Cuando en enero de 2001 lo fueron a buscar para que asumiera el rol de rescatista de un club de fútbol, en crisis y condenado a naufragar, nunca imaginó que 22 años después su gestión se transformaría en todo un símbolo. Mucho menos, que sería el presidente más importante de la historia de Liverpool y que implementaría un funcionamiento empresarial en una asociación civil sin fines de lucro tan exitoso como ninguno entre sus pares.
Camilo Dos Santos
¿Sabías que Palma nunca había sido dirigente de Liverpool hasta 2001? Que era socio desde 1960, que su vida en el fútbol transcurría en la tribuna como hincha, que era conocido porque lideraba la empresa que esponsoreaba al club y que nunca, hasta la primera elección del siglo XXI, había ido a votar. Su único vínculo, más allá del sentimental que tenía con Liverpool, era el aporte económico a cambio de publicidad en la camiseta.
Hubo un detalle en esta historia, que se transformó en la piedra angular. Ocurrió cuando a Palma le ofrecieron ser presidente de Liverpool y estableció como condición que quería tomar las decisiones. Pretendía dirigir al club como a su empresa.
En plena crisis, desesperados los dirigentes en funciones porque sin ese medio millón de dólares no podrían competir en el Campeonato Uruguayo de la B en 2021, le entregaron el club.
Palma le puso a un club de fútbol una visión que no existía y que solo implementarían años después las SAD, bajo el concepto de fútbol como negocio. En su caso, todos los beneficios económicos fueron para el club y en febrero de este año fue elegido por los socios por duodécima vez como presidente.
Va camino a transformar a Liverpool en el tercer grande
Después de 22 años al frente de una comisión directiva la primera pregunta que surge naturalmente es, ¿si la gestión de Palma en Liverpool es una dictadura encubierta? Con su estilo tan particular, en una muy constructiva y enriquecedora entrevista que le realicé en 2019 le pregunté directamente por el tema y de qué forma respondía a los comentarios en los que lo tildaban de autoritario. Esto me dijo: “Sí. No lo negué y no me molesta. Quien dice eso, dice la verdad. Es la forma en que entiendo debo manejar a Liverpool. Pero entendámonos bien, y le pido que quede bien claro esto: fui votado 10 veces (actualmente son 12), por tanto lo podemos interpretar como una dictadura democrática, ¿verdad? Además, ¿sabía usted que hubo lucha electoral el primer año (en 2001) y que a partir de la siguiente ya no hubo más? Y que llevamos 19 asambleas (ahora son 23) aprobando balances. Y le aseguro que no hubo más de 10 votos negativos en todo ese tiempo, y a cada asamblea van no menos de 100 socios, porque son numerosas y se desarrollan durante cuatro o cinco horas”.
¿Qué fue lo que consiguió Palma? En un fútbol con clubes empobrecidos en su gestión, le puso cabeza empresarial al mejor negocio que existe en Uruguay (el fútbol) para beneficio del club y no propio.
Entonces, se peleó con todos los que entendió que perjudicaban el negocio de su club. Con los empresarios que le llevaban jugadores, con los que le querían sacar los mejores beneficios del negocio y dejar seco a su club, con los que le ofrecían jugadores a precio de mercado internacional para el fútbol uruguayo y reforzó su propia fábrica de jugadores.
Leonardo Carreño
Se peleó con el empresario Daniel Fonseca y lo denunció ante la junta antilavado, BPS y DGI. Se enfrentó a todo aquel que le quisiera sacar lo que era de Liverpool. Y estableció las nuevas reglas y el concepto de que con Palma no se juega.
¿Qué ocurrió entonces? Liverpool aprovechó las fortalezas de Palma (su capacidad empresarial y como negociador) y Palma las del club (es su cable a tierra, como lo definió), entonces se generó una sinergia que le quedó cómoda a los socios e hinchas del club y a él.
¿Sabías que Palma le abrió una línea de crédito sin cobrar intereses de más de US$ 3.000.000 al club para el funcionamiento en los primeros años?
¿Sabías que con ese dinero y con su administración transformó un club inviable y deficitario en el más poderoso del fútbol uruguayo y con mayor proyección a futuro, incluso más que Nacional y Peñarol? Esta mañana el segundo vicepresidente de Nacional, José Decurnex, reconoció que Nacional tiene deudas por US$ 38.000.000.
No podrá igualar a Nacional ni a Peñarol en popularidad ni en su historia, pero en los nuevos valores en los que se mide el fútbol actual (tiene la mejor cantera en formación y vigencia deportiva) dejó lejos en las tablas a sus pares que pelearon por el rótulo de tercer grande y en los últimos cinco años les pasó por arriba, con siete títulos y con 60 puntos de diferencia sobre el mejor del fútbol uruguayo sin considerar a los grandes. Ah, y a la hora de medirse con los dos poderosos, tiene un triunfo menos que Peñarol en 177 partidos y más goles que los aurinegros. El único que aún le queda lejos, por ahora, es Nacional.
