Cecilia Santo, Mejor Entrenadora de 2023

Fútbol > 22ª EDICIÓN DE FÚTBOLX100

Es profe, entrenadora, mamá, trabaja en el Complejo LS y fue campeona uruguaya con Peñarol: la vida de Cecilia Santo

Cuando Peñarol la llamó para dirigir el equipo femenino de Primera división, puso una condición: que no la eligieran por ser mujer
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27 de diciembre de 2023 a las 05:02

Cecilia Santo se recibió de profesora de Educación Física con una tesis del fútbol femenino en 2013. Al año siguiente obtuvo el título de Entrenadora y en 2023 fue elegida Mejor Entrenadora en la encuesta Fútbolx100 Femenino de El Observador.

Jugó al fútbol, abandonó para trabajar y estudiar, volvió, sufrió una grave lesión y lo dejó nuevamente. Entrenó a niños, ganó un quinquenio dirigiendo la Sub 16 de Liverpool, dejó para criar a sus niñas y a fines de 2022 recibió el llamado de Peñarol. Era la segunda vez que el club aurinegro le ofrecía para dirigir. 

En la primera oportunidad dijo que no, pero aceptó el reto para este año, aunque puso como condición que no la eligieran solo por ser mujer: "Quería que se valorara el trabajo que yo estaba haciendo en Liverpool, que fuera por eso, que veían esas características en mi y no porque quedaba bien tener una mujer como entrenadora".

El riesgo era grande, pero también por eso la meta alcanzada se disfruta con mayor placer. Peñarol revirtió la tendencia perdedora frente a Nacional y ganó el Campeonato Uruguayo después de tres años, ganando tres clásicos seguidos. Cecilia Santo fue la primera entrenadora mujer en ganar un título con los aurinegros.

Pero no todo es tan fácil en el fútbol de mujeres. En el caso de Cecilia, tuvo que repartir sus días en los entrenamientos de Peñarol y en el Complejo Luis Suárez, donde entrena a la Sub 13 femenina.

"Económicamente no puedo dedicarme solo al fútbol. Es mi idea, todos queremos vivir de esto, pero hoy por hoy no podría hacerlo. Pero cuento con el apoyo de mi familia y de la de mi esposo. Él también trabaja en el fútbol (es preparador físico de la Cuarta división de Peñarol) y eso lo hace, por un lado más difícil porque congeniar las dos actividades no es sencillo, pero por otro los dos sabemos lo que significa para estar presente, cumplir los objetivos y nos vamos acomodando", contó Cecilia durante la charla con Referí.

Desde las veredas del Prado

En la vereda de la calle Venancio Benavídez, Cecilia comenzó de niña a jugar a la pelota, hasta que su padre la llevó a Montevideo Wanderers en 2003. Jugó un año con las bohemias y otro año en Progreso. 

Dejó para estudiar y regresó a los 20 años a Wanderers; después practicó futsal y en 2016 regresó al fútbol 11 jugando en Salus.

Al mismo tiempo, terminó en 2013 la Licenciatura de Educación Física y en 2014 se recibió de Entrenadora, ambos en el ISEF.

La rodilla le jugó una mala pasada y tuvo que abandonar definitivamente la práctica del fútbol. Se lesionó la primera vez jugando futsal en la liga Universitaria en 2014 y se rompió el ligamento cruzado en 2016. 

Cecilia Santo

Desde los 18 años y durante 14, fue profesora en el Club Urunday. El deporte es parte de su vida, ya que también jugó al handball y al voleyball.

Su primer tarea como entrenador fue dirigiendo baby fútbol en el Unión Vecinal, y a fines de 2015, junto a Claudia Cabaco y Sarita Figueras, iniciaron la escuelita de niñas del Unión, que aún continúa vigente.

Liverpool la llamó para dirigir la Sub 16 de fútbol femenino en 2016 y permaneció en el club durante cinco años, tiempo en el que lograron el quinquenio de la categoría y compitieron dos años en la Liga Conmebol, una especie de Copa Libertadores Sub 16: el primer año fueron quintas y al siguiente perdieron la final con Inter de Porto Alegre.

Luego se dedicó a la tarea de ser mamá (tiene dos nenas) y dejó el fútbol. Le dijo que no a Peñarol, que le ofreció la Sub 19, porque "no me servía económicamente y tampoco quería salir con mi hija tan chica" y en diciembre de 2022 la volvió a llamar el club aurinegro, ahora para hacerse cargo del equipo principal.

