Inés Guimaraens

Gustavo Zerbino: la higiene y la libido en la Cordillera y por qué el amor "es la fuerza más grande"

El sobreviviente de la Tragedia de los Andes fue entrevistado por Oscar González Oro en el quinto programa del ciclo Posdata

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01 de enero de 2023 a las 05:00

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Gustavo Zerbino, uno de los 16 sobrevivientes de la Tragedia de los Andes, el accidente aéreo ocurrido hace 50 años, en octubre de 1972, fue el invitado de esta semana del ciclo Posdata que conduce el periodista Óscar González Oro. El también exjugador de la selección uruguaya de rugby y presidente de la URU (Unión del rugby uruguayo), empresario y conferencista, charló durante la entrevista sobre lo que pasó por su mente durante los 72 días que él y sus compañeros permanecieron aislados en las montañas, cómo fue volver a casa después de ese periplo, y sobre los aprendizajes y legados que dejó en él esa experiencia. 

Este es un resumen de esa charla, cuyo protagonista regresó hace algunos días al lugar donde él y los demás sobrevivientes aguantaron durante más de dos meses.

¿En algún momento pensaste que te morías?

No, en ese momento no pensás, se te apaga la mente. Están todos los sentidos como sorprendidos por lo que está ocurriendo, la realidad supera la imaginación. Darme cuenta que estaba dentro de la nieve, de una montaña y una nube, fue muy difícil, porque los oídos se me habían roto los tímpanos al romperse la cabina despresurizada, el ruido era permanente. Y después cuando subí había un cuerpo, yo estudiaba Medicina hacía tres meses y me reincorporé, y en cuclillas, intuitivamente, nunca lo había hecho, le toqué la carótida a esa persona. Y me di cuenta que estaba muerta, y tuve que avanzar, estaban los asientos y me acuerdo que ya era parte del piso, y saqué un asiento con fuerza y salió Canessa medio golpeado. Empezamos a sacar asientos y personas heridas, personas muertas, fue todo una carrera contrarreloj porque en una hora y media se hizo la noche. Entonces en esa velocidad que entramos en ese modo montaña, se te apaga la mente, la mente te dice cosas malas.

¿Pero nunca perdiste la esperanza?

No. Si perdés la esperanza y perdés la ilusión estás liquidado. Lo que sí sabíamos que era muy difícil. Yo apagué la mente, que solo me decía “no vas a poder, es imposible, te vas a morir”. La mandé a cagar. Nosotros estamos programados para la crisis. Por día una persona normal tiene entre 50.000 y 20.000 pensamientos inconscientes automáticos y el 90% son negativos. No es casualidad, nos educaron por medio del miedo y la culpa. Toda la vida la primera palabra fue “no”. Mis hijos una de las cosas que me dicen mucho es “papá, te agradecemos mucho que nos educaste sin miedo”. El error y el fracaso no existen, solo existe el aprendizaje. Venimos a la vida para aprender, vívanla con entusiasmo y hagan cagadas.

Al volver sentías que tu cuarto no era tu cuarto, que tu casa no era tu casa, sino la cordillera. ¿Por qué pensabas eso?

En la cordillera estaba calentito cagado de frío porque no tenía termostato. Si pasabas en media hora de 40 grados bajo a 30 grados de calor solo porque pasabas del sol a la sombra Esa diferencia de umbrales las medís en la mente, pero las siente el cuerpo. Cuando te das cuenta que vos no puedes hacer nada para que la temperatura varíe, te cagas en la temperatura, no te importa más. El umbral del dolor se estira igual que la tolerancia, la paciencia. Nosotros no tenemos límites, los límites están en nuestra mente. Cuando yo era chico, iba caminando hasta el Centro y ahora la gente no puede caminar hasta tres cuadras. ¿Por qué? Porque era un juego, una travesura. Transgredir era lo que me permitía a mí aprender. Y yo vine a mi casa y empecé a ver a mis padres, y pensaba “que afortunado que soy yo que tengo una casa, que tengo padres”. Parrado perdió a la madre y perdió a la hermana. Volvió, pero no tenía lo que tenía antes. Yo fui a la montaña y volví con todo lo que tenía, más todos los padres y todas las madres de mis amigos que murieron que me trataron como un hijo. Arturo Nogueira dijo “yo perdí un hijo, pero la vida me dio 16 hijos nuevos”. 

