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Sueldo de US$ 200 mil antes de salir de facultad y trabajo 24 horas: la jaula de oro de los superricos abogados de New York

Aumentar los salarios puede ser racional, pero los líderes de los bufetes de abogados también deben mostrar una visión a más largo plazo

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05 de agosto de 2021 a las 14:43

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Andrew Hill

La simpatía por los abogados con un salario inicial de US$200,000 recién salidos de la facultad de Derecho es escasa en el mejor de los casos. Y, actualmente, no estamos viviendo en el mejor de los casos.

Sin embargo, la búsqueda por parte de las firmas estadounidenses de más abogados para lidiar con el auge de acuerdos que han surgido en la última fase de la pandemia no es sólo un tema de conversación para las élites de Wall Street, o un ‘pararrayos’ para la indignación de los activistas a favor de la igualdad. Conlleva implicaciones para los bufetes de abogados del “Círculo Mágico” (los cinco bufetes más prestigiosos) de Londres, y para la calidad de las transacciones y la calidad de la vida de las personas que las realizan.

En junio, Milbank, un bufete de élite estadounidense, estableció un nuevo punto de referencia salarial de US$200,000 para los asociados durante el primer año. El bufete rival, Davis Polk & Wardwell, lo superó inmediatamente, y Milbank y otros despachos igualaron la cifra más alta. Algunos bufetes están pagando bonos de incorporación, de referencias y de retención, los cuales pueden llegar a los US$250,000 en el caso de abogados a mitad de su carrera.

Bruce MacEwen, de Adam Smith Esq., una exclusiva consultoría de gestión de despachos de abogados, ha comparado los bonos con la “paga de combate”. Como una proporción de los ingresos producidos, o divididos por las muchas horas que las firmas esperan que los nuevos empleados trabajen, los pagos no son ni irracionales ni particularmente obscenos, al menos según los estándares de los profesionales de Wall Street o de la City de Londres.

La promoción de 2022 de la Facultad de Derecho, con un año más de estudios por delante, ya está recibiendo ofertas de los empleadores. Un estudiante estadounidense que ha optado por no dedicarse al derecho corporativo ha calculado que al menos dos tercios de su clase lo harán. “El dinero es bastante deslumbrante, otros amigos lo están haciendo y muchos de sus profesores tomaron el mismo camino”, me dijo él.

Si ellos estudian en una facultad destacada, las firmas vienen a entrevistarlos al campus y alivian el estrés del último año con una garantía de trabajo. El salario sirve para pagar la deuda estudiantil o para comprar la primera vivienda. Los estudiantes de abogacía saben que tendrán que trabajar más de lo que jamás lo hayan hecho, pero planean renunciar una vez que consigan ese objetivo. Eso es suponiendo que puedan y quieran quitarse las esposas de oro.

Se trata de un pacto fáustico, ha dicho MacEwen, y no sólo por las extenuantes horas que se espera que los nuevos abogados trabajen. Cuando la actividad de los acuerdos disminuya, los socios buscarán reducir los costos fijos deshaciéndose del personal subalterno mejor remunerado.

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El ‘agente del diablo’ también participa en las decisiones de las compensaciones hechas por las propias firmas. “Todos los que hacen fusiones y adquisiciones (M&A, por sus siglas en inglés) están haciendo un máximum esfuerzo y todo se produce en grandes volúmenes, con mucha velocidad, como si el día de mañana no existiera”, comentó Dana Denis-Smith, la fundadora de Obelisk Support, una firma que suministra servicios jurídicos. Algunos acuerdos que normalmente llevarían tres meses se están completando en tres semanas, lo cual aumenta el riesgo de sufrir agotamiento y de cometer costosos errores. El trabajo remoto, el cual elimina la camaradería que compensa parte de la presión, provoca más atrición y mayores costos de retención. Parece más un ‘círculo vicioso’ que un Círculo Mágico.

Los veteranos se encogerán de hombros y dirán que ésta ha sido siempre la compensación para los abogados corporativos. Las recompensas para los que se mantienen en este camino son más abundantes que nunca. En el Reino Unido, los socios de capital de los grandes bufetes, como Clifford Chance y Allen & Overy, han cobrado una media de casi £2 millones cada uno en el último año, gracias a las actividades de fusiones y de ofertas públicas iniciales (OPI). Con razón que no les importa aumentar los salarios de los contratados para competir con los bufetes estadounidenses.

Pero el núcleo de jóvenes abogados ambiciosos que simplemente preguntan “¿Dónde firmo?”, independientemente de la carga de trabajo, puede estar disminuyendo. Según Denis-Smith, el riguroso régimen está expulsando a las mujeres de los grandes despachos y, en algunos casos, de la profesión.

¿Qué pudiera romper este ciclo? La automatización pudiera eliminar parte del trabajo pesado, pero no todas las firmas están tan avanzadas como deberían.

También pudiera ayudar si los clientes corporativos hicieran lo que predican en cuanto a la conciliación de la vida laboral y la familiar a la hora de dotar de personal a las operaciones que desean realizar. Sin embargo, una encuesta realizada por Thomson Reuters, para sus clientes, muestra que el 61 por ciento de los abogados estadounidenses creen que deben estar disponibles en cualquier momento. En cuanto a la limitación del contacto fuera del horario laboral, sólo el 37 por ciento se siente capaz incluso de discutir esta posibilidad con todos o con la mayoría de los clientes.

“El enfoque de los clientes estadounidenses ha sido: 'Consigue que mi maldito acuerdo se haga' en lugar del costo de conseguirlo”, explicó Tony Williams, un ex socio director de Clifford Chance y actualmente director de Jomati, una compañía de consultoría.

MacEwen ha sugerido pagarles más a los asociados sénior, los “tenientes de pelotón” que aportan tres o más años de experiencia a las negociaciones. Cuando la actual marea de M&A disminuya, los bufetes también pudieran considerar la posibilidad de ampliar los incentivos para incluir la capacitación y el desarrollo en el campo de los negocios y de las finanzas. Eso prepararía a los asociados para una carrera más larga y consolidaría su afinidad con su antigua empresa si la abandonan.

En otras palabras, en lugar de torturar la vieja ecuación de horas facturables, de honorarios de los clientes y de remuneración, los líderes de los bufetes de abogados deben ejercer una visión a más largo plazo. Algunos lo están haciendo, pero yo no albergo grandes esperanzas. Después de todo, los estudiantes no son los únicos que se dejan deslumbrar fácilmente por el dinero.

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