Fabián Coito, entrenador de la selección sub 20

Fútbol > SUDAMERICANO SUB 20

El perfil de Fabián Coito

Con alma de maestro, espíritu de formador y paciencia de relojero, es la imagen del exitoso fútbol juvenil
Tiempo de lectura: -'
12 de febrero de 2017 a las 00:09
Metódico, paciente, reflexivo. Tan cómplice con los botijas como exigente. Dueño de una personalidad que cautiva a los futbolistas jóvenes, por la pasión con la que transmite los conceptos, y por la convicción y claridad con la que los traslada.

Ahí anda Fabián Coito regando el futuro con ese estilo que comenzó a patentar con una forma de vivir y entender el fútbol en la etapa de formación. A contrapelo, incluso, intentando descontaminar en el mayor porcentaje posible el triunfalismo perverso que llegará años después, con las exigencias del profesionalismo. Aceptando que la derrota es una enseñanza y no el fin del mundo en edades donde perder un partido puede ser traumático.

Con alma de maestro, espíritu de formador y paciencia de relojero, fue moldeando a lo largo de tantos años como docente en la cancha de fútbol una forma de trabajo que le permitió transformarse en el símbolo de las selecciones juveniles de Uruguay. Evita las estridencias y prefiere minimizar su trabajo que creció bajo el paraguas de Óscar Tabárez, en ese proyecto que cambió el rumbo del fútbol uruguayo, pero en el que desde su lugar –durante una década– le puso su impronta a la formación de juveniles.

El día que dejó de ser jugador

Actuaba en Central Español a fines de 1999 cuando le sugirieron la posibilidad de comenzar a trabajar en formativas en el club. No quería desprenderse del futbolista, pero comenzaba a comprender que su ciclo dentro del campo de juego, vistiendo los cortos, estaba llegando a su fin.

Naturalmente vivió la transición de futbolista a entrenador, incluso cuando en muchos casos suele ser traumático. Le resultó sencillo porque encontró en el trabajo con los juveniles un lugar para desarrollar la docencia y transmitir con singular estilo su capacidad para llegarle a los jóvenes, a los que no solamente les enseñó de táctica, de técnica, sino de vida, de valores y de entender la importancia de estudiar como complemento, a esa edad en la que el fútbol está muy lejos de consagrarlos y salvarlos económicamente.

Construyó en el equipo palermitano una historia increíble, porque con la Cuarta hizo de todo, recuerdan los protagonistas. Disfrutó de meriendas inolvidables, aquellas en las que ya no solo era un entrenador sino que desarrollaba multitareas para regalarle a los futbolistas sus mejores horas del día.

Iba a buscar las donaciones que hacía El Maestro Cubano y llevaba galletitas para compartir con una leche chocolatada con todo el plantel después de la práctica.

El premio de la temporada fue un título de campeón uruguayo en Cuarta, en el torneo de ascenso, que quedó grabado a fuego más por el contenido que tuvieron aquellos momentos inolvidables de enseñanzas de vida, de experiencias compartidas y momentos, que por el logro en sí mismo.

Un día le dieron la posibilidad de dirigir el plantel principal de Central Español, en 2004, pero su recorrido fue corto. Se acabó y volvió a su refugio, la formación de jugadores.

Lea también: Quién es quién en el plantel de la sub 20

Poco después llegó el salto a Peñarol, en 2005. Demostrar su calidad un escalón más arriba, con otras exigencias, y transitar con el mismo estilo. Con el de la escuela del Colegio Maturana. Ese sello de calidad inconfundible que marcó a varias generaciones de futbolistas que establecieron época en Uruguay y en el mundo. Porque creció con los salesianos en los "Sabatinos" del Padre Ellis, en las canchas del colegio donde era tan sagrado correr atrás de la pelota, como ponerle la misma pasión de lunes a viernes a los estudios en el colegio, y asistir a la misa del domingo.

Porque maduró en el colegio inspirado en las leyendas de Fernando Morena, Enzo Francescoli y Daniel Carreño, que también se habían formado en los mismos salones de clase y en la misma canchita en las competencias de la Asociación Deportiva de Integración Colegial (ADIC), institución de la que actualmente es el padrino como referencia para miles de niños y adolescentes.

Fue casi coetario de Diego Aguirre, y compañero de tantos que absorbieron la pasión por el fútbol como solo aquellos sábados de tarde eran capaces de transmitir.

En 2007 vivió su segundo gran salto y el desembarco en el Complejo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), en el que ya lleva una década. Primero con la sub 15, luego dos ciclos con la sub 17, que incluyeron finales en el Sudamericano y en el Mundial, y, finalmente, el salto al último escalón, el de la sub 20 en el que completa con el grupo que jugó en Quito su segundo ciclo.

Cuando el sábado a la noche se coronó campeón en el Atahualpa de Quito al frente de esta banda, como la define el propio entrenador y los jugadores, recordó el camino que recorrió para llegar a este presente exitoso.

Lea también: "La selección juvenil dejó de ser un trampolín; generó un sentido de pertenencia"

Hoy, a punto de cumplir 50 años, bajo el legado que le dejó el Maturana, que sigue cultivando de alguna forma como entrenador de los equipos de fútbol del colegio y liceo en las competencias de ADIC, es el símbolo para los juveniles.

Es el padre, el amigo, el referente de los botijas. El que escucha, y el que también sanciona cuando debe hacerlo para transformarse en maestro de las nuevas generaciones. Recordó recientemente Elbio Álvarez a Referí, cuando el entrenador lo mandaba a "reflexionar" por algún error y que cuando volvía al Complejo de la AUF, ya había aprendido la lección.

Por esa razón un día, en su primer viaje a Montevideo después de firmar con PSV, Gastón Pereiro llegó hasta su casa para obsequiarle la primera camiseta. O en 2015 Diego Polenta -ya como jugador de Nacional- hizo parar el ómnibus de la sub 20 que partía del Saroldi para darle un abrazo al DT.

Por todo eso, Coito se transformó en el aprendiz perfecto para desarrollar en la estructura de la AUF una escuela de campeones que el sábado a la noche lograron consagrarlo con el título continental, un registro que ningún otro entrenador había conseguido en juveniles desde 1981.


Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...