Equinos: un negocio con las botas puestas

No está en su mejor momento, pero se defiende muy bien; el sector de los caballos enfrenta los problemas de la agroindustria y sale adelante

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20 de marzo de 2019 a las 05:00

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El negocio equino está directamente asociado a la situación macroeconómica del país y, por ende, en los últimos cinco años ha sufrido el impacto de las dificultades del agro. 
Productores y criadores manifestan dificultades a la hora de invertir, debido a la burocracia en los procedimientos y sistemas. Algo más: dicen que últimamente potenciales inversores han elegido otros destinos, por ejemplo Paraguay, en lugar del mercado local.

De todas formas, el sector equino nacional siempre resulta beneficiado por las condiciones naturales del entorno y la experiencia de los criadores. A la fecha, la dinámica nacional del rubro es estable, con cierta desaceleración en algunos renglones. Lo cierto es que la compraventa de equinos requiere más esfuerzo que años atrás y los precios de muchos animales han bajado entre 20% y 25%. La participación nacional en concursos internacionales también es menor.

¿Cómo es este sector en Uruguay? Lo primero a destacar es su complejidad al estar muy compartimentado en distintas razas, cruzas, formas de cuidado, de entrenamiento, comercialización y numerosas actividades a las que se destina el caballo, representando cada área prácticamente un mundo diferente.

Las razas referenciales son: la criolla (la más representativa por su cantidad), el purasangre (corredor por excelencia), el cuarto de milla (muy bueno para pruebas de riendas, barriles y estacas) y el caballo árabe (se utiliza bastante en enduro), con sus mezclas. 

En la Asociación Rural del Uruguay (ARU) se inscriben 6.500 potrillos criollos de pedigrí por año; unos 900 potrillos cuarto de milla y 800 potrillos árabes en ese lapso; es decir, todos recién nacidos y registrados, según afirmaron a Café & Negocios las respectivas asociaciones de estas razas. Esas cifras son buenas considerando la calidad de los ejemplares y sobre todo por tratarse de un país pequeño. 

Existen novedades interesantes en el rubro: la selección de la sangre ha mejorado la reproducción de los criollos; existe un buen flujo exportable de esa raza a Paraguay y Europa en este momento; han aparecido más compradores extranjeros de caballos árabes uruguayos últimamente. 

Desde hace un tiempo también ha surgido un mayor interés en el rubro (quizá una suerte de moda, que se suma a la tradición) por parte de nuevos criadores que han comprado fincas a unos 100 kilómetros de Montevideo.

Criollos por doquier

La raza criolla constituye cerca del 80% del total y fue declarada patrimonio cultural intangible de la República en 2004. Se calcula que existen entre 45 mil y 50 mil caballos criollos de pedigrí en Uruguay. 

El caballo criollo se distingue por su resistencia, rusticidad y poder de recuperación. Esto hace que sea el caballo de elección para el trabajo rural. 
“Es fácil de criar y de entrenar, tiene mucha habilidad vaquera (trabaja con vacas), es inteligente, se alimenta de pasturas naturales”, agregó Martín Gurméndez, presidente de la Sociedad de Criadores de Caballos Criollos del Uruguay, que cuenta con más de 500 socios.

El caballo criollo uruguayo está siendo bastante vendido a Europa. “Estamos asesorando a criadores de Alemania, Italia, Francia y Suiza. En Alemania, por ejemplo, hay más de 1.500 caballos criollos (uruguayos) registrados”, explicó Gurméndez. 

Muchos eventos se organizan en torno al caballo criollo de pedigrí. Cabe destacar al Freno de Oro, que es una competencia morfológica y funcional de la raza criolla, regulada por la Asociación Brasilera de Criadores de Criadores de Caballos Criollos (Abccc). Es considerada la prueba ecuestre más completa del mundo y ha traído una expansión importante del negocio en la región. 

En Uruguay, también están las exposiciones del Prado y del interior. En materia de pruebas de resistencia, está la marcha (una prueba insignia en la que, una vez al año, se recorren 750 km en 15 días), el campeonato nacional de enduro y las pruebas de pista. 