La idea que llevó a Peñarol y el estudio de Nacional

"Yo no tenía experiencia en Primera, pero tenía la idea de hacer un recambio del plantel, contar con jugadoras jóvenes, que ya conocía un montón porque las había tenido en Liverpool. Me parecía que podía darse porque las conocía y ellas conocían mi idea", contó Cecilia sobre el proyecto que inició en Peñarol.

Trabajar en Peñarol para ella tenía un plus: "Toda mi familia es hincha de Peñarol y yo quería ayudar al club a estar en lo más alto".

Los dirigentes aurinegros idearon un perfil de entrenador y "consideraron que yo tenía varios puntos cubiertos; solo me faltaba la experiencia en Primera división. Pero bueno, venía con esa idea de cambiar el plantel y consideraron que era correcto; era un riesgo, pero me parecía que era por ahí. Se dio el recambio, ascendí juveniles y con todo el trabajo del año pudimos transmitir la idea y coronar que era lo más importante. Estoy segura que si no hubiésemos ganado se iba a valorar igual, pero siempre es importante transformarlo en resultados", expresó.

"El fútbol femenino es un mundo aparte, en Peñarol nos sentimos super integrados, pero siempre hay cosas para mejorar. Ahora se nos dio Las Acacias para entrenar, hay que acondicionarlo porque siendo la Primera división necesitamos tener un gimnasio equipado, la gente de sanidad lo mismo, necesitan tener los implementos necesarios. Todavía falta, pero tenemos un sintético a disposición, para los clásicos nos preparamos en la Ciudad Deportiva de Peñarol. El club ha hecho una inversión enorme y tenemos que tratar de no quedar por fuera de lo que son las formativas masculinas del club, para cada día responder de mejor manera. Tenemos el desafío de la Copa y desde el día 1 contar con las instalaciones, gimnasio, sanidad, aparte de la cancha y los materiales".

Para conseguir el título, Peñarol también tuvo que atravesar otro muro: ganarle a Nacional, que había inclinado la balanza a su favor en los últimos tres años.

"Era importante dar vuelta esa tendencia. Nacional venía con más trabajo, nosotros teníamos un equipo nuevo, yo era nueva en la institución, ese era el desafío. Nacional tenía Copa, tenía todo a su favor, era poder capitalizar los momentos que se nos dieran".

Así fue que tejió la campaña que las depositó en lo más alto del Campeonato Femenino A.

"En el clásico del Apertura empatamos 0-0 y ahí vimos en que estaba Nacional, cuáles eran sus armas y sus falencias. Intentamos quedar en la misma serie en el Intermedio para recortar puntos en la Anual, no se nos dio el resultado porque perdimos 1-0 y se nos fue la Tabla Anual. El único tiro que nos quedaba era el Clausura y para nosotros todos los partidos eran una final para poder estar en la final del Uruguayo", repasó la Entrenadora.

Agregó que durante el año fue a ver a Nacional contra Defensor y en dos partidos más: "Para ver qué era Nacional y me pareció que estábamos a tiro. Planificamos explotar sus debilidades, la línea que el entrenador proponía era para nosotros una ventaja para nuestro juego. Teníamos espacios por bandas que es nuestro fuerte, con velocidad atacar esa línea de tres que no tenía tanta velocidad, llegar por afuera, centro atrás, al segundo palo. Después trabajamos la pelota quieta en contra que es un arma de Nacional, defenderla con máxima concentración, no permitir los centros al segundo palo que tienen algo marcado; el clásico que perdimos fue por una jugada de pelota quieta que no llegamos a neutralizar a tiempo. En el clásico del Clausura, Nacional ni siquiera tuvo situaciones, una jugada que se le va a la golera y después un gol en orsay. Ya en el clásico del Clausura, Peñarol logró imponerse desde todo punto de vista y a partir de ahí, ganar desde todos los aspectos, sobre todo en el emocional, Nacional venía con dudas y la semifinal fue un 2-0 claro. Esa ventaja empieza a pesar, después el 3-1 que lo dimos vuelta; habían pasado demasiadas cosas como para que Nacional pudiera levantarse. Pero bueno, todos los partidos son diferentes y en la final decisiva también, pero hicimos un gol a los 7 minutos y eso te termina de derribar".

¿Cuánto falta en Uruguay para que una mujer entrene un equipo profesional?
"Lo veo lejísimo. Hay una entrenadora que se llama Leticia Rodríguez, que dirigió la Cuarta de Central Español, estuvo ahí. Yo todo el tiempo pienso, estoy muy a gusto en el femenino, pero es un desafío. Dirigí varones en la Liga Universitaria y no es lo mismo, pienso me siento capacitada para dirigir una Séptima de varones, de chiquito, pero hay que romper mucha cosa cultural, una mujer al mando de varones, todavía hay mucho camino. Después del nivel más alto de futbol femenino, dar ese paso al masculino desde abajo, no sé cuánta gente lo haría. Yo estoy recontra a gusto donde estoy, pero imagino iniciar una carrera en formativas de varones, sería un desafío grande, pero no se si la gente que designa a los entrenadores, pondría una mujer".

