Florencia Nobelasco - Especial para Cromo
En Uruguay cerca del 30% de los humedales están siendo transformados. La pérdida de estos ecosistemas es preocupante para los especialistas, debido a que cerca del 40% de especies vegetales y animales del mundo viven o se reproducen allí.
Uruguay cuenta con 2,6 millones de hectáreas que son humedales, según un inventario realizado en 2015. Ocupan un 12% del territorio nacional, según datos del Ministerio de Ambiente.
Son zonas de gran diversidad biológica, que dependen de su ubicación geográfica, el clima, la estructura química del agua y la vegetación dominante, explicó Mario Clara, doctor en Ciencias Naturales con énfasis en ecología y geografía.
Según el acuerdo internacional que promueve la conservación y el uso racional de los humedales denominado Convención de Ramsar, estos son “vitales para la supervivencia humana”. Son los entornos más productivos del mundo: poseen gran diversidad biológica, fuentes de agua y productividad para las especies vegetales y animales que de ellos dependen para subsistir.
Los humedales son “una protección contra las inundaciones”, ya que permiten que el agua se deposite en ellos y luego lentamente se va escurriendo a medida que pasan los días.
Si son secados para otros usos, en momentos de intensas lluvias, el agua no tendrá donde depositarse y es entonces que se va “por donde puede” produciendo inundaciones en los pueblos dado que las alcantarillas no dan abasto.
También funcionan como retenedores de contaminantes. El sistema de juncos y plantas flotantes oficia como filtro que no permite su ingreso.
Son un ambiente fundamental para la recarga de agua subterránea. No toda el agua que inunda los humedales termina yéndose al mar, mucha entra en la tierra y retroalimenta las aguas subterráneas que son reservas de agua dulce fundamentales.
Aportan 47 billones de dólares en servicios esenciales a nivel mundial, constituyen un medio de vida para mil millones de personas y contribuyen a alimentar el mundo.
Tienen valor paisajístico y cultural, y pueden realizarse en ellos actividades de ecoturismo.
Para Lorena Rodríguez, doctora en Biología especializada en sistemas acuáticos y calidad del agua, todavía queda mucho por estudiar y aprender sobre cómo funcionan estos servicios ecosistémicos. No solo son flujos de agua y biodiversidad, sino que también permiten potabilizar agua, fertilizar suelos y controlar malezas.
En la década del 70 se comenzó a reconocer su significación como ecosistemas importantes del planeta. En ese entonces se creó la Convención de Ramsar de la que Uruguay forma parte.
Dicho convenio denomina sitio Ramsar a los lugares que se incluyen en la lista de humedales de importancia internacional. El país tiene actualmente tres sitios en esa categoría: Bañados del Este y Franja Costera, Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay y la Laguna de Rocha.
En la década del 90, el país pasó a integrar la lista lista negra del tratado por incumplir el cuidado del sitio Ramsar “Bañados del Este y Franja Costera”
En 2014, Uruguay comenzó el proceso para salir de esa lista negra. Se realizó un inventario de humedales que hasta entonces no había sido hecho. “Hoy conocemos a nivel general del país que hay un proceso de degradación de humedales, desecación, sustitución por cultivos y avance de áreas urbanas”, dijo Marcel Achkar, doctor en Ciencias Agronómicas y coordinador del Laboratorio de Desarrollo Sustentable y Gestión Ambiental del Territorio de la Facultad de Ciencias.
Actualmente 800 mil hectáreas que son humedales continúan funcionando como tales pero tienen procesos intensos de modificación: “Estamos hablando de cambio de la vegetación por pastizales y plantación de cultivos de veranos”, agregó Achkar.
Para poder preservarlos hay que mantener su dinámica ambiental. La desecación no respeta el ciclo de inundaciones, si se generan canales que remueven el agua se está convirtiéndolos en tierra seca, explicó Rodríguez.
También es importante “realizar usos que sean compatibles con su régimen hidrológico, sustentables desde el punto de vista ambiental y económico”, agregó la doctora en Biología.
En Uruguay hay ejemplos de ganadería en zonas inundables que han demostrado tener buen rendimiento. Si bien no es posible realizarse en todos los humedales, los que sí son compatibles en general son sumamente productivos debido al alto rendimiento forrajero.
Otros usos compatibles con su preservación son determinadas actividades de ecoturismo.
Si bien Uruguay logró en 2015 publicar el primer inventario de humedales del país, para Rodríguez se necesita avanzar más y generar manuales de buenas prácticas. También considera que es necesaria la capacitación a productores para que sepan cómo debe ser el manejo productivo que puede hacerse en ellos.
Para la investigadora aún queda mucho por aprender, para tener prácticas más amigables y sustentables que permitan su preservación. La mayoría de los humedales están en predios privados, por lo que si los productores no logran hacer un uso sustentable tienden a convertirlos en otro tipo de ecosistema que tenga otros usos productivos.
Por otra parte es necesario un ordenamiento territorial para establecer zonas habilitadas para la producción arrocera pero también zonas protegidas para preservar la biodiversidad y la calidad del agua.
Clara coincidió con Rodríguez y agregó que para lograrlo es necesario realizar un proceso de conversaciones y negociaciones con todos los actores involucrados.
En Uruguay hay tres lagunas que para el doctor en Ciencias Naturales es “fundamental conservar” porque son ejemplos de lagunas costeras únicas en el continente americano. El investigador considera que tienen un valor cultural y patrimonial “importantísimo”.
Se diferencian de otros humedales por cómo se comunican con el mar. La laguna de Rocha se separa del mar por una barra arenosa. Cuando hay tormentas marinas esa barra se rompe e ingresa agua marina a la laguna o sale agua dulce hacia el mar.
La laguna Negra no tiene naturalmente comunicación con el mar y es de las más antiguas del país, tiene entre 10 y 15 mil años según explicó Clara. Y la laguna Castillos se comunica con el océano por el arroyo Valizas.
Si bien las tres ya fueron declaradas áreas protegidas no tienen el estatus de parque nacional. Esto significa que presentan valores ecológicos o culturales pero no han sido definidas como de interés científico, educacional y recreativo.
“Si se conserva el funcionamiento del ambiente y del humedal, las especies van a quedarse allí. A su vez los ambientes funcionan por la conservación de todos los organismos que allí viven, la flora y la fauna”, dijo Clara.
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