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31 de marzo de 2020 a las 05:01

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La muerte del exministro de la Corte Electoral profesor Rodolfo González Rissotto tras diez días internado en el CTI de la Asociación Española marca el inicio de una nueva etapa en la batalla para vencer al virus conavid-19 en Uruguay.

El sábado de noche el país entró en la lista de naciones que empiezan a contar las bajas. Todo en medio de una gran incertidumbre donde la sobreinformación y las noticias falsas inundan la mente alerta de las personas que tienen que tomar decisiones de qué hacer, cómo comportarse, cómo socializar y hasta qué pensar y a quién creerle.

El planeta entero se encuentra viviendo un estado de conmoción similar a las horas posteriores al ataque terrorista contra las Torres Gemelas de Nueva York el 9/11. La diferencia es que el impacto de los ataques contra Estados Unidos dejó al mundo en estado de confusión por algunos días hasta que la Casa Blanca tomó cartas en el asunto. En nuestro país, tras el shock inicial que se vio en vivo por la CNN, la vida pronto volvió a la normalidad.

No es el caso del coronavirus que nadie vio venir. Desde su confusa irrupción en la zona de un mercado de alimentos en Wuhan, China hasta el presente, la crisis mundial y la saturación informativa sigue en aumento.

Hay presidentes que relativizan la pandemia y pronostican decenas de miles de muertos como Donald Trump. Otros como Emanuel Macron asumen el combate igual que fuese una guerra. Hay mandatarios que declaran una cuarentena obligatoria como Alberto Fernández y otros la relativizan demostrando rasgos patológicos de conexión con la realidad como Jair Bolsonaro o Manuel López Obrador.

AFP

Entre los torrentes caudalosos de información que presentan expertos, teorías, conspiraciones, testimonios, imágenes de morgues, hospitales, enfermeros agotados y ciudadanos inconscientes, está el individuo y su cabeza.

Es allí, en el hombre y cómo enfrenta su circunstancia que empieza y termina la posibilidad de evitar que crezca el número de contagios y mantener la curva lo más cerca al horizonte posible. Es por eso que hay que vencer al miedo con responsabilidad y confiar en las autoridades del Ministerio de Salud Pública y del Gobierno Nacional en su estrategia durante la pandemia. La Academia Nacional de Medicina en un comunicado reciente destacó las medidas adoptadas por el gobierno y consideró “apropiadas las medidas graduales” implementadas.

Pero por más que venga la máxima autoridad a tranquilizar a la población hay un punto donde la decisión es de la persona, tanto de respetar las consignas de aislamiento voluntario como de tener o no tener miedo. El miedo siempre es mal consejero y peor compañero porque paraliza. Es por eso que al miedo hay que vencerlo con buena información, responsabilidad individual y empatía con el otro.

La primera baja de esta batalla, el profesor González Rissotto le escribió al presidente de la República días antes de morir por el virus: “quiero transmitir un mensaje de esperanza recordando que la humanidad ha sabido superar gravísimas pandemias en el pasado, tengámosle miedo al miedo y solo a ello, un abrazo grande”.

Honremos su memoria enfrentando al miedo. 

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