Desde este año el fútbol femenino comenzó a tener mayor visibilidad, con partidos televisados en todas las fechas, y es un hecho positivo. Pero también, deja en evidencia otros que son negativos, desde el punto de vista de Cecilia: "La realidad es que nos enfrentamos a equipos que son inferiores, queda feo decirlo pero es una realidad. Siempre resalto lo mismo, admiro a las jugadoras que se presentan partido a partido sabiendo que contra los equipos grandes van a recibir una goleada y se proponen que sea la menor posible. Destaco el año de Torque, de Danubio. A Danubio le ganamos 3-0 nomás, un planteo táctico muy inteligente, correcto defensivamente, después te termina venciendo la jerarquía de las jugadoras de Peñarol o de Nacional, pero hicieron un trabajo super digno. Defensor lo mismo, se plantaron de igual a igual; Nacional en el Apertura le ganó 1-0, terminó salvándose en las últimas, y en el Clausura perdió 3-0 a la vuelta de la Copa. Las goleadas amplias le quitan valor al torneo, tiene un montón de cosas buenas la televisación por los ingresos, la difusión del deporte, pero por otro lado está eso de que los partidos a veces quedan como no está bueno esa diferencia".

Peñarol, campeón Uruguayo 2023

De todas formas, cada vez hay más equipos que mejoran sus estructuras y le brindan más recursos a las mujeres: "El problema es que no todos los equipos tienen el mismo presupuesto, por más corto que sea a veces es difícil sostener a las jugadoras de nivel, porque después vienen los equipos grandes y se las llevan porque les pueden pagar. Entiendo a los equipos menores, pero les está faltando las condiciones básicas, que por eso las jugadoras hacen el planteo que hacen; tener una cancha en condiciones, con medidas reglamentarias, materiales, un cuerpo técnico de por lo menos dos personas, cuerpo médico. Se presentan porque aman el deporte".

Es más, "a la selección le serviría que el fútbol local sea más competitivo. Es un círculo, sirve que las jugadoras estén rodando a nivel internacional, pero cuando las tenés que traer es un gasto".

La creación del Torneo Intermedio agregó competencia para el Campeonato Uruguayo Femenino: "Te da minutos, aporta rodaje y fue ideal para nosotros. Competimos durante todo el año y le da valor. Por ejemplo, Torque llegó a la final del Intermedio, al equipo le da una motivación extra, a la institución también para invertir. Con poquito está cerca para ser competitivo con los equipos grandes".

La creación del equipo campeón

Salvo cinco o seis jugadoras de Peñarol, la mayoría tiene otras actividades paralelas que no les permiten dedicarse 100% al fútbol. "Apostamos a que estén a disposición; nuestro plantel tenía un promedio de 19 años y algunas están terminando el liceo. Hay jugadoras que trabajan en Tacurú barriendo las calles, después es difícil exigirles que puedan responder al máximo porque el cuerpo no se lo permite. Están siete u ocho horas paradas. Todavía estamos muy lejos que todas las jugadoras se puedan dedicar", manifestó la entrenadora.

Sobre cómo elaboró el equipo campeón, sin haber dirigido nunca en Primera, agregó: "Al principio yo sentía que era parecido (a entrenar juveniles) porque conocía a un montón de las jugadoras. Me costó con las más grandes porque tienen otra experiencia y habían pasado por otras personas y cada uno tiene sus formas. Tenía que pasar el tiempo, conocernos, que creyeran en la idea, cuál era el camino. A partir del Intermedio eso se dio y pudimos amalgamar las situaciones, que las jugadoras entendieran que podían jugar en otra posición, que cada una asumiera el rol que tuviera que asumir para llevar a Peñarol a lo más alto, dejando de lado el deseo individual y priorizando el equipo. El lema que yo tengo, 'ninguna jugadora es más importante que todo el equipo', es una frase conocida, pero real. Tuvimos jugadoras fuera de puesto durante mucho tiempo, porque el equipo lo necesitaba: el caso de Jemina Rolfo, que volvió a jugar en su lugar; Sasha (Larrea) quedó en la zaga porque con la llegada de Daiana (Farías) decidimos que siguiera ahí, ella es volante central; todas se adaptaron, estuvieron comprometidas al 100% y el resultado está a la vista, que era necesario en ese momento, era la manera de lograr el objetivo".

 

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