Otros eventos: las cabalgatas de Rocha (donde participan más de 500 jinetes cada año), la Copa Volkswagen, la Prueba Campera en Treinta y Tres, los concursos de domadores y de redomones (esto es, concursos de domadores de corto tiempo) y la Prueba Vaquera, que se realizó por primera vez este año.

“A pesar de la difícil situación del campo, hay eventos que crecen. Lo que ha disminuido es el número de participantes en las competencias morfológicas, por todos los costos y tiempo que lleva preparar a un animal. Pero la actividad de domadores y redomones sube su popularidad”, comentó Alma Elorza, expresidenta de la Sociedad de Criadores de Caballos Criollos y de la Federación Internacional de esta raza (Ficcc). 

Actualmente, Elorza está colaborando para que los potrillos criollos que se exportaron a Europa y aparecen en los Registros Genealógicos de la Asociación Rural del Uruguay se lleven a nivel de la Ficcc. "La meta es que Uruguay, Brasil y Argentina tengamos el mismo sistema de registros. Esto es importante para el futuro de la raza criolla”, puntualizó.

Los codiciados purasangre

La industria del caballo de carrera es la más fuerte del sector equino en Uruguay. Cuando durante el gobierno de Jorge Batlle, en 2003, reabrió el Hipódromo de Maroñas se generó una movida importante de purasangre; que dio un impulso al negocio hípico. 

En las carreras es donde mejor se ve la industria del caballo, por el retorno inmediato que generan. Continuamente se rematan potrillos purasangre, también con un retorno más tangible que en los casos de otras razas.

El purasangre, originario de Inglaterra, es una raza criada para correr al galope y puede ser utilizada para equitación y otros entrenamientos combinados, debido a su condición atlética.
En Uruguay, el Stud Book da unidad a los registros y autentifica las procedencias de las razas de caballos de carrera, como medio para fomentar una conveniente selección que pueda acreditarse fácilmente.

Como todos los caballos, su precio depende de un gran número de factores (sangre y condición del animal, premios ganados, si está domado o no, etc.), pero –como referencia– un potrillo purasangre en remates locales podría costar entre US$ 10 mil y US$ 20 mil. 

Los más destacados superan ampliamente estas cifras, como lo fue en su momento Invasor, un purasangre que disputó carreras en Uruguay, Dubái y EEUU y ganó 11 de las 12 en las que participó. 

Sus ganancias en premios ascendieron a casi US$ 8 millones. Pero es un caso excepcional. Se requiere una inversión muy fuerte en purasangres para que alcancen un nivel destacado de competencia internacional.

Invasor se vendió en unos US$ 1,4 millones a Al Maktoum de Rashid, un empresario de Medio Oriente. Los purasangre que nacen acá se venden al exterior, especialmente a EEUU y Brasil.

Cuarto de milla al firme

La Sociedad de Criadores de Cuarto de Milla en Uruguay cumplirá 40 años en 2020. Actualmente suma unos 150 socios. “Hace 40 años trajeron los primeros cuarto de milla de EEUU, de donde son originarios. Nuestro objetivo es fomentar la raza y lo hacemos a través de pruebas, carreras de 400 metros y el campeonato anual”, explicó su presidente, Juan Ache. 

El cuarto de milla es la raza con más caballos inscritos en el mundo, llegando a los 6 millones (más que el purasangre). Es versátil, dócil, fácil de domar, tiene un buen sentido vaquero y sirve para trabajar porque es atlético y capaz de reservar su energía, y se adapta muy bien al campo uruguayo. 

Esta raza ha sido mayoritaria en anotaciones (pruebas y morfología) en el Prado en los últimos años y está en crecimiento, explica Ache. La Sociedad estima que existen unos 8.000 caballos cuarto de milla en el país.

En próximas fechas, la Sociedad de Criadores de Caballos Cuarto de Milla hará una importación de semen congelado desde Estados Unidos, a través del Ministerio de Agricultura, con el fin de inyectar sangre nueva en los criaderos. “Estamos en negociaciones”, adelantó Ache. 

La organización también está muy activa con el tema de las carreras; este es el segundo año en el que el cuarto de milla vuelve a correr en hipódromos nacionales.

