El uruguayo que combinó una pasión con su profesión y vende pedaleras para baterías alrededor del mundo

Juan Manuel Urquhart creó Maneco Labs y, casi sin querer, tuvo un negocio entre manos

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15 de julio de 2020 a las 14:46

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Juan Manuel Urquhart dividía sus días en ser ingeniero electrónico y músico amateur. Un día, allá por 2004, decidió juntar sus dos pasiones para comenzar a fabricar pedaleras para baterías que tuvieran la virtud de realizar efectos de sonido. En aquel entonces, todo era muy casero y se gestaba en la habitación de Urquhart pero el boca a boca comenzó a hacer su trabajo y -de un momento a otro- el emprendedor tenía un negocio entre manos. 

“La combinación de mis dos vocaciones me han llevado a recorrer caminos un poco diferentes a los habituales. Así nació Maneco Labs”, contó a Urquhart a El Observador. Una de las particularidades que tuvo el proyecto desde un principio fue internacionalizarse. 

Es que la novedad y la buena calidad del producto hizo que más músicos alrededor del mundo quisieran tener las pedaleras que fabrica el uruguayo. “La gente, de todo el mundo, me empezó a contactar para decirme que quería una. Para tener una idea, mi primer cliente fue de Noruega”, recordó Urquhart. 

A partir de esa primera venta, Maneco Labs se metió casi sin buscarlo en el mercado europeo, estadounidense y también en el regional. Todo, según contó el emprendedor, se hacía de una manera “muy artesanal”, lo que hacía pensar que podía ser un negocio pasajero. 

Sin embargo, Urquhart le quiso dar una vuelta más a su proyecto para forjar una estrategia y que pasara a ser una start up. “Me enteré que existía la ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación) y me incubé en Rabbit. Para hacerla corta, accedí a un capital semilla y eso me permitió acceder a un proceso de fabricación industrial”, subrayó. 

Hoy en día las pedaleras de Maneco Labs se pueden comprar en China, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, Canadá, Escocia. “Lo que hice con el dinero de la ANII fue lo mismo que hacía en mi cuarto, pero bien hecho”, contó entre risas Urquhart. “Pasé a comercializar el producto de una mejor manera y eso me permitió también aumentar los ingresos y la calidad de la oferta”, agregó. 

Más allá de la profesionalización del proyecto, Urquhart no quiere perder el balance entre algo que se hace de manera industrial pero también tiene un toque artesanal. Si bien las ventas son el principal foco, el músico e ingeniero aún sigue fabricando las pedaleras para consumo propio. “Creo que ese es el mayor diferencial, más allá de los efecto especiales, porque al yo usar el producto entiendo de primera mano lo que el cliente necesita”, comentó. 

Además, Urquhart dijo que está permanentemente en contacto con los usuarios para saber cuáles son las tendencias y las cosas a mejorar. “Tener esa retroalimentación también me ayudó a encaminarme hacia más profesionalidad”, subrayó. 

En esta línea, de cara al corto y mediano plazo, el emprendedor piensa seguir buscando un balance justo entre lo artesanal e industrial pero también quiere estar presente en más mercados para aumentar las ventas. “Hoy en día estoy en seis países alrededor del mundo, pero la idea es poder llegar a unos 80 o 100”, adelantó. 

Urquhart planea que esto se pueda dar en el corto plazo, porque ha obtenido buenos resultados y está teniendo una alta demanda que le permite ponerse en contacto con más personas del rubro. “A pesar de las dificultades, es un objetivo que creo que se va a cumplir. Luego, seguiré tratando de profesionalizarme”, resumió. 

Las barreras 

Maneco Labs surgió con una pata afuera de Uruguay. Es más, cuando se le pregunta a Urquhart por el mercado local, naturalmente responde que para él “no existe”. Esto se da por dos razones: la primera es que todos los materiales para hacer las pedaleras son importados. “Muchas veces mando cosas desde China para Estados Unidos y luego me llegan acá”, ejemplificó. 

La segunda razón, y que hace que Maneco Labs no venda en Uruguay, es que los costos hacen que el producto no se pueda comercializar. “La música, a nivel general, se sigue dando como hobby en Uruguay y en el mercado no hay dinero”, afirmó. En tanto, agregó que muchos músicos no viven de su arte y eso hace que no sea un prioridad. “Quiero apostar a nichos donde el producto pueda ser bien recibido y tenga valor”, sentenció. 

 

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