Las criptomonedas han sido comúnmente asociadas con riqueza. Muchas personas piensan que se trata de un método fácil y novedoso para hacer dinero en poco tiempo, aunque eso está más bien lejos de la realidad. Las criptomonedas no suelen ser un método para hacer dinero, sino que ellas mismas son el dinero. Sin embargo, estafadores de todo el mundo han aprovechado ese error común para prometer ganancias irreales a todo aquel que "invierta" en sus plataformas, sistemas o tokens.
Lamentablemente, el criptomundo no está exento de la tendencia que envuelve a la industria tecnológica y es tierra fértil para toda clase de estafas, dado que hace falta mucha educación, formación de conciencia y, fundamentalmente, regulaciones sobre la temática, su complejidad y la posibilidad de lucrar. Esto llegó al punto en que muchas personas consideran o incluso aún creen que las criptomonedas son un engaño, sin saber diferenciar entre iniciativas inescrupulosas y proyectos legítimos.
Criptomonedas y crimen organizado
La DEA ha señalado que cárteles mexicanos como Sinaloa, Jalisco Nueva Generación o Los Zetas han comenzado a utilizar monedas virtuales como Bitcoin para el blanqueo de capitales a través de transacciones en la dark web. El uso de métodos de lavado del siglo XXI, como las criptomonedas, se ha vuelto más común y accesible. Actualmente, muchas de estas monedas son volátiles y más adecuadas para movimientos de dinero u operaciones de lavado a pequeña escala.
Las víctimas de ransomware pagan rescates en criptomonedas en momentos de extrema desesperación tras el secuestro de sus sistemas y datos. Debido a la amenaza extorsiva del agresor, estas transacciones son muy difíciles de rastrear. Generalmente, los atacantes utilizan un servicio de mezclado-cripto para desaparecer el dinero en internet.
Con u$s 800 en Bitcoin es posible comprar u$s 10.000 en la dark web, haciendo uso de un servicio de lavado de dinero. En algunos casos, esto se logra por solo 10 a 12 centavos por dólar. Los compradores están dispuestos a ofrecer una tarifa prepagada en Bitcoin. Una vez que el comprador ha transferido la criptomoneda, proporciona los datos de la cuenta bancaria, PayPal o Western Union a la que se debe enviar el dinero. Este método elimina la necesidad de una mula de dinero o el riesgo de ingresar en cuentas comprometidas.
Existen más de 10.000 monedas virtuales en todo el mundo, y la cifra sigue aumentando. Todo el tiempo se lanza una nueva, creada mediante un proceso denominado ICO (Initial Coin Offering o Oferta Inicial de Monedas). Lo que diferencia a estas divisas es la tecnología, la encriptación y la filosofía que utilizan.
Argentina, Brasil y México se encuentran entre los países con más usuarios de criptomonedas a nivel mundial. América Latina experimenta desde hace algunos años un importante crecimiento en términos de adopción e infraestructura digital. Los bajos índices de bancarización y el creciente acceso a internet pueden conducir a un mayor aumento de la adopción cripto en la región.
Principales estafas en el criptomundo
Si bien las criptomonedas son utilizadas en su mayoría de forma legal, también se han convertido en objetivo de criminales, quienes resultan muy creativos a la hora de engañar a usuarios desprevenidos. Estas son las modalidades de engaño y estafa más frecuentes:
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ICO fraudulentas: las Ofertas Iniciales de Moneda (ICO) se convirtieron en un método popular de financiamiento para muchas startups del criptomundo. Sin embargo, cualquiera puede lanzar una ICO, ya que los requisitos son mínimos. Esto ha dado lugar a ICO fraudulentas, respaldadas en proyectos que en realidad nunca se planean concretar, con el único objetivo de desaparecer con los fondos recaudados.
Phishing: consiste en la suplantación de identidad de una autoridad, empresa o persona con el fin de engañar a la víctima para que revele su información confidencial. Dentro del criptomundo, se pueden distinguir varios tipos de phishing:
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Phishing por sitios clonados: los estafadores crean un sitio web idéntico al legítimo, como una casa de cambio o una billetera en línea, y lo propagan por correo electrónico, chats o anuncios en Google. Una vez que la víctima introduce sus credenciales, en realidad se las está entregando al atacante.
Phishing con falsos equipos de soporte: los estafadores se hacen pasar por el equipo de soporte de una plataforma legítima y solicitan información privada a las víctimas bajo el pretexto de ayudarles a resolver un problema.
Intercambios P2P inseguros: en redes sociales y chats abundan anuncios de intercambio de criptomonedas. Algunos pueden ser legítimos, pero otros solicitan que envíes primero los fondos y luego desaparecen con ellos.
Regalos falsos en redes sociales: los estafadores utilizan cuentas impostoras para solicitar fondos con la promesa de recibir una recompensa mucho mayor después de transferido un monto inicial.
Cloud Mining fraudulento: algunas empresas ofrecen contratos para minar criptomonedas sin necesidad de equipos propios. Si bien existen compañías legítimas, muchas ofrecen ganancias irreales y supuestamente garantizadas, sin poseer los equipos necesarios para minar.
Casas de cambio falsas: al ser entidades centralizadas, si transfieres tus criptomonedas a una casa de cambio falsa, los administradores pueden simplemente quedarse con los fondos.
Billeteras falsas: al descargar una aplicación de billetera digital, es fundamental asegurarse de que sea la oficial, ya que versiones falsas pueden robar los fondos.
Esquemas "Pump and Dump": esta estafa consiste en inflar artificialmente el precio de una criptomoneda poco conocida mediante compras masivas y anuncios engañosos. Cuando el precio alcanza cierto nivel, los promotores venden sus activos en masa, lo que hace caer el valor de la moneda y perjudica a los inversores desprevenidos.
Esquemas piramidales: consisten en invertir en una plataforma o proyecto donde se prometen mayores ganancias mientras más participantes se capten. Cuando dejan de haber suficientes nuevos inversores, la pirámide colapsa y los administradores desaparecen con los fondos.
El criptomundo es fascinante y lleno de oportunidades, pero también un terreno fértil para fraudes y engaños. La educación, la regulación y la precaución son esenciales para evitar caer en manos de criminales digitales.