Cumbre de BRICS en 2014

Mundo > ¿Adiós al dólar?

El largo y complejo camino de los países del BRICS para alejarse de la divisa estadounidense

Las dos más grandes economías emergentes y tres de los principales productores de materias primas aceleraran el intercambio en monedas nacionales mientras analizan una moneda común
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24 de abril de 2023 a las 05:00

"Ni el euro ni el dólar están respaldados por nada, y nuestros países pueden hacer lo que el sistema de Bretton Woods destruyó", afirmó días atrás el vicepresidente de la Duma, Alexánder Babakov, en referencia a la conferencia que puso fin al patrón oro en 1944. Declaración en línea con lo anunciado por el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien adelantó que en  agosto, en la próxima cumbre del BRICS, los países que integran el bloque discutirán la idea de crear una moneda común.

La iniciativa de reemplazar al dólar como moneda en el comercio internacional no es nueva, pero cobró impulso a medida que se intensificaron las tensiones geopolíticas y las sanciones económicas y financieras cruzadas entre las grandes potencias. Por lo pronto, el grupo de los BRICS agrupa a India y China, dos de las más grandes economías emergentes, y a Brasil, Sudáfrica y Brasil, tres de los principales productores de materias primas.

La idea motorizada en una primera instancia por Beijing, que acrecentó sus intercambios con Moscú y Nueva Delhi desde que comenzó la guerra en Ucrania, apunta a que la nueva unidad de intercambio esté respaldada una canasta de materias primas y el oro. “¿Por qué una institución como el banco de los BRICS no puede tener una moneda para financiar las relaciones comerciales entre Brasil y China, o entre Brasil y todos los demás países BRICS?”, planteó Luiz Inácio Lula da Silva.

Lo hizo en su reciente visita oficial a China, ocasión en la que la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff asumió al frente del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, la institucional multilateral creada en 2014 para financiar proyectos de infraestructuras y desarrollo sostenible en los países fundadores, economías emergentes y en desarrollo, y que desde entonces ha aprobado casi un centenar de proyectos por unos US$ 33.000 millones.

La posibilidad de encontrar una alternativa al dólar como medio de pago internacional también tiene entre sus principales impulsores a Rusia. Su presidente, Vladimir Putin, anunció a mediados del año pasado que el grupo estaba trabajando en el desarrollo de una nueva moneda de reserva, ocasión en la que se refirió a una cesta de divisas. Esto en el marco de una nueva política exterior de Moscú que pone en un primer a India y China.

De momento, y mientras avanza la idea de “adaptar el orden mundial a las realidades de un mundo multipolar”, Beijing ha redoblado sus esfuerzos para utilizar su propia moneda en el comercio exterior. Hace unas semanas, el presidente de China, Xi Jinping, y Putin acordaban fomentar la adopción del yuan chino como moneda de liquidación. En forma paralela, Xi y Lula da Silva tomaron medidas el mes pasado para facilitar la liquidación en la moneda de uno de los dos países.

En lo inmediato, el objetivo de China, Brasil y Rusia es reducir los costos financieros al eliminar una tercera divisa de las transacciones. “La transición a las liquidaciones en monedas es el primero paso”, afirmó Babakov, quien consideró factible “poner en circulación una moneda digital o cualquier otra forma de moneda nueva en un futuro próximo”. Con ese objetivo, en los últimos meses se han multiplicado los contactos entre los países de BRICS. De hecho, solo en los dos últimos meses del año pasado, el Banco Popular de China compró de 62 toneladas de oro, elevando sus reservas a más de 2.000 toneladas por primera vez en la historia.

Sin embargo, y más allá de las declaraciones y negociaciones en curso, el objetivo de lanzar una moneda común para los intercambios comerciales debe superar varios problemas. El principal: las grandes diferencias que existen entre los cinco países del grupo en términos de producción, crecimiento y apertura financiera. El tema no es menor y se refleja, por ejemplo, en el PBI per cápita. A precios constantes, entre 2008 y 2021, creció un 138% en China, un 85% en India, un 13% en Rusia y un 4% en Brasil; mientras que se contrajo un 5% en Sudáfrica.

