El papa
Francisco presidió la tradicional celebración del Domingo de Ramos y la Pasión del Señor en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, y ofreció a los fieles una homilía en la que lamentó que haya mucha gente que no asuma la responsabilidad del destino de los refugiados.
En esta jornada, celebración previa a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret, el pontífice recordó que, de camino a la cruz, Jesús "experimenta en su propia piel también la indiferencia, pues nadie quiere asumir la responsabilidad de su destino".
"Pienso en tantos marginados, en tantos refugiados... y también en tantos que no quieren asumir la responsabilidad de su destino".
Ante los miles de fieles procedentes de todas partes del mundo que acudieron a la plaza vaticana a escucharle, recordó cómo cuando Jesús de Nazaret entró a Jerusalén "la muchedumbre" lo acogió con "entusiasmo, agitando las palmas y los ramos de olivo" y al grito de "¡Bendito el que viene en nombre del Señor!". Pero a su entrada triunfal le siguió una "humillación" que "parece no tener fondo" y que fue la que experimentó durante la Pasión.
Su ejemplo debe servir a los católicos para "elegir su camino: el camino del servicio, de la donación, del olvido de uno mismo" y "aprender el amor humilde, que salva y da la vida, para renunciar al egoísmo, a la búsqueda del poder y de la fama".
Al final de la celebración, Francisco se dirigió a los jóvenes y los invitó a ir a la Jornada Mundial de la Juventud que habrá en Cracovia a mitad de año: "Espero que puedan venir en gran número a Cracovia, patria de san Juan Pablo II, iniciador de las Jornadas Mundiales de la Juventud".
Al concluir, el papa deseó que la gente viva "con intensidad espiritual la Semana Santa".