Ejecutivas uruguayas se unen para expandir la equidad de género con base en la meritocracia

En este contexto, nace la Red de Mujeres Ejecutivas (RedME), una organización creada por 14 ejecutivas de distintos sectores de actividad, con el fin de impulsar el cambio dentro de las empresas en materia de equidad de género y de promover el talento femenino.

“Si bien se viene avanzando en este sentido, todavía queda mucho por hacer y queremos ser impulsoras del cambio, aportando a la promoción del liderazgo de las mujeres para transformar las organizaciones del Uruguay”, dice Ana Gatti, directora independiente en Banco Santander Uruguay y presidenta de RedME.

El grupo de mujeres empezó a trabajar en la idea en 2019, en diciembre de 2020 se constituyó como asociación civil sin fines de lucro y en junio de 2021 hicieron el lanzamiento público, invitando a participar a todas aquellas mujeres que se sientan identificadas con la propuesta.

Si bien en Uruguay ya existe la Organización de Mujeres Empresarias del Uruguay (OMEU), que también incluye el trabajo con ejecutivas -además de empresarias y emprendedoras-, las fundadoras de RedME señalan que su red tiene objetivos y un perfil más específico, centrado en la necesidad de potenciar su liderazgo dentro de las organizaciones.

Una de las iniciativas de la red es la creación de un Programa para Mujeres Ejecutivas, dirigido tanto a líderes emergentes como a mujeres que tengan un liderazgo ya consolidado. “El objetivo del Programa es que las mujeres se conozcan y construyan su propio estilo de liderazgo sin tener que replicar modelos existentes. Es una construcción propia e individual lo que permitirá mayor diversidad y riqueza en el mundo ejecutivo”, señala Gatti.

RedME también brindará charlas y talleres a sus socias para acercarles recursos y herramientas para desarrollar su liderazgo; crearán círculos de socias y programas de mentorías, que contarán con mujeres de mayor trayectoria para acompañar el camino ascendente de talentos jóvenes que se encuentran en las empresas.

La Comisión Directiva de RedMe está integrada por Eliana Pizzorno (tesorera), subgerenta de Calidad, Contact Center y Seguros de Banco Itaú; Andrea Medina (secretaria), socia en Arcia Storace Fuentes Medina Abogados; como vocales Ericka Porta, gerenta de Ingeniería de Procesos en Integer Holdings Corporation; María de los Ángeles Piqué, adjunta a dirección técnica en la Asistencial Departamental Médica de Maldonado; María de la Paz Goldaracena, directora de Santander Universidades Uruguay, Natalia Montuori, directora fundadora de Grupo Magneto y su presidenta, Ana Gatti, quien dialogó con El Observador para contar más sobre la iniciativa.

¿Cuáles son los objetivos a corto plazo de RedMe?

Nuestro objetivo inmediato es consolidar RedME, nucleando mujeres que compartan nuestra misión y visión. También queremos desde el principio vincular a las socias de RedME entre ellas, ponerlas en red y apoyar este tejido para que sea sólido y abarcativo.

Culturalmente a las mujeres nos ha costado más establecer redes en las que se puedan compartir intereses profesionales. Sí tenemos redes de contención y fuertes, pero generalmente, vinculadas al ámbito familiar o de las amistades, son pocas las instancias de establecer lazos con otras mujeres que nos impulsen profesionalmente.

Para este año, ya hemos diseñado un ciclo de charlas sobre la temática de género que comienza en julio y se extenderá hasta diciembre con una charla por mes. Nos acompañarán organizaciones como ONU Mujeres Uruguay, REDMAD de Chile, la consultora en género +Diversity de España / Latam, además de referentes de género y liderazgo, como Virginia Baquet y Ximena Hernández. 

¿Qué diferencias específicas tienen con OMEU?

Nuestra propuesta de valor es específica para mujeres ejecutivas, se basa en la formación de conciencia personal de nuestro liderazgo, a través del autoconocimiento y autodefinición y colectiva, conociendo los procesos y circunstancias sociales que nos definen y posicionan en el contexto de la empresa. Queremos impulsar un cambio en el que las mujeres estemos habilitadas a tomar conciencia de nuestras capacidades, valorar nuestros logros para poder gestar y proyectar nuestro liderazgo en la empresa y desde allí a nuestras comunidades y sociedad toda. 

