WILLIAM WEST / AFP

¿Extraterrestre?

Nadal volvió del borde del precipicio y logró un titulo que no esperaba. Aunque siempre sostiene que cada vez que juega un torneo es para ganarlo, en este caso las cosas no venían bien

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06 de febrero de 2022 a las 05:00

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El domingo pasado, el tenista español Rafael Nadal consumó una hazaña deportiva en el Open de Australia al derrotar por 3 sets a 2 al ruso Daniil Medvedev. Ese triunfo le convirtió en ser el primer tenista masculino con 21 trofeos Grand Slam sobre las espaldas, superando por uno a sus eternos rivales Roger Federer y Novak Djokovic. Pero la hazaña no está solamente en haber conseguido un nuevo título de Grand Slam sino en la forma en que lo consiguió. No solo por la épica remontada de levantar dos sets en contra y un 2 a 3 en el tercer set y estando 0-40 con su saque. Nadal volvió del borde del precipicio y logró un titulo que no esperaba. Aunque siempre sostiene que cada vez que juega un torneo es para ganarlo, en este caso las cosas no venían bien. Un mes y medio antes Nadal tenía dudas sobre si ir a Australia a competir por una rebelde lesión en un pie que lo tuvo apartado de las canchas varios meses. No solo eso: en el mes de diciembre, y debido a la escasa recuperación de su lesión, Nadal se planteó seriamente dejar el tenis.

En una conferencia de prensa posterior al torneo, Nadal señaló que “ha habido momentos complicados en los que las cosas no iba de una manera adecuada, hasta hace mes y medio no estaba apto para pelear por mis objetivos, buscaba soluciones y no las encontraba, no sabía lo que iba a pasar... pero lo que he hecho bien todo este tiempo ha sido seguir adelante con la actitud adecuada y con ilusión, aceptando la posibilidad de que las cosas fueran mal y no se pudiera seguir”. Y por eso las lágrimas al acabar la final de Australia. Algo memorable del punto de vista tenístico pero más del punto de vista humano.

De eso discutirán los expertos y los extenistas, que suelen ser muy expertos. De lo que no hay discusión es no solo del nivel tenístico de Nadal (a pesar de sus lesiones) sino de su fortaleza mental para afrontar la adversidad deportiva -ganar un partido que estaba perdido- y la adversidad física, que lo tuvo en varias ocasiones de su carrera al borde de abandonar la práctica profesional del tenis. Nadal tiene además un notable espíritu competitivo que le ayuda a sacar fuerzas de flaqueza, y a no tirar la toalla  donde sería normal o lógico hacerlo. Rafa Nadal explica de donde saca su  motivación para seguir adelante cuando podría retirarse con mucho dinero y con mucha gloria deportiva, Para el, cada “torneo que viene es un torneo que no he ganado”. “Cada torneo es nuevo y pese a que mi ambición nunca ha sido desmesurada me gusta hacer lo que hago aunque lleve haciéndolo toda la vida, esa es la realidad y disfruto entrenando y compitiendo. Ganar o perder es parte de mi trabajo pero la ilusión por el proceso es una gran satisfacción, poder seguir jugando en los mejores estadios del mundo y contra los mejores tenistas es algo que me ilusiona y me motiva”.

En el fondo nadie mejor que el gran ex tenista estadounidense y actual comentarista deportivo John McEnroe para explicar lo que pasó en la gran final de Australia: fue su “corazón de un león. Tiene la mayor cualidad que cualquier atleta podría tener en cualquier deporte, que es la voluntad de dar todo lo que tienes, dar el 100% sin importar lo que pase y ganar, perder o empatar. Nadal juega más inteligentemente. Sabe cuándo ceder un punto o dos, lo que quizás no hacía en el pasado, pero sigue en el juego hasta el final. Y los jóvenes no están a ese nivel. No sé quién lo está. Quiero decir, no sé si hay alguien que tenga ese tipo de consistencia. Incluso Djokovic se ha acercado, pero no creo que haya nadie en la historia de nuestro deporte que haya sido así”.

Y yendo más allá de lo que señala McEnroe sobre su “corazón de león”, hay que destacar no solo en Australia sino en toda la carrera de Nadal la influencia de su tío Toni Nadal, que lo condujo tenísticamente y lo formó en su carácter exigiéndole mucho, aún en los momentos de mayor éxito profesional. En 1989, Toni Nadal empezó a trabajar a un niño de tres años y lo llevó a convertirle en el mejor tenista español de todos los tiempos y uno de los mejores del mundo.

En una reciente entrevista para el diario El Mundo de España, Toni Nadal hizo una reflexiones muy interesantes sobre la forma de educar y que son extrapolables a la educación en general. Cuando le preguntaron si sería extrapolable la educación de Rafa al sistema general de enseñanza, su tío respondió: “Estoy convencido de ello. La educación insiste en transmitir conceptos, pero yo creo que es más importante la formación del carácter. Es lo que de verdad te ayuda a ser capaz de resolver problemas en la vida.

Y cuando el periodista le repregunta: ¿cómo se educa el carácter? Toni Nadal no vacila en responder algo muy poco políticamente correcto: “En la dificultad. Si al niño le facilitas el trabajo será difícil que mejore. Hay que prepararles para lo que se van a encontrar en la vida y enseñarles a resolver sus propios problemas desde muy pequeños”.

Esa es la gran lección que, más allá de un gran nivel tenístico, nos deja lo ocurrido en Australia: la importancia de la educación del carácter más que infusión de conocimientos. Nadal no es un extraterrestre: es un tenista educado en la fortaleza.

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