosto de 2020, cuando Gian comenzó con sus materias prácticas, aprendió a producir yogurt, y luego de ver “lo sencillo del proceso dentro de lo que es la industria láctea”, quedó “alucinado”.

Se dijo a sí mismo: “Si me quedó bien en clase, por qué no hacerlo para vender”. Y así comenzó la idea que se convirtió en negocio: producir yogures sin aditivos.

Al principio no podía acceder a materia prima orgánica, por lo que comenzó a trabajar en productos sin espesantes ni agregados.

El proceso de investigación y desarrollo del producto duró siete meses y todas las pruebas de laboratorio las hizo en la UTEC, donde contó con el apoyo de los docentes.

“Mi emprendimiento salió con muchas horas de mi trabajo, pero el 50% del mérito es de los profesores, por la ayuda, el asesoramiento y las pruebas que hice con ellos en el laboratorio”, destacó.

También trabajó en un plan de marketing, creó una cuenta de Instagram, un logo y varias imágenes que cuentan los beneficios de su producto, y así el negocio avanzó.

Hoy, además, difunde su emprendimiento con un nuevo elemento que durante la pandemia se ha hecho popular entre las empresas: los tapabocas con logos.

Los envases de Yogärt son retornables.

Marca propia: Yogärt 

En abril de 2021 Yogärt llegó al mercado. Cada frasco con 810 ml se vende a $ 120, más el envase, que se cobra a $ 20. Los frascos son retornables, de esta manera se colabora con el cuidado del medioambiente porque se no generan residuos plásticos; se le otorga un descuento a los clientes que opten por devolverlos.

Al principio las ventas fueron “un golpe”, porque se había preparado para vender “como mucho” 50 frascos por semana y en los primeros días comercializó 400.

“Me agarró desprevenido”, confesó. Para comenzar con las ventas compró 1.000 frascos, pero no pasaron muchos días hasta que tuvo que aumentar su stock.

Además de productor, Gian también es delivery: se encarga de llevar casa por casa los pedidos que le hacen. Las entregas se hacen en La Paz, Nueva Helvecia, Colonia Valdense y Rosario.

Una novedad fue que se comunicaron con él desde la Sociedad de Fomento de Nueva Helvecia para comercializar los yogures en su local, pero no aún no ha tenido stock para venderles. En sus planes está poder ofrecerle también los yogures a supermercados de la zona, aunque para eso sabe que debería aumentar la producción.

De la arquitectura a la lechería

Hace pocos meses y con el afán de agrandar su producción e ir un paso más allá, Gian se asoció con Agustín Batellini, productor de La Vigna –lugar donde se elaboran los yogures Yogärt–, quien coincidentemente en su momento dejó la arquitectura para dedicarse a la lechería.

Junto a La Vigna, Gian comenzó a trabajar con leche orgánica. Tras esa sociedad el mercado se ha vuelto más de nicho, comentó. Juntos producen yogures con leche de vaca y también de oveja, producto que tiene una gran popularidad, comentó.

También probaron trabajar con leche de cabra. pero por su sabor tan fuerte ese yogurt no fue tan aceptado.

Ahora, Gian apunta a crecer como estudiante, emprendedor y profesional: tras culminar su cuarto semestre piensa en seguir formándose, pero ya tiene otro desafío en menta, la posibilidad de ser docente en la UTEC.

Los helados Juju

Otra estudiante de la UTEC que emprendió en torno a la lechería fue Victoria Kunz, también de 21 años.

En 2020 aprendió a hacer helados junto a un vecino y cuando en la facultad cursó la clase Producción de Lácteos le gustó el proceso y decidió crear su propia marca.

En 2021 le alquiló a su vecino la máquina para elaborar los helados ella sola y comenzó Juju Helados Artesanales, un emprendimiento de helados sin conservantes saborizantes, ni colorantes.

Victoria produce los Juju en su casa, entrega a domicilio, vende en una verdulería en Colonia Valdense y en una cervecería en Nueva Helvecia. Los helados, con variedades dietéticas, frutales y veganas también se venden en el restaurante del Hotel Suizo.

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