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El desafío hoy: construir excelentes lugares de trabajo para todos

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13 de julio de 2020 a las 05:04

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Por Fedra Feola
Country manager de Great Place to Work Uruguay

Los estándares de calidad de vida de las personas, en general, vienen siendo cada vez más altos, con mayor expectativa de vida incluso que varias décadas atrás; sin embargo hoy la realidad nos enfrenta a reflexionar sobre cómo ha sido esa evolución, qué tan seguras y realizadas se sienten en verdad las personas, mas allá de contar con posibilidades ciertas de confort y bienestar.

En este sentido, el ámbito laboral juega cada vez más un rol clave en el bienestar (o no) de las personas. Muchos trabajadores -en el mundo- aún no se sienten valorados ni cuidados en sus lugares de trabajo, lo que genera un impacto negativo en su entorno familiar y social, y por ende en la comunidad toda.
Con el objetivo de mejorar la experiencia laboral de cada uno; de valorar, cuidad e inspirar a cada trabajador, es que desde Great Place to Work trabajamos hace décadas con empresas y organizaciones de todo el mundo. Porque en definitiva, el objetivo final es construir un mundo mejor ¡para todos! a través de desarrollar y mantener excelentes lugares para trabajar.

En Uruguay podemos hablar de una evolución real en los 17 años que trabajamos con nuestras compañías a través de la generación de culturas de confianza, entornos de alto rendimiento que elevan y desarrollan el potencial de las personas como forma de lograr resultados de negocios sobresalientes y sustentables.

Uruguay
Nuestro trabajo en Uruguay, desde 2003, nos permite afirmar que existía y existe una relación directa entre la experiencia del empleado en la organización y los resultados comerciales y financieros de la compañía.

Cuando las personas confían en sus líderes, se sienten reconocidas, valoradas y cuidadas, logran su mejor versión en relación a productividad y compromiso con los objetivos de las empresas.
Así mismo, gracias a los cambios sociales, tecnológicos y generacionales, la vara ha sido elevada y lo que era bueno y suficiente 20 años atrás, hoy no lo es. Las organizaciones y sus líderes se enfrentan a nuevos desafíos que exigen poner en juego la efectividad del liderazgo, los valores y la confianza.

En Uruguay observamos un trabajo exitoso y constante por parte de las organizaciones que han sido pioneras y proactivas en gestionar de manera focalizada la experiencia cotidiana de sus empleados.
Es así que hoy nos encontramos cada año con mayor cantidad de compañías que comienzan a trabajar en estos aspectos, independientemente de sus rubros y el
tamaño de la organización: las personas forman parte de la estrategia del negocio.

Diversidad
Estos nuevos desafíos del mundo actual implican construir un excelente lugar para trabajar no para algunos empleados, sino para todos, sin importar quiénes sean, qué hagan o en qué lugar de la empresa están. Cobra relevancia la gestión de la diversidad, tanto cultural, profesional como emocional. Las organizaciones que ya trabajan para crear los mejores lugares para trabajar para todos están demostrando que esto es mejor para las personas, para los negocios y para el mundo.
Cada empresa u organización tendrá su forma de hacerlo, pero hay un común denominador: se trata de maximizar el potencial humano, de crear un liderazgo efectivo, de promover y consolidar valores, confianza e innovación, todo lo que lleva, en definitiva, al éxito comercial y el crecimiento financiero.

El nuevo desafío global
La pandemia del covid-19 ha demostrado en los hechos que más que nunca es fundamental trabajar en la confianza como base de las relaciones humanas: que los líderes confíen en su gente y ellos en la empresa.
Ser proactivos y operar sobre aquellas cosas que cambiarán de forma definitiva puede hacer la diferencia. Flexibilidad, aprendizaje rápido y empatía son la clave. El círculo virtuoso del la confianza se pone a prueba más que nunca, y la gestión de las personas, en esta nueva realidad, se juega a otro nivel ya que no todos los colaboradores estarán presentes en un mismo lugar y momento.

La gestión de la confianza hoy está más que nunca descentralizada y las organizaciones tendrán que trabajar en cómo acompañar a su gente de aquí en más. l

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