Caballos árabes for export

La Sociedad de Criadores de Caballos Árabes del Uruguay cuenta con 70 socios, 15 de cuales se sumaron este año. “Estamos dándole otro encare a la organización. Siempre se consideró que teníamos un perfil elitista, pero no es así. Queremos que se acerque más gente, incluso quienes no tienen caballo”, dijo Olivia Strauch, presidenta y también encargada de los caballos árabes en Las Rosas de Laetitia D’arenberg, en Florida. 

Los árabes se concentran mucho en el este del país, sobre todo en Maldonado, seguido de Colonia, Rocha, Florida y también hay un haras importante en Paysandú.
La Sociedad está abocada a incrementar el número de actividades para su mayor difusión. Por ejemplo, esta raza, conocida por belleza, elegancia, movimiento y gran resistencia, puede participar en estilo libre, carrera de estacas y barriles, carreras de larga distancia, western pleasure, english pleasure, rienda americana, demostración de salto, desfiles. 

En los últimos años se ha desarrollado más el enduro (carreras de resistencia) para el caballo árabe, muy populares en los países árabes. ¿Una novedad? “A partir del próximo setiembre reeditaremos las carreras de esta raza”, anunció Strauch. 

Uruguay cuenta con buenas condiciones naturales para la cría del caballo árabe (en realidad, para todas las razas) y se están exportando unos 200 ejemplares por año, 90% de los cuales son árabes puros y angloárabes, además de sus cruzas. 

Las ventas al exterior se hacen a los Emiratos Árabes, Catar y Baréin. Allí estos animales son utilizados fundamentalmente para correr en competencias de grandes dimensiones.

Sobre remates y precios

Zambrano & Cía realiza entre 25 y 35 remates al año en distintas actividades, “donde se vende casi todo, incluso en estos años en los que el sector agropecuario ha estado más complicado”, dijo Alejandro Zambrano, su director.

La empresa organiza al año unos 15 remates de entre 30 y 40 caballos criollos cada uno; es la raza que más se vende. Otra raza que se coloca bien en este momento es la árabe. 
“Pero cada raza tiene su lugar, todo se vende”, insistió Zambrano.

 Muchas operaciones se hacen a través de remates, y más aún entre particulares en el campo. Si bien los precios son muy variables, Germán Jaume, encargado del sector equino de Zambrano y Cía, da algunas ideas. 

Manuela García Pintos

Una yegua criolla puede estar entre los US$ 2.000 y US$ 20 mil. Un potrillo cuarto de milla puede rondar los US$ 2.000, mientras que un padrillo macho de esa raza, muy probado, podría estar en los US$ 20 mil. 

“Esos son precios en Uruguay. En otros países, pueden llegar a costar millones de dólares”, aclaró Jaume. Un caballo árabe puede estar entre US$ 2.000 y US$ 10 mil en el mercado local. 
Los “especiales” (destacados) se venden por US$ 200 mil, o incluso varios millones de dólares a otros países cuando se alcanza un nivel internacional. 

“Vendimos una potranca purasangre a US$ 66 mil en el mercado local en 2018; excelente transacción”, recordó Jaume. En el primer trimestre de 2019, Zambrano & Cía vendió 55 caballos árabes y planifica vender otros 150 en lo que queda del año. Todo depende de la sangre del caballo, sus características, sus programas de cría, los premios que haya ganado, las evaluaciones del jurado. Y mucho más.

Para saber
Por venta de carne equina, ingresaron al país US$ 24,5 millones por 5.535 toneladas vendidas al exterior en 2018. 
Las exportaciones del sector cárnico en general superaron los US$ 2.000 millones en 2018, según datos del Instituto Nacional de Carnes (INAC). Dicho monto representa US$ 145 millones más que lo obtenido en el año 2017. 
El incremento se debe a mayores volúmenes de exportación y también a valores promedios más altos de la mayoría de los productos exportados, de acuerdo a explicaciones del INAC.
La carne bovina representó 83% de las divisas. El ingreso por exportaciones provenientes de la carne ovina fue 13% más que en 2017, el de carne equina 13% más y el de menudencias 10% más.
 
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