El debate por los partos sin acompañante; otro cambio que trajo el coronavirus
Como medida puntual en el marco de la pandemia, el MSP deja a criterio de los directores de las prestadoras la admisión o no de un acompañante en el parto, aunque recomienda el respeto de la ley de acompañamiento votada en 2001
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04 de mayo de 2020 a las 05:00
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En Uruguay las mujeres tienen derecho a estar acompañadas por alguien de su confianza por el tiempo que dure el trabajo de parto. Así está reconocido por ley desde agosto de 2001.
Al cabo de cinco años se reglamentó que las instituciones de la salud debían proveer los equipos de vestimenta necesarios, así como adecuar los espacios para asegurar la presencia del acompañante durante el parto. No cumplir con lo establecido generaría “acciones” de parte del Ministerio de Salud Pública (MSP), quien debe garantizar el derecho a las mujeres.
Sin embargo, el estado de emergencia sanitaria actual abrió paso a un sinfín de excepcionalidades. Entre ellas, a que se niegue el ingreso de acompañantes a partos, contrario a lo que mandata la ley. El MSP publicó en abril una serie de recomendaciones para la asistencia a la mujer embarazada durante la pandemia. Allí sostuvo que la atención del nacimiento se haría “sobre la base del respeto” a la ya mencionada ley.
No obstante, a raíz de diversos planteos recibidos desde las instituciones, la cartera informó a El Observador que hoy se deja a criterio de los directores técnicos de las prestadoras la admisión o no de acompañantes a trabajos de parto. Se exhorta además a que, de permitirse el ingreso, sea limitado a solo una persona. Se trata de una medida puntual que rige hasta el 15 de mayo, fecha en que volverá a regularse la situación en virtud de cómo evolucione la epidemia.
Esto implica que las instituciones sanitarias hoy están habilitadas a negar el acompañamiento a la mujer en trabajo de parto, en pos de extremar los cuidados preventivos por covid-19. Tal decisión va a contramano del derecho reconocido por ley a las mujeres embarazadas, aunque es una medida excepcional por la epidemia, avalada por la autoridad sanitaria del país.
A fines de marzo, la Comisión de Género del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) emitió una declaración ante “denuncias recibidas por parte de usuarias” de distintos prestadores del país. La organización exhortó a las instituciones de la salud a "cumplir con las normativas vigentes no vulnerando los derechos de las mujeres".
La asociación civil Nacer y Ser viene siguiendo el tema de cerca. La abogada María de la Paz Etchetto, integrante del colectivo, dijo a El Observador que hasta el momento han denunciado a 10 prestadoras ante el MSP, por no permitir el ingreso del acompañante. Estas se distribuyen entre Lavalleja, Maldonado, Tacuarembó, Artigas, Colonia y Cerro Largo. Si bien en un principio había tres casos en Montevideo, actualmente han modificado sus procedimientos, permitiendo el acompañamiento en trabajos de parto. A pesar de tener casos de “unos cuántos departamentos”, la abogada cree que el problema es más extenso y le preocupa la “escasa difusión” que el tema pueda estar teniendo en el interior.
Las denuncias también fueron derivadas a la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh), aunque aún no ha habido un pronunciamiento oficial. El organismo establece entre sus consideraciones preliminares que “el acompañamiento a las embarazadas” en el preparto, parto y puerperio, “materializa un elemento más de la salud de las mujeres, del recién nacido/a y de sus familias”.
Etchetto explicó que desde que el programa radial No Toquen Nada trató el tema el 20 de abril, la organización recibe entre cinco y seis consultas por día. Muchas de ellas se limitan a despejar dudas sobre el tema. Nacer y Ser debió interceder en aproximadamente 30 casos, entablando contacto directo con las prestadoras.
“Tenemos muchas consultas por parte de seguros privados, que generalmente tienen servicios contratados en varios sanatorios”, contó. Para esos casos la solución es más sencilla, ya que la organización gestiona con las instituciones para que se les asegure a las usuarias el acceso a centros médicos donde sí se admita la presencia del acompañante. Consideró que en ese sentido han tenido “buena respuesta”.
El caso del Hospital Británico
Hasta mediados de esta semana, casi la mitad de las 30 denuncias activas registradas por la organización Nacer y Ser provenían del Hospital Británico a través de sus distintos seguros médicos. Así fue hasta el pasado miércoles 29, cuando la institución comunicó que se implementaría un nuevo protocolo, permitiendo el acompañamiento.
En diálogo con El Observador, el ginecólogo del hospital Gonzalo Sotero explicó que la medida se aplicaba solo para las ocasiones en que el nacimiento se diera por cesárea, ya fuera de urgencia o coordinada. Para esos casos se había dispuesto un mecanismo de video, “para dejarle al papá una tablet con cámara y parlante, para que se pudiera intercomunicar”, relató.
“A nivel hospitalario, los tres puntos claves donde el virus se puede contagiar son: en emergencia, en CTI y en sala de operaciones. Es donde hay más transmisión cruzada”, expuso Sotero. Sostuvo que la medida apuntaba a que hubiera la menor cantidad de gente posible circulando por estos espacios. “Fue una medida de blindaje, antipática sin dudas, pero que tenía su por qué desde el punto de vista epidemiológico”, añadió.
Según dijo el ginecólogo, siempre se admitió el acompañamiento en los partos. “Incluso por la eventualidad de que hubiera una paciente covid positiva, se instauró una sala de partos en el segundo piso”, destinado por el hospital para los contagiados con coronavirus.
“El tema con el (Hospital) Británico es que fue el primero en tomar alguna medida restrictiva en los derechos de acompañamiento”, reconoció Sotero. Recordó que en un inicio la epidemia “explotó” sobre todo para este centro médico, con muchos de los enfermos pertenecientes al vector del casamiento, celebrado a principios de marzo en Carrasco, atendidos allí.
“En las últimas tres semanas no ha habido ningún paciente nuevo de los seguros que consultara”, apuntó, por lo que varias medidas de precaución, incluida la del acompañamiento en cesáreas, fueron levantadas.
La importancia del acompañamiento desde la psicología
“Tradicionalmente, asociamos las instituciones sanitarias con enfermedad y momentos de vulnerabilidad, cuando para una mujer embarazada, en la mayoría de los casos, se trata de un evento saludable y fisiológico. Poder compartir esos momentos con una persona de su elección le da mucha tranquilidad”, aclaró Carolina Farías, psicóloga del Instituto de Psicología de la Salud de la Universidad de la República, a El Observador.
Declaró que hay evidencia científica de que “la mujer acompañada tiene menores índices de ansiedad”. Señaló que incluso es beneficioso en términos de desenlace obstétrico, ya que al estar “menos angustiada, tiene menos posibilidades de necesitar intervenciones médicas y puede centrarse más en el parto”.
“La negación del acompañamiento genera mucho estrés”, afirmó la psicóloga. También comentó que la mujer que recibe a su hijo en un ambiente “para ella hostil”, a causa de no tener a alguien de su confianza al lado, tiene dificultades para “recuperarse rápido emocionalmente, y así brindar ella sola al recién nacido toda la contención que requiere”.
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