Pedro Sánchez y Pere Aragonés, en problemas por la crisis catalana.

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El escándalo del Hard Rock que disparó la crisis en Cataluña y sorprende a Sánchez

Los Comuns, el partido catalán que lidera Ada Colau y responde a Yolanda Díaz, rechazó la construcción de un proyecto turístico de la multinacional. Por eso, el presidente Aragonés se quedó sin presupuesto y llamó a elecciones para el 12 de mayo. Todo complica a Pedro Sánchez, que negociaba la polémica ley de amnistía y se quedaría sin presupuesto de España hasta 2025.
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14 de marzo de 2024 a las 01:50

Justo cuando el Gobierno de Pedro Sánchez había comenzado a encauzar la legislatura con el pacto para la polémica ley de Amnistía y enfilaba el camino hacia la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado para 2024, el tablero político de España saltó el miércoles por los aires.

La decisión del partido Cataluña en Comú —el referente catalán de Sumar— de torpedear la tramitación de las cuentas de la Generalitat de Cataluña llevó al presidente Pere Aragonés a convocar a elecciones anticipadas para el 12 de mayo. 

Y esa convocatoria ha paralizado las negociaciones para los Presupuestos, tanto que la Moncloa confirmó a última hora del miércoles que no intentará aprobarlos este año y esperará recién a 2025.

El adelanto electoral pone en evidencia la debilidad parlamentaria en que se sustenta el Gobierno de coalición y es lo que ha llevado al presidente Pedro Sánchez a cambiar totalmente sus planes, puesto que estaba ultimando las negociaciones con Sumar para cerrar un borrador y luego negociar con sus aliados parlamentarios.

Esa hoja de ruta, que tanto el Gobierno como fuentes de los partidos independentistas veían con optimismo, se frustró en el momento en el que Aragonès decidió convocar los comicios.

El motivo es sencillo: en plena precampaña electoral, ERC y Junts intensificarán su batalla por la hegemonía del independentismo, además de ser competidores directos del Partido Socialista Catalán en las urnas, y eso implica que ninguno querrá aparecer a ojos de su electorado como un partido que cede ante el PSOE en una negociación.

La legislatura española queda así en suspenso, al menos hasta que se celebren las elecciones catalanas.

La batalla entre Aragonés y Puigdemont

De este modo, se reconfigura el tablero político en la comunidad. Aunque es posible que los comicios traigan las primeras buenas noticias para el PSOE a nivel electoral desde su sorprendente resultado de las generales del 23 de julio.

A diferencia de lo ocurrido en Galicia, donde los socialistas registraron los peores resultados de su historia, las encuestas pronostican que el Partido Socialista Catalán de Salvador Illa podría volver a ganar los comicios como ya hizo en 2021 e incluso mejorar sus resultados. 

Carles Puigdemont, durante la constitución de la Asamblea Territorial del Consell de la República.

Por otra parte, ERC y Junts van a someter al test de las urnas sus diferentes estrategias: pactista la de los republicanos, y frentista la del partido que lidera el fugado Carles Puigdemont, que se perfila como el candidato de Junts.

Y una victoria en el campo secesionista de ERC, que parte por delante de los de Puigdemont en las encuestas, serviría de espaldarazo para las posiciones menos extremas y alejadas de la vía unilateral hacia la independencia, siempre más proclives a mantener una relación estable con el Gobierno.

Otra incógnita es cómo recibirá el electorado la decisión de Cataluña en Comú, la formación hermana de Sumar en Cataluña, de derribar los Presupuestos de la Generalitat.

Los comuns llevaban semanas avisando de que no iban a aprobar las cuentas presentados por el Govern de ERC si Aragonès no se comprometía a paralizar la puesta en marcha de un macrocomplejo turístico de la multinacional Hard Rock.

El proyecto, que contempla la construcción de casinos y hoteles, supone —a juicio de la formación que lidera la ex alcaldesa de Barcelona, Ada Colau— un impacto urbanístico que solo va a crear puestos de trabajo precarios y que va a generar perjuicios al medio ambiente. 

El Govern catalán trató hasta el último minuto de negociar con los comuns y, a la vez, llevaba días presionándolos incluso por boca del propio Aragonès.

No obstante, la formación, lejos de dar un paso atrás, ha mantenido el conflicto desde principios de esta semana con el apoyo expreso de Sumar, que por boca del número dos de vicepresidenta de España, Yolanda Diaz, Ernest Urtasun, aseguró el lunes que el proyecto Hard Rock "no tiene ningún sentido" y respaldó la posibilidad de rechazar los Presupuestos.

Esa posibilidad fue tomando cuerpo con el paso de los días y las negociaciones de última hora no cambiaron la decisión de derribar las cuentas, que el miércoles las dos alas del Gobierno central daban ya por segura. 

En Sumar trataban de lavarse las manos recordando que los comuns son un partido independiente que toma sus propias decisiones, aunque obviando que Díaz tiene suficiente peso político como para, al menos, haber presionado para evitar la ruptura de la negociación.

La pregunta que sobrevolaba en el Congreso era cómo afectaría este estallido del tablero político catalán a la estabilidad de la legislatura. Las fuentes de Sumar y de Cataluña en Comú intentaban quitar peso a su decisión de torpedear las cuentas de Aragonès asegurando que "el futuro de la legislatura en Madrid no debería depender" de ese desencuentro, porque ERC es "un partido soberanista" y debería tener claro que la estatal y la autonómica son carpetas diferentes.

El propio Aragonès llevaba días avisando de que un escenario como el que finalmente se ha producido con la decisión de los comuns de derribar los Presupuestos de la Generalitat pone en jaque tanto las cuentas a escala nacional como la propia legislatura. 

"Todos somos adultos y sabemos que, sin unos presupuestos en Cataluña, estamos introduciendo riesgos que no valen la pena", señalaba Aragonés hace unos días en una entrevista. Y, preguntado expresamente por Yolanda Díaz y Ernest Urtasun, aseguraba que debían ser "conscientes de la importancia de la votación sobre los presupuestos de la Generalitat".

Pese a que la decisión de los comuns siembra dudas sobre el devenir de la legislatura de España y pone en jaque las cuentas del Gobierno del que forma parte, Sumar reiteró su apoyo al paso dado por el partido de Ada Colau. 

"ERC ha aceptado la imposición del Socialismo catalán de impulsar el Hard Rock, el que sería uno de los macrocasinos más grandes de Europa con más de 1.200 máquinas tragaperras, acompañado de rebajas masivas de impuestos al juego, y que consumiría el mismo agua diariamente que un municipio de 30.000 habitantes", denunció Sumar en un comunicado, en el que acusó a Aragonès de "haber sido incapaz de llegar a un acuerdo".

Los hechos se precipitaron y ahora Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y el gobierno de España tienen un nuevo frente de tormenrta para asegurar la gobernabilidad en el país.

 

 

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