La entidad financiera de origen canadiense, cuya filial estadounidense es el décimo banco del país en volumen de activos, fue acusada, entre otros cargos, de haber permitido a delincuentes lavar varios cientos de millones de dólares. TD Bank se comprometió a reestructurar sus procedimientos y a un período de prueba de cinco años. Pagará 3.000 millones de dólares en multas.