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El mayorista que celebra la mudanza del Mercado Modelo

Llegó desde Italia, le encanta cantar operas, fue feriante y es uno de los intermediarios más experientes; Cono Vallone explica por qué no dudó en aceptar el traslado al nuevo mercado
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20 de junio de 2020 a las 05:01

Cono Vallone, uno de los empresarios mayoristas más experientes en el viejo Mercado Modelo, no dudó cuando lo invitaron a ser parte del Parque Agroalimentario que construye la Unidad Agroalimentaria Montevideo (UAM) en la zona de La Tablada, donde se instalará antes de fin de año el mayor centro de comercialización hortifrutícola nacional. Fue de los primeros que se aseguró un local. Y para ayudar a quienes dudan si dar ese paso utilizó una figura bien entendible: “Hay que aprontar la carreta, cargarle los zapallos y andar... con el paso del tiempo los zapallos se acomodan solitos”.

Cono tiene 68 años. Nació en Nápoles y llegó a Uruguay cuando era un niño. Se vinculó al sector cuando era adolescente, fue feriante por algo más de 10 años y desde 1980 optó por convertirse en operador mayorista. En su local guarda un tesoro, un cajón de madera que luce la fecha de cuando lo comenzó a utilizar, en 1982.

El amor por las frutas y las verduras lo heredó de su padre, quien llegó a inicios del siglo pasado desde la provincia de Salerno y se dedicó a vender esos productos en el viejo Mercado Agrícola de la capital –actual Mercado Agrícola Montevideo (MAM)–.

Un amor que llegó desde Salerno

Sus primeras experiencias en el actual Mercado Modelo fueron en 1963. “Este mercado se creó en 1937 y todavía estaba bastante vacío, porque el Mercado Agrícola, que fue donado por Francia, tenía una actividad muy grande, pero con el paso del año esto fue creciendo y ya tiene más de 80 años”, dijo apoyado en un cajón de naranjas producidas en Salto.

Entre las primeras cosas que hizo estuvo, como muchos “tanos”, importar, madurar y vender bananas. Después fue cambiando las prioridade, con base en la demanda del mercado consumidor, vendiendo a veces mucha papa y a veces mucha fruta cítrica.

El actual mercado, indicó, quedó chico, viejo, quedó en el medio de la ciudad y molesta, tiene problemas de logística, de infraestructura, para incorporar tecnología, para que puedan entrar camiones de alto porte, es difícil limpiarlo con la importancia que tiene hoy más que nunca la higiene, por lo cual era urgente solucionar todo eso.

A propósito del encaminado traslado al Parque Agroalimentario, a un predio que tiene como límites la ruta 5, el arroyo Pantanoso y los caminos Luis Alberto Pérez y La Granja, admitió que algunos operadores se resisten. Y atribuyó eso a una cuestión habitual en el ser humano, más en Uruguay: resistirse al cambio.

Eso no le sucedió a Cono, quien entiende que la mudanza “es muy necesaria”. A tal punto que estuvo en el puñado de operadores que apenas se activó el proyecto decidió respaldarlo y realizar la gestión e inversión correspondiente. Y fue uno de los 91 operadores que ya recibió las llaves del local que utilizará en la Nave A.

“Mucha gente no creía en la obra, pero está muy avanzada, hay que ir y ver”, señaló, a la vez que reconoció que no pocos le han mostrado su respaldo porque siendo de los operadores más experientes no tuvo las dudas que sí tuvieron colegas más jóvenes, que se supone están más dispuestos a aventurarse e innovar.

Cono, que cada tanto pidió una pausa en la charla para cobrar la mercadería que sus empleados iban despachando y para dar alguna indicación sobre cómo manejar cada producto, pidió expresamente para felicitar a los equipos liderados por Alfredo Pérez (Mercado Modelo) y José Saavedra (UAM) en el marco de la operativa de transición del viejo al nuevo mercado.

