El arroz recibe varias cachetadas y alguna caricia, pero no afloja su batalla

Los arroceros iniciaron una siembra con otra caída en el área, menos productores y un octavo ejercicio con déficit en el horizonte, pero al menos hay algunas buenas señales desde los mercados

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26 de septiembre de 2019 a las 09:40

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El arroz comienza una zafra en la que el área puede ser la más baja en 27 años; además, luego de años de buenos resultados productivos y malos resultados económicos, en la última zafra 70 productores han abandonado la actividad, alcanzando el número más bajo desde que se tienen registros.

La Asociación Cultivadores de Arroz (ACA) estima que el área sembrada bajará por tercer año consecutivo, ahora a 135.000 hectáreas, 10.000 menos que las 145.000 de la zafra pasada y muy por debajo del máximo de 205.000 ha que el cultivo alcanzó en 1998/99.

Junto con la caída del área, está la de productores, que en la zafra 2018/19 sumaron 437, es decir 70 menos (-14%) que el año anterior y 322 menos (-42%) que los 759 productores en actividad en 1994/95, según los datos de  la ACA. Y desde la gremial esperan una caída de similar magnitud a la del área para la zafra que inicia.

 

 

 

 

El panorama del mercado arrocero es complejo. Allí no está China empujando, ni hay un crecimiento en el consumo intenso como pasa en las proteínas.

Y, por otro lado, la competencia de países muy competitivos en costos –como Paraguay– se hace sentir.

En el Mercosur, mientras los paraguayos expanden la superficie sembrada, los otros tres países la van recortando y son ocupadas por praderas para ganadería en Uruguay o soja en el caso brasileño.

En un mundo con un stock alto de arroz y  en el que el consumo en general no aumenta con la mejora del poder adquisitivo, Uruguay sigue remando con su apuesta a la mejora en la calidad, la persistencia del alto rendimiento y con algunos hechos recientes que pueden traer algo de esperanza para que en este segundo semestre del año la exportación mejore.

Los problemas climáticos en Estados Unidos afectaron al cultivo y Tailandia también atraviesa dificultades por un atraso cambiario que frena las exportaciones, pero... ¿puede ser eso suficiente para cambiar un equilibrio que en los últimos años ha sido adverso para el sector?

El informe mensual del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) trajo algunas novedades positivas. Cae fuerte la producción estadounidense respecto a la proyección de agosto, cae también la producción de India por falta de lluvias y baja levemente la proyección de stock mundial, pero el mundo está muy bien abastecido de todas formas.

La producción mundial prevista cayó en cuatro millones de toneladas, de 498 a 494 millones de toneladas y el stock final del ejercicio 2019/ 20 se reduce en dos millones de toneladas, de 174 a 172 millones.  Igual es un nivel de stock récord, similar al de 2018/19, pero 10 millones de toneladas por encima de las existencias de mediados de 2018.

Es decir que se puede tener algo de expectativa, pero muy moderada.

En Brasil el precio del arroz no se mueve de los US$ 11 por bolsa. Allí Paraguay se ha vuelto el exportador hegemónico colocando 70% de lo que Brasil compra. Argentina compite con su moneda depreciada y capta el 15% de las compras brasileñas, en tanto Uruguay, que antes dominaba ese mercado, colocó en el primer semestre solo 13% de lo importado por los norteños.

Uruguay mantiene de todos modos mercados importantes y la semana pasada logró la colocación de 60.000 toneladas en Iraq a un precio mayor a los competidores, un reconocimiento más al esfuerzo que hace la cadena arrocera.  Eso vino muy bien, porque el ritmo de las exportaciones venía tan lento que ni siquiera se pudo fijar un precio provisorio.

El contexto de ventas jugó en contra y se llegó a la negociación de precio provisorio entre la ACA y los molinos con solamente el 11% de la zafra vendida, cuando en general se llega con el 30%.

Simplemente se tomó un precio base inicial de US$ 8,75 por bolsa de 50 kilos, US$ 175 por tonelada.

A cuenta de un precio definitivo que en las últimas cosechas se ha ubicado muy cerca de US$ 190 por tonelada –US$ 9,5 por bolsa de 50 kilos–, con  rendimientos de 8.300 kg/ha promedio la facturación es de US$ 1.577 por ha, pero los costos de producción son de US$/ha 1.650, lo que llevaría a un margen negativo por octavo año consecutivo de US$ 73 /ha.

La suba del dólar en Uruguay no es suficiente para competir con los vecinos, pero va bajando gradualmente los costos de producción, que de US$ 1.610 al comienzo de esta década se fueron por encima de US$ 2.100 en 2015, pero cayeron a US$ 1.780 el año pasado y pueden llegar a quedar por debajo de US$ 1.700 en esta zafra. Y eso también ayudaría a bajar los costos industriales.

