El apoyo al TLC con Chile y las visiones de "fractura" del Partido Socialista

"Estamos de acuerdo en casi todo, menos en el voto". Así resumía, no sin ironía, un dirigente del Partido Socialista (PS) la reñida votación que acababa de decretar el apoyo de ese sector al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Chile firmado por el gobierno a fines de 2016.

En las cuatro horas previas de discusión, los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del PS habían debatido qué caminos debía seguir la política de inserción internacional uruguaya, y ese intercambio había dejado en claro las diferencias entre las dos grandes cosmovisiones que reinan dentro del partido: por un lado, la de los "renovadores", más afines a la conducción del gobierno en materia económica y de política exterior; por otro, la de los "ortodoxos", herederos del legado garganista y críticos con el apego del gobierno a los principios del liberalismo.

Gracias a la leve mayoría del bloque "renovador", primó el apoyo al TLC con Chile, pero en la discusión se escucharon muchas voces críticas con dicho instrumento, según fuentes que participaron del encuentro.

El mapa del Partido Socialista cambió en marzo de 2016 luego de una elección interna que llevó a Mónica Xavier (líder de la corriente renovadora) al puesto de secretaria general, pero que también incrementó el peso de los ortodoxos (que impulsaron la candidatura del exministro de Salud, Daniel Olesker y perdieron solo por 23 de 1.658 votos).

Esa votación consolidó un escenario de paridad entre dos visiones diferentes que quedan en evidencia a la hora de definir la posición del partido en materia de política fiscal y la inserción internacional, entre otros asuntos de peso.

A esa "fractura" se refirió el pasado 18 de abril Alejandro Domostoj (ex secretario nacional de Organización), en una carta en la que hacía pública su renuncia al PS. Según Domostoj, el partido "está ideológicamente paralizado y desideologizado" y que su posicionamiento político "depende del ala, fracción o sector de los dirigentes que se analicen".

"Por un lado están los que pregonan una política internacional cuyo hermanamiento está con el Kirchnerismo, con la Cámpora, con el Partido Socialista Unido de Venezuela, con Podemos, con el Frente Amplio Chileno, etc. Por el otro los que se recuestan al Socialismo Argentino, al Chileno, al PSOE, al socialismo francés, etc", ejemplificó.

"El 'socialismo nacional', que operó como refugio valido en un determinado contexto histórico, es el fino hilo del que pende hoy la pesada carga histórica del partido fundacional de la izquierda uruguaya", concluyó el ahora exdirigente socialista.

Fuentes socialistas reconocieron que el partido tiene por delante "un desafío de definiciones políticas" y que salidas como la de Domostoj son "el riesgo del desencanto por una política del empate".

Lejos de desconocer las distintas corrientes de pensamiento en el Partido Socialista, Mónica Xavier dijo a El Observador que esas diferencias se "saldan con mucho debate y mucho respeto por los posicionamientos diferentes".