También descuenta que al principio muchas cosas no serán fáciles, pero que igual es fundamental modernizarse y que así como en su momento quedó en el pasado llevar la producción al Mercado Modelo en carros tirados por caballos, ahora hay que pasar a un mercado moderno, con buen espacio y funcional, con mejor infraestructura, más higiénico y confortable para quien trae la mercadería, quien hace la intermediación y quien compra.

“Nos merecemos una casa que sea digna, de primer mundo, que no de vergüenza de mostrar, como me pasa ahora cuando recibo a algún amigo del exterior”, confesó.

En contra de sus intereses

Para Cono la mudanza tiene un costado adverso: dada su actividad diaria en el Mercado Modelo, donde se comienza a trabajar de madrugada, vive cerca, por lo tanto cuando deba ir al nuevo mercado deberá madrugar aún más.

En el actual mercado posee un área unos 200 metros cuadrados, más o menos lo mismo que tendrá en la UAM. “Nos respetaron los metros, en un mercado pensado para que estén los grandes, los medianos y los chicos”, expresó.

Él recibe mercadería desde el litoral, desde Salto, y de granjas ubicadas en la zona sur del país. Su oficio, definió, es ser comisionista. Y defiende lo que denominó “una buena intermediación”. En su caso lo que recibe y acondiciona lo redistribuye a minoristas en distintos puntos del territorio, no solamente en Montevideo.

Dijo que ese rol en la cadena es necesario y, a la vez, elogia con énfasis las relevancias de las labores de otros actores, como el productor y el feriante, considerando el sacrificio que en ambos casos demanda producir en el campo y venderle a la gente.

“Respeto al productor, pude serlo, pero no quise tener tierra y pasar por ese enorme sacrificio y me especialicé en esto, en intermediar del mejor modo”, explicó.

Finalmente, respecto a lo que sucederá en el área donde está el actual mercado, los comentarios que ha recibido aluden a torres con viviendas y áreas parquizadas con espacios de recreación. Eso, señaló, le viene bien a la ciudad y a la gente del barrio. Y descontó que si bien el cambio es para mejorar, “nos va a dar tristeza salir de acá, pero bueno, es la famosa piqueta fatal del progreso, pero acá esa piqueta es necesaria, no se podía atrasar más”.

Cantante de opera

Como buen italiano del sur, argumentó Cono Vallone, su hobby es cantar opera. “Me encantan las canciones napolitanas”, dijo. Riendo, señaló: “Es una muy buena terapia”. Cada tanto lo hacen cantar, en el mercado y en entidades vinculadas a la cultura italiana.

 

Las lechugas, los ladrillos y el arroz

Este empresario tiene una hija que no se dedicó al rubro en el que se especializó su padre, que reside en el exterior y –“lamentablemente”, señaló Cono Vallone– se dedica a otra cosa.

Esa situación corresponde a una de las grandes dificultades que tiene el sector granjero en cada uno de sus segmentos: la falta de un adecuado recambio generacional, basado en diversos factores, pero sobre todo en que no siempre se alcanza un margen de rentabilidad en una actividad muy sacrificada, que demanda gran conocimiento y esfuerzo.

“Para estar en eso hay que vivir la fruta y la verdura, saber cómo atar la acelga, como limpiar la lechuga, como manejar los cajones, cómo defender tu mercadería… es mucho más fácil, con todo respeto lo digo, vender ladrillos o un paquete de arroz”, graficó.

Recordó que uno de sus grandes amigos, ya fallecido, “Pocho” Devoto, siempre decía que lo más difícil para manejar en un supermercado es la fruta y la verdura.

Otro refrán que Vallone citó en la charla fue el que aconseja poner y trasladar los huevos en diferentes canastas: “Diversificar es vital”. Por eso desarrolla otra actividad, es transportista. “A veces me va mejor en una cosa, a veces en otra y así la llevo”, comentó.

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