Otro factor distorsionante es el peso de China. Los datos más recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que el gigante asiático supone el 72% del PBI conjunto de los cinco países. Dominio chino que se ve reforzado por el hecho de que es un socio comercial clave para los exportadores de materias primas. Es el caso de Brasil. China es el principal destino de sus ventas al exterior con el 27% del total. Además, los intereses estratégicos de los cinco integrantes del grupo no están totalmente alineados debido, precisamente, a las grandes diferencias en sus economías.

La posibilidad, aunque cierta, por ahora luce lejana. "No es algo que se determine de la noche a la mañana. Más todavía tratándose de un mecanismo como el BRICS, en el que algunos participantes están alejados desde el punto de vista geográfico", afirma José Niemeyer, economista y profesor del Instituto Brasileño de Mercado de Capitales (IBMEC). Su lectura destaca que antes se debería cumplir muchos pasos y que el proceso contará con el firme rechazo de Estados Unidos por cuestiones económicas y geopolíticas.

Con relación a los pasos a cumplir, Niemeyer incluye la creación de una zona de libre comercio, una unión aduanera y un mercado común. Su visión enfatiza que, hasta el momento, el BRICS constituye un acuerdo de comercio e inversiones sin una estructura de integración. "Es un mecanismo político en el sentido geopolítico y diplomático", opina Niemeyer, quien considera que las recientes declaraciones de Lula da Silva en favor de una moneda común apunta a mostrar su intención de profundizar las relaciones de Brasil con sus socios del bloque.

Demian Castro, economista y profesor de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), tiene una visión diferente. Su análisis destaca que la reciente visita de Lavrov a Angola y el anuncio de que llevará el debate de reemplazar al dólar a la cumbre Rusia-África pautada para julio en San Petersburgo revela motivaciones geopolíticas y, fundamentalmente, económicas. Su análisis enfatiza el interés mostrado por Sudáfrica en crear una moneda única para los BRICS. 

Castro, no obstante, coincide con Niemeyer en que la construcción de la arquitectura financiera necesaria para una moneda común es extremadamente compleja y depende de factores políticos. Afirma, además, que el debate es el resultado de un proceso de deconstrucción del dominio del dólar. El economista recuerda que “al final de la Segunda Guerra Mundial se construyó una institucionalidad global adecuada a la hegemonía de Estado Unidos y de su patrón monetario”, y que “en gran medida en la conferencia de Bretton Woods se definió al dólar como la moneda internacional”.

“A lo largo de las décadas, el dólar se transformó en un arma muy poderosa de dominación, con un poder destructivo muy grande", opina Castro. Un hecho que según el economista ha quedado en evidencia cada vez que Washington ha decidido excluir a un país del SWIFT, el sistema de pagos internacionales.

“Esas decisiones han despertado una tremenda desconfianza entre los que apoyaban las transacciones económicas y financieras internacionales en dólares”, dice el especialista, y pone como ejemplos los casos de Rusia, Irán, y Venezuela.

"A lo largo de las últimas décadas, el descontento con este sistema se ha ido acumulando. Con el conflicto en Ucrania y el intento de excluir a Rusia del sistema financiero internacional, este proceso de construcción de un sistema monetario alternativo ha ido aumentado y tomando contornos más concretos, con extrema importancia para China y Rusia, pero también para otros países como Brasil", indicó.

Por lo pronto, hay consenso en que no es posible predecir la aparición de un mundo con esferas monetarias coexistentes, o de un sistema monetario y financiero alternativo. Sin embargo, ese mismo consenso señala la posibilidad de que las transacciones comerciales estén cada vez más comandadas por otras monedas, una meta que de alcanzarse en el seno del BRICS tornaría más atractivos el bloque para terceros. Países como Argentina, Irán, Indonesia, Turquía, Arabia Saudí y Egipto han manifestado su interés por unirse al bloque económico.

"Estados Unidos reafirma su hegemonía, pero no presente ninguna alternativa económica y financiera a los países emergentes y pobres. Evidentemente habrá reacciones. Es una disputa antropofágica. No sé si el mundo puede soportar varios estándares monetarios. Washington hará todo lo posible para socavar cualquier propuesta de moneda común, ya sea para los BRICS o para el Mercosur. En cualquier caso no será un avance pacífico. Es un proceso de destrucción y creación de nuevas institucionalidades. No es un proceso trivial que dependa solo de las buenas ideas. Es un proceso político", concluye Castro.

(Con información de agencias)
 

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