Melania Geymonat, una uruguaya de 28 años que se graduó como médica el año pasado en Uruguay y ahora trabaja en Londres (Inglaterra) como azafata de Ryanair, tomaba una cerveza con su novia Chris en un bar del barrio Westhamsted el miércoles 30 de mayo y jamás imaginó que terminaría con su ropa ensangrentada y tendría que ir a una policlínica especializada para verificar si tenía fractura de caballete nasal.
Solamente querían trasladarse hacia Camden Town para ir hacia la casa de su pareja. Así que se subieron a un ómnibus nocturno y, como siempre, se sentaron en los primeros asientos del piso de arriba del vehículo. Pero el destino normal de la noche cambió cuando justo detrás de ellas se sentó un grupo de amigos –más de cuatro según recuerda Geymonat– que comenzaron a gritarle cosas. "Entre todos se sentaron rodeándonos, eran jóvenes, de entre 20 y 30 años, ahí nos empezaron a gritar cosas que no recuerdo bien, pero era como 'lesbianas', hacían alusión a poses sexuales y como que nos decían constantemente para que nos besáramos o hiciéramos cosas con las que ellos se entretuvieran mirando", contó la joven a El Observador.
Según su relato, en un intento de poner fin a la situación les dijo que su novia se sentía mal, y les pidió que se detuvieran. Pero no funcionó. Por el contrario, la situación se agravó: empezaron a tirarles cosas. Hasta que su pareja no aguantó más y les dijo a los hombres: "Síganme tirando algo y van a ver lo que les pasa". Segundos después su pareja estaba "en la mitad del bus y había tres pegándole".
En un acto impulsivo, la uruguaya corrió hacia su novia e intentó defenderla. "Yo no sé si doy un golpe para defenderla a ella o directamente cuando la saco, me empiezan a golpear a mí. Y ahí es donde empiezo a chorrear sangre a lo loco, dejé el buzo todo ensangrentado. Lo siguiente que recuerdo es que bajamos y ya estaba la policía ahí tomándonos declaraciones", contó Geymonat.
Los agresores, además de golpearlas, les robaron sus pertenencias. Según la víctima uruguaya, el accionar de la policía londinense fue muy correcto y "están siguiendo super bien el caso".
"Aún no sé si tengo la nariz quebrada y no he podido volver al trabajo, pero lo que más me indigna es que sea necesario llegar a la sangre y a un relato de cuatro pibes cagando a trompadas a dos mujeres para que esta imagen tenga una clase de impacto. Enterarme a diario de situaciones similares, por ser mujer ser tomada como objeto sexual, saber de amigos gays que fueron molidos a palos porque sí, que haya que soportar los piropos y la violencia machista, misógina y homófoba porque cuando te defendés cosas así pasan. De paso doy gracias a los hombres y mujeres de mi vida que entienden que tener huevos significa otra cosa", reflexionó Geymonat.
Agregó que espera que junio, el mes de la diversidad, sirva para que se hable de estas cosas y se pueda generar conciencia para que no siga habiendo violencia.