Estados Unidos y Venezuela se pelean por un "agente bolivariano" que inquieta a Maduro

En el centro de la trama –con los trazos de una saga de Hollywood– está la figura escurridiza y opaca del colombiano Alex Nain Saab Morán, acusado por medios y voceros políticos de ser el “testaferro” del presidente Nicolás Maduro, detenido desde el 12 de junio en una cárcel de Cabo Verde, y con una solicitud de extradición a los Estados Unidos.

“El hombre de los secretos de Maduro”, lo presenta la revista colombiana Semana. El “receptor (…) de millonarias contrataciones y negocios de distinta índole” mientras Venezuela “se hundía en un interminable colapso”, apunta el portal venezolano de investigación periodística Armando.Info, que le sigue paso a paso la pista a Saab desde 2017.

“El colombiano es la ruta para llegar a las fortunas ocultas de Maduro y su séquito”, afirma el diario El Comercio de Ecuador, país por donde también movió sus hilos Saab bajo la administración de Rafael Correa. Él conduce, sigue el medio, a los movimientos de oro y dólares del régimen y a los acuerdos con Turquía, Rusia e Irán.

Estados Unidos lo tiene en la mira y en julio de 2019  lo acusó, junto con su socio Álvaro Pulido Vargas, de lavar dinero mediante un esquema de sobornos que le habría permitido transferir a cuentas en el extranjero US$ 350 millones.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos sostiene, según AFP, que Saab sacó provecho desde 2016 a contratos sobrevalorados para abastecer a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), un programa de subsidio destinado a una población que padece hambre.

Fue la acusación  de EEUU la que activó la alarma roja de Interpol cuando la aeronave que transportaba a Saab de Caracas a Teherán hizo una parada técnica en el aeropuerto internacional Amílcar Cabral de la isla de Sal, en Cabo Verde, esa noche del viernes 12 de junio.

Días antes, la Fiscalía General de Colombia le había asestado un primer golpe, al iniciar el proceso de extinción de dominio contra bienes de Saab en Barranquilla, donde nació en 1971, valorados en 35.000 millones de pesos (cerca de US$ 10 millones), según cuenta Semana.

En Colombia se le procesa por lavado de activos, enriquecimiento ilícito y exportaciones e importaciones ficticias.

Ese hombre, que por una década se ha movido a las sombras del régimen venezolano y ha tejido una red societaria por varios países del mundo y se ha enriquecido a manos llenas  –un apartamento en el bulevar Saint Germain, de París; otro más en la Via dei Condotti, en Roma; una mansión en Estambul, yates, aviones privados, obras de arte, enlista El Comercio de Ecuador–  era al momento de su detención un flamante “agente del Gobierno Bolivariano de Venezuela” en el cumplimiento de una misión “de carácter humanitario”, según declaró el propio gobierno.

El comunicado oficial del gobierno de Maduro dice que Saab, cedulado venezolano, estaba en  destino –no se dice cuál–  a adquirir alimentos para los Comités Locales de Alimentación y Producción (CLAP), medicamentos, insumos médicos y otros bienes para atender la pandemia. La detención es denunciada como parte de “la agresión y asedio contra el pueblo venezolano”. 

El ascenso

El Heraldo de Barranquilla reivindica que la foto más publicitada de Alex Saab –cuyos negocios le han exigido el bajo perfil– apareció en sus páginas sociales en mayo de 2011.

En una nota titulada  El imperio turbio de Alex Saab se cuenta que el entonces pequeño empresario de gorras, llaveros y uniformes asistió a la boda de una cuñada. Iba de esmoquin, cabello hacia atrás y sin mirar a la cámara, describe el diario, que consigna, de paso, el intento frustrado del barranquillero, de ascendencia libanesa, de ser aceptado en el Country Club local.

Aunque el diario indica que poco se sabía de él más allá del área urbana de su caribeña ciudad natal, está documentado que Saab comenzó su intercambio comercial con Venezuela mucho antes de 2011, aprovechando la existencia de un generoso régimen de control cambiario para su tipo de negocios.

