Irina Fornio es sanducera y veterinaria.

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En Dubái los caballos de la hija del jeque tienen una doctora uruguaya

La sanducera Irina Fornio atiende a los caballos del United Arab Emirates Polo
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25 de julio de 2022 a las 05:00

Irina Fornio se crió en un campo en Paysandú, en medio de vacas y caballos Criollos. Su familia se dedica a la producción rural y con el paso del tiempo ella decidió viajar a Montevideo para estudiar veterinaria. Cuando se recibió volvió a Paysandú con miras de especializarse en ganadería, pero sin saber que la vida la sorprendería y de aquel campo en la ruta 26 en el que se crió, se iría a Dubái para atender a los caballos de polo de Sheika Maitha bint Mohammed bin Rashid al Maktoum, la hija del jeque de ese país

Cuando retornó de la capital a La Heroica Paysandú pensaba dedicarse a las vacas, pero “por cosas del destino”, según contó a El Observador, se cruzó con un veterinario que le planteó por qué no se dedicaba a los caballos. Hasta el momento no lo había pensado, pero comenzó a estudiar, viajó a Brasil para hacer un curso con un profesor francés y se enganchó.

Comenzó a trabajar en el Hipódromo de Paysandú seguida por un amor y un hobby: los caballos de carrera. Desde ahí, su camino junto a los equinos no ha parado.

Irina en el campo de sus padres en Paysandú.

El mundo del polo

En 2016 una colega la invitó a trabajar una temporada en Argentina junto al polista Lucas Monteverde, en su caballeriza en Cañuelas, llamada El Overo, y “sin saber nada de polo”, se arriesgó y fue. 

Lo que comenzó como una temporada de polo se transformó en tres años de trabajo en el vecino país y luego en un salto a otro continente. Monteverde, coach del equipo United Arab Emirates Polo (UAE), la invitó a irse a Dubái a trabajar para la hija del jeque, dueña del equipo que juega en Dubái y Londres.

Al principio se asustó. “Me entró como un pánico de decir ‘¿a dónde me voy a ir?’, porque lo más lejos a donde había salido era Argentina”, recordó, pero con el “vamos doctora, vamos” la convencieron. Los primeros miedos llegaron porque no sabía inglés ni árabe, no conocía el país ni cómo sería la experiencia allí siendo mujer, “pero me guardé los miedos y dije ‘chau, vamos’”, comentó. 

Irina viaja de Dubái a Inglaterra junto a los caballos del equipo de polo.

 

El mejor lugar del mundo

En 2019 aterrizó en Dubái y su vida de viajes atrás de los caballos comenzó. Una de las características de la rutina de veterinaria de los caballos del UAE Polo es que las valijas siempre están armadas, porque se juega una temporada en Dubái y una en Londres, y los viajes son algo muy frecuente.

Si bien la vida en el exterior tiene sus cosas buenas y también extravagantes, como vivir en el piso 45 de un hotel de una ciudad que parece “de otro mundo”, como dice la canción, la uruguaya no se olvidó del pago cuando se fue a la ciudad, y se llevó consigo varias costumbres.

El mate no lo abandonó, ya que conoció a una mujer en Dubái que le vende yerba uruguaya. Además, trabaja con argentinos y con su novio, también argentino, con quien come asado. Adaptarse a Dubái siendo mujer fue fácil, porque “al lado de otros países árabes, este es muy abierto”, sostuvo.

La uruguaya se encarga de atender a los caballos del UAE Polo.

Lo que más la impresionó de esa ciudad fueron las caballerizas, que son “impresionantes”, porque aunque están en el medio de la ciudad parece que no estuvieran allí. “Es como estar en el mejor lugar del mundo de caballos en el medio de Dubái; es inexplicable”, aseguró. En el lugar hay caballerizas con aire acondicionado, piscinas para equinos y un hospital. “Es todo perfecto para trabajar ahí”, resaltó. 

En Dubái Irina trabaja en un centro en el que hay piscinas para los caballos, hospital y caballerizas.

Maestro colombiano

Uno de los desafíos a los que se enfrentó fue trabajar con un gran volumen de animales. De inspeccionar tres caballos por stud en el Hipódromo de Paysandú, pasó a ver trotes de 80 a 90 caballos. 

Uno de los desafíos a los que se enfrentó es la cantidad de animales con los que tuvo que trabajar.