Esta tabla habla de 2019 a 2023 en el fútbol uruguayo lo dice todo por sí sola:
Equipo |
Pts |
J |
G |
E |
P |
GF |
GC |
Nacional |
344 |
176 |
98 |
48 |
30 |
302 |
155 |
Peñarol |
326 |
177 |
90 |
56 |
31 |
255 |
148 |
Liverpool |
311 |
177 |
89 |
44 |
44 |
299 |
196 |
River Plate |
250 |
177 |
65 |
55 |
57 |
222 |
213 |
Wanderers |
242 |
177 |
65 |
50 |
63 |
216 |
223 |
La ventaja de tener una caja de resonancias de club chico
Para llegar hasta este lugar, Palma tuvo la ventaja de estar al frente de un club chico, en donde los errores se minimizan, los fracasos no generan crisis y los éxitos tienen una enorme caja de resonancias.
¿Palma hubiera resistido 22 años en Nacional o Peñarol en los que necesitó 14 años de aprendizaje? No, lo hubiera devorado el sistema.
¿Palma hubiera resistido 22 años (hoy no está permitido por Estatuto) al frente de la AUF? Tampoco, porque fue el principal detractor de la inversión en el proyecto de Tabárez, que fue el que generó la transformación de las selecciones.
Sin embargo, es el héroe de esta historia de Liverpool porque aprendió de cero en un negocio que desconocía, pagó derecho de piso y le puso las mejores herramientas del manejo empresarial en el difícil negocio del fútbol.
Palma se equivocó y los socios lo esperaron. Durante 16 años insistió con un estilo conservador, defensivo y que entraba en desuso, con el que se fue a Segunda División (en 2014). Se dio una y otra vez contra las paredes con el primer equipo mientras siguió fortaleciendo el semillero, y le siguieron dando el crédito hasta que en 2017 Paulo Pezzolano le solucionó el nudo que tenía en el club y comenzó a fluir la organización.
Palma lo sabe y así lo reconoció. “Aprendí de los errores que cometimos y como el socio de Liverpool tuvo paciencia y me dio tantos años de gobierno, pude tener tiempo para equivocarme y corregir errores cometidos en el pasado”.
También, y aquí está la clave, hay un concepto de la gestión Palma que lo define: “Los procesos en los clubes de fútbol son largos, porque se trata de incorporar cambios que demoran muchos años en dar frutos. Por ejemplo, usted hace una buena captación, de chicos de 11 a 13 años, y debe invertir durante siete u ocho años para que ver si llegan a Primera división. Si soy presidente por dos años, seguramente no tenga el mejor ánimo de apostar a largo plazo, porque esa plantita no la puedo seguir cuidando y no es lo mismo poder manejar procesos de largo aliento que en el fútbol son imprescindibles. Es imposible pensar que en dos, tres, cuatro o cinco años se pueda lograr objetivos de largo aliento”.
LEONARDO CARREÑO
Luciano Rodríguez, José Luis Palma y Fabricio Díaz
Entonces, con la paciencia del hincha, las ventajas del microclima de Liverpool, su capacidad para negociar (había que sentarse a vender a De la Cruz a River argentino y plantarse hasta conseguir lo que quería, o rechazar en julio pasado US$ 9.000.000 por Luciano Rodríguez) y su idoneidad en el manejo empresarial, elaboró este proyecto de un club en Uruguay que no tiene techo: en la cancha ganó siete campeonatos desde 2019 a la fecha (más que Peñarol y dos menos que Nacional), factura millones en transferencias, terminará de construir a un costo de US$ 5.000.000 La República (el moderno complejo deportivo de juveniles, que finalizará con la venta de Díaz al fútbol catarí), proyecta construir un estadio de 12.000 personas (que llegará con el próximo pase de De la Cruz) y tiene en caja el dinero para pagar el presupuesto del club hasta la temporada 2027. Ah, y la próxima semana puede recibir un bono de US$ 1.000.000 si gana el Uruguayo y ya se aseguró un piso de US$ 3.000.000 para 2024 por jugar la fase de grupos de la Copa Libertadores.
Mientras el resto de los clubes chicos eligieron el camino más cómodo de la Sociedades Anónimas Deportivas para resolver los problemas que los dirigentes no pudieron durante tantos años en medio de las nuevas reglas que plantea el fútbol del siglo XXI, Palma, con su estilo de “dictador democrático” se metió en la historia de los clubes del fútbol uruguayo.