En noviembre de 2011 dio un salto a primer plano, cuando apareció entre los firmantes de acuerdos binacionales colombo-venezolanos que suscribieron en el Palacio de Miraflores los mandatarios Juan Manuel Santos y Hugo Chávez, quien fallecería en 2013.

Saab actuaba en representación del Fondo Global de Construcción, una firma con presencia en Colombia, Venezuela y Ecuador, que logró un convenio para la construcción de viviendas prefabricadas.  Ese día, se afirma, entró por la puerta grande, que seguiría ampliándose, al asegurar “de golpe entre 500 y 600 millones de dólares”.

¿Cómo hizo? ¿Cómo logró saltar de una modesta posición en Barranquilla a jugar en el mismo tablero dispendioso, ajeno a todo mecanismo de control legislativo y aún potente de la “revolución bolivariana”?

Medios de Venezuela y Colombia han establecido los nexos entre Saab y la exsenadora Piedad Córdoba, afín al chavismo, como una vía de llegada a los predios de los jefes bolivarianos. Pero ella, aunque lo conoce y coincidió en Caracas con Saab, lo ha negado.

El Heraldo refiere que Saab, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, comenzó en 2009 a establecer vínculos “corruptos” a partir los hijos de Cilia Flores –la esposa de Nicolás Maduro–, Walter, Yoswal y Yosser Gavidia Flores, conocidos como “los chamos”.

A través de ellos, allanó la ruta hacia el poder de la cúpula venezolana para Saab junto a su curioso socio Álvaro Pulido Vargas, quien hasta el año 2001 se llamaba Germán Enrique Rubio Salas.

¿Por qué el cambio de nombre? El periodista Gerardo Reyes, director del equipo de investigación de la cadena Univisión –ganador en 1999 de un Pulitzer, compartido–  en una nota de marzo de 2017 explica que con la nueva identidad sepultó un escándalo internacional de narcotráfico al cual fue vinculado. El abogado de Saab en Miami confirmó la información vía correo electrónico a Reyes.

Ese año de 2017, Saab empieza a salir de las sombras cuando la exfiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, al romper con el chavismo, lo señala como el "socio corrupto" de Maduro en los CLAP. 

La extradición

Al cumplirse dos semanas de su detención en Cabo Verde, Alex Saab y Venezuela han perdido los tres primeros rounds de estaba refriega jurídico-diplomático, de la cual pueden llegar a desprenderse revelaciones políticas y económicas de gran calado.

El Tiempo de Bogotá, citando una fuente federal estadounidense, hace alusión a los dos primeros: Cabo Verde aceptó capturar a Saab y cuatro días después confirmó la legalidad de la medida.

El tercer round ocurrió el martes de esta semana cuando el Tribunal Supremo de esta república africana rechazó una solicitud de habeas corpus intentada por la defensa de Saab esgrimiendo que la detención había sido ilegal porque el detenido estaba protegido por “la inviolabilidad personal como enviado especial de Venezuela”.

Ahora Estados Unidos tiene la vía libre para tramitar una solicitud de extradición con un país con el que, sin embargo, no tiene suscrito tal acuerdo. ¿Lo logrará?

El portal caboverdiano A Semana advierte que la entrega de Saab a Estados Unidos pudiera ocurrir en el marco de la Convención de las Naciones Unidas contra la Criminalidad Organizada Transnacional, de la que Cabo Verde es firmante. El diario estima que será un proceso complejo y largo y que su país estará sometido a las presiones tanto de Estados Unidos como de Venezuela y sus aliados: Cuba, Irán, Rusia. 

El portal Primer Informe señala, según fuentes de la investigación federal, que la  extradición de Saab a Estados Unidos será anunciada en los próximos días, y que una aeronave de la DEA despegó el martes hacia Praia, la capital de Cabo Verde, para llevar a Miami al reo colombo-venezolano. Sería un amargo retorno y sin escala técnica.