¿Cuáles son las mayores dificultades que enfrentan hoy las mujeres en sus carreras profesionales?

Vemos que hay mucho talento joven que entra en las empresas y que va quedando por el camino. Las dificultades no son de una sola índole: son multicausales y culturales, tienen que ver con aspectos de la propia mujer, como su autoconfianza para desafiarse y animarse a plantearse ascender a las primeras posiciones; con preconceptos y mitos que existen en la sociedad como es su desempeño o productividad en relación a la maternidad. Pero también, la falta de ámbitos de encuentro profesional y espacios donde encontrar apoyos e impulsos. La carencia de modelos de éxito, generalmente asociados a lo masculino. Es decir, la lista es tan extensa como la cultura misma que hemos desarrollado.

De todos modos, estamos en una era en la que se están desafiando estereotipos en las empresas. Hoy lo que vale es el talento y éste no tiene género. Queremos apoyar a las mujeres para que puedan expandir su liderazgo más allá de preconceptos y antiguos modelos.

¿Sigue siendo la maternidad una de esas barreras para el crecimiento profesional?

Sí, es otra de las barreras y hay que trabajar el tema desde tres grandes columnas: desde nuestras propias socias, con las empresas y a nivel de política pública.

El trabajo con las socias es en cuanto a la toma de conciencia de que no deberíamos tener que estar en una posición de elegir entre nuestra carrera y nuestra maternidad. En las empresas hay mucho por hacer en relación a cómo esta genera el contexto y las posibilidades para que la maternidad no sea un impedimento, desde el reclutamiento hasta las promociones, por ejemplo.

¿Consideran que debería haber un reglamento de cuotas para la equidad en cargos de liderazgo?

El tema de las cuotas es controvertido y rico para el debate. Es un tema en el que las posiciones individuales no siempre van a llegar a coincidir 100% en una organización como la nuestra, probablemente. Pero el debate de las cuotas hay que darlo.

Está comprobado que es un elemento acelerador del proceso hacia la equidad, más allá de que pueda haber posiciones particulares. En los países más avanzados en materia de equidad de género en las empresas hay legislación con plazos perentorios para cuotas en directorios por ejemplo. El mundo ha entendido que es algo que en un momento es necesario para acelerar el proceso, por eso planteo que vale la pena dar el debate en Uruguay.

Dicho eso, nosotras sí creemos en la meritocracia y en eso coincidimos en un 100%. A los lugares de decisión tenemos que llegar porque tenemos las capacidades y porque hicimos los méritos para llegar. Acá la discusión creo que es más si están las condiciones dadas en nuestros espacios de trabajo para que la meritocracia sea la que triunfe.

¿RedME se posiciona desde una perspectiva feminista?

Aspiramos a la equidad de oportunidades en una sociedad justa, inclusiva y sostenible, trabajando en complementariedad con los hombres.

Las etiquetas en general no son de nuestra preferencia. Sabemos lo que queremos lograr, lo que vamos a buscar y el perfil de las mujeres que queremos invitar para que nos acompañen a este proyecto. El término feminista, si bien tiene una definición clara y concreta, ha sido utilizado con algunos sentidos que no son fieles a la definición.

¿Qué aspectos puntuales hay que seguir trabajando dentro de las empresas para potenciar la equidad de género?

Consideramos que es importante que las empresas realicen un diagnóstico de su situación en este sentido y a partir de ello, identifiquen las oportunidades que tienen para cerrar las brechas que distancian a la mujer de los lugares de liderazgo. Este ejercicio lleva a la toma de conciencia y la visualización de sesgos inconscientes que limitan el crecimiento profesional de muchas mujeres. A partir de allí va a surgir el interés, tanto de mujeres como de sus pares hombres, por desarrollar procesos de selección y ascenso basados en meritocracia, en entornos seguros y donde todos los individuos puedan realizar su máxima aportación.