Alfredo Lago, presidente de la ACA, explicó que  “aún queda la mayoría de la zafra anterior para vender, por lo tanto los movimientos cambiarios repercuten en forma importante”.

La siembra ha empezado estrictamente en fecha y puede, por lo tanto, ser de buen rendimiento. El arroz tiene problemas cuando  la segunda quincena de setiembre y octubre son muy llovedores y en los años Niño. Al estar despejado se empieza la siembra en fecha y al no haber Niño la nubosidad en el verano no sería excesiva. Plantado en fecha y con buena luminosidad durante su desarrollo, el buen rendimiento es probable.

Pero todo eso no  ha sido suficiente y, como se adelantó, la superficie bajaría una vez más.

En los primeros ocho meses del año se exportaron 537.192 toneladas, 13.000 menos (-2,4%) que las 550.360 toneladas del mismo período del 2018. México, Perú y Brasil son los tres principales destinos, con una participación del 20%, 18% y 12% del total del volumen, respectivamente.

A ellos se suma la compra iraquí de  60.000 toneladas en la licitación por 120 mil toneladas realizada a mediados de setiembre. Se trata de la primera compra desde Iraq del arroz de la zafra pasada luego de haber adquirido el grueso de sus importaciones desde Estados Unidos más un barco de Brasil.

Según la información de las agencias, el broker que presentó la oferta ganadora de arroz uruguayo planteó un precio de US$ 562 por tonelada costo y flete. El Ministerio de Comercio de Iraq, además, compró 30.000 toneladas de arroz brasileño e igual volumen desde Paraguay, a un precio menor.

El precio de exportación se mantiene en valores por debajo que un año atrás, pero que superan los de Tailandia y Vietnam –los líderes de exportaciones a nivel mundial–.

En agosto el precio fue de US$ 448/tonelada, un 13% menor que en el mismo mes del año pasado (US$ 514/ton), pero un 10% superior al de Tailandia y 28% superior al de Vietnam. Y en el caso de Tailandia las exportaciones desde agosto están muy lentas por la fuerte apreciación de la moneda local, el baht. La moneda tailandesa es la que más ganó valor de todas las de Asia en lo que va del año y eso llevó a que en agosto las exportaciones de arroz cayeran 45% respecto a agosto 2018.

A su vez, la producción de Estados Unidos, que compite con Uruguay en algunos mercados, típicamente México, Perú y Centroamérica, tendrá una fuerte caída en esta cosecha. De 7,1 millones de toneladas el año pasado se esperaba una baja a 6,5 millones, pero el último informe del USDA la llevó a 5,9 millones. Como para tener una muy moderada ilusión de que el cultivo encuentre en este año un piso en su área sembrada.

 

 

 

Acuerdos comerciales abren nuevas oportunidades

Luego de dos años de negociaciones, el 23 de agosto el Mercosur y el EFTA (bloque compuesto por Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein) firmaron un acuerdo de libre comercio que permitirá un mejor acceso de los alimentos producidos en Uruguay.

Los países del EFTA tienen una fuerte protección del sector agrícola y agroindustrial que se expresa a través de su estructura arancelaria: en Suiza con un arancel promedio aplicado en la agricultura de  36,5%; en Noruega de 44,9% y en Islandia de 30,3%.

El arroz del Mercosur quedará libre de arancel para ingresar en Suiza a partir de la entrada en vigor del acuerdo, que la directora de Integración y Mercosur, Valeria Csukasi, estimó podría concretarse en la primera mitad de 2020. Suiza otorga además  una cuota de 1.000 toneladas libres de arancel para arroz  con destino a alimentación animal, aunque prácticamente el total que exporta Uruguay es destinado a  consumo humano.

Un poco antes se concretó el acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE), a través del cual el bloque europeo dará a los países americanos una cuota anual de 60.000 toneladas para la importación sin arancel. Aún no está definido cómo será el reparto entre los países. Uruguay es el que más exporta a la UE de los cuatro.

María Sanguinetti, gerenta de la ACA, considera que estos acuerdos son importantes porque abren oportunidades para profundizar el comercio. “Permiten mejorar los potenciales exportadores y pueden generar incentivos al crecimiento. Esto no es automático. Y desde el punto de vista de las cadenas en su conjunto implica nuevos desafíos en cómo te vas posicionando en ese mercado y seguir ganando terreno”, dijo a El Observador.

El arroz inició otra campaña con menor superficie ocupada por el cultivo, con menor producción y con mayores costos industriales por tonelada procesada por menor uso de la capacidad instalada. Salvo que haya un cambio fuerte de perspectiva, la zafra arrocera será no solo la de menor área en 27 años, sino además la que confirme que el sector más diferenciado de la agricultura uruguaya consolida una lógica nítidamente a la baja. 

Producción: Cecilia Ferreira y Cecilia Pattarino

 

Juan Samuelle

 

 

 

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