En sus jornadas de trabajo, que son de lunes a lunes y comienzan cerca de las cinco de la mañana, debe mirar los trotes en la pista de vareo para detectar qué animales presentan problemas al andar, cojeo o lastimaduras, para atenderlos previo a cada partido.  Cuando detecta algún ejemplar “manco o rengo”, comienza el trabajo de medicina deportiva. También atiende cólicos y emergencias que sufran los animales.

Irina se especializó en medicina deportiva.

Además, debe ir a cada partido para recuperar a los caballos para que vuelvan a jugar.

En Dubái el trabajo fue más fácil gracias a Rodrigo, un veterinario colombiano al que Irina considera “un maestro”. Él se transformó en un referente para la sanducera. “Soy lo que soy hoy gracias a Rodrigo, que me salvó. Se me hizo muy fácil Dubái gracias a él”, aseguró. 

Irina y Rodrigo, quien es su referente.

Una vida de locos y un regreso

Los últimos años la vida de Irina se han desarrollado en un triángulo internacional: de Dubái a Inglaterra, de Inglaterra a Uruguay y de Uruguay a Dubái. 

Hace tiempo que cada diciembre viaja a Dubái, donde hay desierto y mucha luz en la ciudad, hace la temporada de partidos hasta marzo (porque comienza el verano y las temperaturas alcanzan los 50°) y durante abril los caballos hacen cuarentena previo a viajar en mayo para Inglaterra, a un pueblo cerca del campo, y con ellos Irina.

En el Reino Unido,  donde lo que más le ha costado es acostumbrarse a manejar por el lado izquierdo, la uruguaya se queda hasta agosto, cuando termina la temporada de partidos y los caballos se largan al campo hasta octubre.

En setiembre Irina suele volver a Uruguay, para visitar a la familia, “descansar dos días” y trabajar en el Hipódromo de Paysandú, hasta diciembre cuando vuelve a tierras árabes. Pero este año, la rutina cambiará.

El padre de Irina es ingeniero agrónomo y trabaja en su campo en Paysandú.

Hace seis años que Irina no se toma vacaciones y que las fiestas como Navidad o Año Nuevo las pasa en Emiratos Árabes Unios. El ritmo de vida es acelerado, y según contó, se cansó un poco “de esta vida de locos”, en la que además de trabajar mucho, extraña cosas simples de su tierra, como las comidas o el olor a invierno y a estufa a leña de Paysandú. 

“Me han dicho, estás en Dubái, cómo te podés quejar, pero uno afuera se da cuenta cómo es el país de uno”, comentó.

Por eso tomó una decisión: renunciar al equipo de polo y volver a su tierra para trabajar con animales uruguayos.

Tomó una decisión: renunciar al equipo de polo y volver a su tierra para trabajar con animales uruguayos.

Una vez en su país le gustaría no solo trabajar con caballos de turf y enduro sino también con ejemplares de polo, porque tiene fe de que es un deporte que se está desarrollando bien. 

“Estoy agradecidísima de la oportunidad, porque es única, pero hoy necesito volver y estoy feliz con mi decisión de volver a la vida más normal. Es hora de parar”, sostuvo. 

Sanducera de alma

Desde Londres, en medio de su última temporada de polo, reflexionó: “No me imaginaba estar donde estoy hoy. Siempre fui muy sanducera, muy de mi ciudad. Soy sanducera de alma, pero siempre fui muy andariega y mis padres me dieron la libertad de moverme. Hoy miro para atrás y no lo puedo creer, porque no me iba a dedicar a los caballos y hoy estoy exclusivamente para ellos”.

Polo en Dubái
 
El jeque de Dubái es un aficionado a los equinos. Tiene como hobby los caballos de enduro, una actividad que hace varios años se desarrolla en el país, y en la que varios uruguayos participan. Pero el polo, considerado “un deporte de elite”, según contó Irina, también ha crecido en esas tierras, y ahora está en auge. “Hay un gran nivel de polistas y de caballos y es un deporte que ha crecido un montón”, destacó la veterinaria. Los caballos del UAE Polo son en su mayoría argentinos. Irina explicó que estos son caballos chicos, muy atléticos y mansos, “como si fuera una mezcla entre un puro y un Cuarto de Milla”, dijo. 

Cuando se recibió de veterinaria no se imaginó trabajar con caballos.

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