Son jueces, profesores universitarios o banqueros y se proclaman "patriotas". Pero los 93 nuevos
diputados de Alternativa para
Alemania (AfD), la extrema derecha que gana terreno en ese país, representan una ideología que raya en el revisionismo nazi y la xenofobia.
El partido antiinmigración ingresó al
Parlamento con cerca del 13% de los votos, lo máximo desde la Segunda Guerra Mundial.
La formación se fue radicalizando durante la campaña legislativa, provocando el disgusto de algunos de sus miembros, entre ellos, una de sus dirigentes, Frauke Petry, que renunció a su escaño un día después de los comicios.
CLAVES
Revisionismo. El AfD quebró el consenso político sobre la necesidad de arrepentirse de los crímenes del Tercer Reich. El dirigente Björn Höcke criticó la construcción de un memorial a las víctimas del holocausto.
División. El líder Alexander Gauland fue más lejos y animó a los alemanes a sentirse orgullosos de la actuación de sus soldados en la segunda guerra mundial.
Discurso. Su colega Jens Maier mostró simpatía hacia el neonazi Anders Behring Breivik, que mató a 77 personas en 2011 en Noruega. Dijo que actuó "por desesperación" frente al multiculturalismo.