EVARISTO SA / AFP

La economía es un golpe más duro que la pandemia para Bolsonaro

El líder de extrema derecha de Brasil también será recordado por su mal manejo de la economía

Tiempo de lectura: -'

04 de noviembre de 2021 a las 14:49

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

FT View

Pocos presidentes en funciones han enfrentado tantos problemas legales como el líder de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro. Un comité del Senado recomendó la semana pasada que los fiscales lo acusaran de nueve delitos, incluyendo crímenes de lesa humanidad, por su desastroso manejo de la pandemia.

Más de 600,000 brasileños han muerto de Covid-19 y las acciones del presidente han hecho que sea fácil culparlo por la magnitud del costo en vidas humanas. Sus intentos de restarle importancia a la pandemia como "una pequeña gripe", su prevaricación sobre las vacunas, su vehemente oposición a los cierres y los confinamientos y su obstinada promoción de dudosos remedios han proporcionado una amplia evidencia para los críticos.

Bolsonaro ha descartado la investigación del coronavirus del Congreso como una "broma", pero el daño a su reputación ya está hecho. Seis meses de testimonios sobre el mal manejo de la pandemia por parte del gobierno, muchos de ellos transmitidos en vivo por televisión, han reducido sus índices de aprobación a cerca de 20 por ciento.

Éste es sólo el comienzo de los problemas del líder brasileño antes de lo que promete ser una lucha cuesta arriba por la reelección el próximo octubre. El aliado cercano de Trump también es objeto de más de 100 solicitudes de juicio político en el Congreso de Brasil. La Corte Suprema está investigando denuncias de que él y sus hijos políticos difundieron deliberadamente noticias falsas. Los activistas ambientales quieren que la Corte Penal Internacional lo investigue por crímenes de lesa humanidad por su presunto papel en la destrucción de la selva amazónica.

Independientemente del mérito de las solicitudes, es probable que pocos de estos casos prosperen. El hombre responsable de decidir si acusar a Bolsonaro por manejar mal la pandemia es el fiscal general Augusto Aras, designado por el presidente. Otro aliado, el presidente de la cámara baja Arthur Lira, convenientemente tomará parte en las decisiones de todas las solicitudes de juicio político. Por su parte, la Corte Suprema se muestra reacia a provocar una crisis constitucional llevando a juicio a un presidente en ejercicio.

afp
Protestas contra Bolsonaro en San Pablo, setiembre del 2021

Sin embargo, la amenaza más poderosa para las esperanzas de reelección de Bolsonaro puede ser más económica que legal. Los mercados brasileños cayeron la semana pasada por temor a que sus planes de entregar nuevos subsidios mensuales de US$70 a los votantes más pobres pusieran a prueba las ya precarias finanzas del país.

El ministro de Finanzas, Paulo Guedes, una vez un gurú de la ortodoxia fiscal, ha sido persuadido de liberar US$14 mil millones adicionales el próximo año para ayudar a financiar la ola de gastos preelectorales. Cuatro de su equipo dimitieron por la decisión; es posible que Guedes se arrepienta de no haberlos escuchado más de cerca. La indisciplina fiscal del gobierno y el espectro de una inflación de dos dígitos ya han llevado al banco central independiente a subir las tasas de interés en 5.75 puntos porcentuales desde marzo, convirtiendo a la movida en una de las más agresivas del mundo.

Como resultado, la recuperación económica inicialmente rápida de Brasil de la pandemia está vacilando; algunos pronosticadores predicen que el crecimiento se volverá negativo el próximo año. El mercado de valores está teniendo su peor racha desde 2014, el real se ha debilitado y la prima de riesgo del país ha aumentado.

Bolsonaro ganó las elecciones en gran parte porque los brasileños creían que sería un mejor administrador de la economía que la izquierda, cuyos 13 años en el poder terminaron en una grave crisis económica. Algunos votantes estaban dispuestos a pasar por alto su homofobia, su obsesión por las armas y los generales y sus pésimas credenciales ambientales con la esperanza de que traería prosperidad.

En cambio, al ingresar al último año de su mandato, Bolsonaro ha demostrado ser incapaz de administrar la economía o la pandemia … y la nación más grande de América Latina está pagando un precio alto. Para Brasil, las elecciones de 2022 no pueden llegar suficientemente rápido.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.