Los varones registran mayores tasas de muertes violentas.

Nacional > Salud Mental

En Uruguay los suicidios son la principal causa de muerte entre los 15 y 44 años

Ocho de cada diez suicidados el último año eran varones; a ellos les cuesta más pedir ayuda
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18 de julio de 2023 a las 05:03

“Hoy es el día más triste de mi vida. La mujer que quiero, que he querido, me deja defraudado. Sé que en este momento no tengo nada que ofrecerte, sólo mi amor, pero parece que no alcanza. Sé que en muchos momentos me he portado de manera irracional, quizá por mi falta de trabajo. Por no poder afrontar, no tengo dinero para poder moverme, estoy quebrado. Tú sabes que cuando tenía, compraba cosas o casi toda la comida y podíamos salir a todos lados”. Así se despedía en una carta un varón uruguayo que se suicidó.

La estadística muestra que Uruguay batió el año pasado un nuevo récord de suicidios. Las mismas cifras muestran que las lesiones autoinfligidas intencionalmente —como le llaman los forenses— son la primera causa de muerte de los uruguayos entre 15 y 44 años. Más que los accidentes, que los cánceres o los infartos.

Y los mismos números fríos revelan que matarse —como morir violentamente asesinado— es una práctica más habitual entre los varones: de cada diez suicidios, ocho son hombres.

“Tomé esta decisión porque no podía más —prefiero este fin a que me visitaras en la cárcel— y la vergüenza y humillación que te provocaría. Perdóname, pero no soy tan fuerte hoy”, reza la nota que dejó otro suicida varón y que analizó el Grupo de Comprensión y Prevención de la Conducta Suicida en Uruguay.

“Prefiero este fin a que…” o “no tengo nada que ofrecerte…”. Aquello del “macho proveedor”, del que no llora, del que es incapaz de pedir ayuda cuando lo necesita sigue vigente en la sociedad uruguaya. “Las mujeres tienen más condicionantes para consumar el suicidio: piden más ayuda, son más solidarias las unas con las otras, sienten mayor responsabilidad por su familia…”, había explicado el sociólogo Pablo Hein. Tanto es así que “es peor perder una novia que un novio, porque se pone en juego el ideal de macho”.

Las mismas estadísticas lo reflejan: cuando se analizan los llamados a la línea de atención al suicidio o las consultas con profesionales, ellas se expresan más. Avisan. Los varones, en cambio, son de concretar sin previo aviso. Y es entonces donde la ciencia advierte de un mito que, incluso en 2023, sigue merodeando la temática: “el que se quiere matar no lo dice”. Es falso. De cada diez personas que se suicidan, nueve manifestaron claramente sus intenciones, el asunto es saber leer o escuchar esas manifestaciones.

Pero a la hora de consumar el suicidio, el varón arremete con la misma violencia con que, muchas veces, toma las decisiones. De ahí que en Uruguay el ahorcamiento sea con creces el método más extendido para quitarse la vida, seguido de los disparos con arma de fuego.

El sociólogo Víctor Hugo González entiende que “las conductas autodestructivas son practicadas mayoritariamente por hombres por una cuestión de género y masculinidades”. Y esa violencia aplica incluso para los asesinatos.

El Ministerio de Salud Pública contabilizó 403 muertes por homicidio el último año, frente a 383 que registró Interior. Nueve de cada diez víctimas eran varones.

Salvo en el Pacífico sur, y cuyas razones no están del todo claras, el desequilibrio de los sexos respectos al suicidio es compartido en todas las regiones. En Uruguay, donde la tasa general es de las más altas, esa brecha también es mayor.

"Las normas de la masculinidad funcionan a través de expectativas sociales y del autoconcepto (...) y estas normas dictan que los hombres siempre tienen que ser fuertes, racionales, dominantes, autónomos, independientes, activos, competitivos, poderosos, invulnerables, positivos", enumeró a la BBC John Murphy, coordinador de la institución escocesa especializada SHARE (sigla en inglés de suicidio, daño, conciencia, recuperación y empatía). 

Llorar, permitirse estar triste, ir al psicólogo ante síntomas de depresión no está en los planes masculinos, por lo que tiene a canalizarse por otro lado violento. “Los hombres tienden a lidiar con los conflictos emocionales externalizándolos con hiperactividad en el trabajo, haciendo deporte, viendo la televisión o usando internet, consumiendo alcohol de forma adictiva, o conduciendo de manera peligrosa para disminuir su ansiedad y para mantener la fachada masculina.

Y concluye: "La búsqueda de ayuda se ve como un indicador de la falta de masculinidad, así que muchos hombres se convencen de que tienen que resolver sus problemas por ellos mismos y no hablan de lo que sienten".

Pero pedir ayuda, por ejemplo a la Línea Vida (0800-0767), no conoce límite de sexo o edad. Es cuestión de animarse a hablar y del otro lado estar dispuesto a escuchar, estar, actuar.

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