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Diseñadora uruguaya marca un nuevo hito en la industria de la moda de lujo
La marca de lujo, Chloé, se certificó como la primera empresa B de la industria menos de un año después de que la diseñadora uruguaya, Gabriela Hearst, asumiera como directora creativa.
Pocas empresas de moda lograron el estatus de empresa B —y hasta ahora ninguna era de moda de lujo—, dado que alcanzarlo significa un gran desafío.
Según explicó la diseñadora uruguaya en entrevista con el Financial Times, a grandes rasgos —y como una característica básica de las empresas B—, Chloé tuvo que abrir los libros a auditores externos, reformular el estatuto corporativo para dar peso estructural a los factores ambientales y repensar cómo el negocio beneficia a todas las partes interesadas: los accionistas, los empleados, los fabricantes y los proveedores.
Pero además, —y un motivo por el que se destaca Chloé— es que en este caso particular ser empresa B significa que todos los empleados hagan sus propias contribuciones. Hearst explicó que esto es lo mínimo que puede hacer persona relativamente privilegiada en el mundo actual: “Necesitas encontrar tiempo para dar a los demás, ya sea tiempo, esfuerzo o dinero”. En este sentido, la diseñadora dijo que los esfuerzos de los empleados a la marca están organizados por el departamento de recursos humanos, que propone diferentes formas de participar:
“En diseño —que es de lo que más sé—, elegimos como proveedores organizaciones sin fines de lucro”, afirmó y mencionó como referencia a la empresa uruguaya Manos del Uruguay. Además, dio crédito a la fundadora de la iniciativa de moda ética de la ONU, Simone Cipriani, por ayudar a emparejar los talleres de Chloé con otros artesanos de países en desarrollo.
Hearst también transmite el mensaje de la sustentabilidad en sus diseños, más allá de las circunstancias de su fabricación: la colección otoño/invierno de la marca de lujo presentó un grupo de estampados llamados climate success (éxito climático, en español) que representaban glaciares derritiéndose, incendios forestales y sequías contrastados con paisajes saludables.
Según informó Vogue, Chloé redujo un 400% su huella de carbono desde que la diseñadora uruguaya asumió su rol. Sin embargo, la empresa afirmó que el proceso de convertirse en empresa B comenzó antes.
