El narco Marset al centro de la escena, y un pasaporte incómodo

El ministro el Interior, Luis Alberto Heber, y el de Relaciones Exteriores, Francisco Bustillo, deberán comparecer el lunes ante una interpelación del Frente Amplio, que cuestionará por qué el Estado uruguayo no evitó que Marset lograra obtener su pasaporte uruguayo para salir de la cárcel del emirato en la que estuvo durante cuatro meses por haber entrado a ese país con un pasaporte paraguayo falso. La persona que supuestamente le gestionó ese documento apócrifo fue asesinada dos días después de que Marset fuera detenido.

El gobierno se defiende desde lo legal: sostiene que, al momento de que Marset solicitó desde Dubai el pasaporte uruguayo, no tenía ningún impedimento para conseguirlo, porque no tenía causas abiertas en Uruguay. Lo cual es cierto: la Justicia le había cerrado por falta de pruebas una causa por homicidio, una requisitoria por un cargamento de drogas fue dejada sin efecto sin que hayan quedado claras las causas y había cumplido la pena en otra causa de narcotráfico. De momento no hay nada ilegal probado.

Pero eso no quiere decir que el gobierno no tenga importantes preguntas políticas por responder. En primer lugar: ¿por qué, a pesar de que el embajador uruguayo en Dubai planteó sus dudas acerca del otorgamiento del pasaporte ante información que había pasado un colega paraguayo sobre las dudas que generaba Marset en ese país (entre ellas que cayó por usar un pasaporte falso), no se hicieron más averiguaciones?  ¿El pasaporte fue “apurado” tras el reclamo del abogado defensor de Marset, Alejandro Balbi? 

Pero además la crisis cuestiona la pericia estatal para enfrentar causas complejas como la del narcotráfico internacional. Esta semana El Observador también informó que la brigada antidrogas ya estaba investigando a Marset cuando se le otorgó el pasaporte, en colaboración con la agencia antidrogas estadounidense DEA. ¿Por qué no se activaron mecanismos internos del Estado para compartir información y que no se escapara quien es sindicado como un peligroso delincuente internacional? ¿Qué llevó a que no existiera la coordinación que hubo, por ejemplo, cuando se impidió ingresar a Uruguay a un avión venezolano que traía a bordo iraníes acusados de tener lazos con el terrorismo internacional?

Con esas preguntas planteadas, el jueves por la noche se dio una vuelta de tuerca inesperada cuando Telenoche publicó un video de quien decía ser Sebastián Marset (quien se supone está  en Mozambique o Sudáfrica) en el que escondido detrás de unos lentes de sol y un tapabocas se defendió vagamente: “No tienen pruebas de nada, dejen de hablar”, dijo, y también hizo una amenaza velada y genérica: “Esto está un poquito incómodo para mí. Un poquito bastante. Les pido por favor que terminen con eso. Si tienen pruebas de algo, hablen tranquilos. Pero no tienen pruebas de nada de lo que dicen”.

La novela lleva una semana, pero seguro tendrá más capítulos.