Inés Guimaraens
Zerbino habló sobre la Tragedia de los Andes y el regreso a casa

¿Cómo hacían con la higiene?

Para no tener que limpiar no había que ensuciar. Nosotros teníamos que darnos cuenta que el lugar donde dormíamos era un lugar sagrado, por tanto entrábamos de noche y nos sacábamos los zapatos. Cuando tus pies se empezaban a congelar mis manos lo detectaban y te empezaba a acariciar para que vos vivas y me puedas hacer lo mismo a mi. Ahora, de noche como no podías salir a mear, teníamos una pelota de rugby a la que le habíamos sacado el cuero, era de goma, entonces la íbamos pasando, la llenabas, y en una grieta del avión la tirabas. Después tuvimos 30 días en que nos dimos cuenta que por no comer no movíamos el vientre, y dijimos "nos vamos a morir por una infección intestinal". Y nos dimos cuenta que como habíamos empezado a comer, el cuerpo cuando se dio cuenta que no iba a comer más, todo lo que iba a eliminar no lo eliminó y le empezó a sacar toda el agua y todo lo que iba a desechar en la abundancia. Y finalmente, lo que tendría que ser una material fecal era una piedra de cal blanca, que no salía. Fue horrible porque estaban todas las mucosas pegadas del recto. Íbamos contando los días, el último fue Javier Methol y tenías que ayudarlo con un palito. Pero todo eso que parece desagradable era maravilloso, porque era para que vivas.

Todos mocosos de entre 19 y 22 años, las hormonas hierven en esa etapa de la vida. ¿Cómo hacían con la libído? ¿Dónde la ponían? 

Yo no la ponía en ningún lado, porque cuando inverna, todas las especies en el frío, tienen la libido totalmente dormida. A 40º bajo cero no teníamos ninguna libido. Si a vos te corre un tigre ¿se te despierta la libido? No,  como toda la energía estaba en sobrevivir, en estar atento, permeable y receptivo, en qué pasaba porque se te caía la montaña, si te dormías te morías congelado, no había lugar. Y aparte fisiológicamente, me encargué de estudiarlo, las personas y animales en invierno, la libido se apaga, por eso cuando sale la primavera nuevamente tenés las yeguas se alzan, los perros, las perras, las especies y bueno, las mujeres se ponen listas y los hombres andan como locos por la casa.

Inés Guimaraens
Zerbino habló sobre la Tragedia de los Andes y el regreso a casa

Sí tengo que ponerle un título a esta charla, ¿me dirías “se salvaron por amor”?

Nos salvamos por amor en primer lugar. Nos salvamos por respeto, por honrar la vida y por gratitud de estar vivos y llevar testimonio de los que se habían muerto para que su familia sepan lo grande que fueron. Esta película que va a salir ahora, que se llama La sociedad de la nieve, que va a ser Bayona, va a ser fuertísima porque va a mostrar la realidad. Va a honrar a los que murieron porque vos no sabes la grandeza de las personas que murieron, las cosas que hicieron, las cosas que nos enseñaron. En la otra película les cambiaron el nombre, era muy cerca, había madres vivas que iban a sufrir de vuelta. Teníamos mucho miedo que un director sensacionalista las haga sufrir. Nos opusimos tres años a la película. Esta película nueva se basa en La sociedad de nieve, es el director que hizo Lo imposible, J.A. Bayona, que tiene las mejores intenciones primero de recrear la realidad y cómo esa sociedad viviendo todo eso, logró a pesar de la adversidad mantener la unidad porque éramos totalmente distintos, pero logramos mantener la unidad.

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