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Gutiérrez: "Mi hijo no me perdonó que no le haya dicho el cuadro (para el clásico)"

El entrenador tricolor explicó a Referí cómo preparó el clásico, cuándo se decidió por Carballo y cómo consiguió sacar del fondo de la tabla a Nacional
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03 de septiembre de 2019 a las 05:04

El lunes amaneció temprano para Álvaro Gutiérrez. Fue un día más en su rutina diaria, aunque desde ningún lugar lo era después del 3-0 en el clásico del domingo por el Torneo Intermedio ante Peñarol. Acompañó a su hijo, el menor, el de 17 años, al liceo, donde cursa quinto año, y se fue al aeropuerto para viajar a Buenos Aires para resolver asuntos personales. A las 17 estaba de regreso en Montevideo, y los ecos del clásico mantenían el mismo nivel de intensidad que en esa misma mañana y que 24 horas antes, cuando con su planteamientosorprendió a Peñarol y le dio las herramientas a los jugadores para que construyeran una obra perfecta.

¿Cómo fue ese viaje con su hijo hasta el liceo?

¡Estaba loco de la vida! El domingo me acompañó al estadio. Vio el partido desde el palco, luego bajó al vestuario y vino conmigo en el ómnibus hasta Los Céspedes. Estaba loco de la vida porque es hincha fanático de Nacional, aunque no me perdonó que no le haya dicho el cuadro.

¿Ni su hijo se enteró cómo iba a jugarle a Peñarol?

No. Nadie.

¿Cuándo se lo dijo a los jugadores?

El sábado los titulares pudieron deducirlo por el trabajo de pelota quieta que hicimos, pero al plantel se lo dije en la charla técnica previa al partido, el domingo.

¿Cuándo supo que iba a colocar a Carballo?

Fue algo que empecé a visualizar contra Juventud (en la fecha previa al clásico). Vi el rendimiento que tuvo esa tarde y entendí que podía ser una de las posibilidades a considerar. A Peñarol lo había visto todo el año, como a todos los equipos, pero en la semana, cuando hicimos el análisis más detallado del rival, se incrementaron esas posibilidades para la titularidad de él, de las que había visto el día del partido. El jueves hicimos fútbol y ese día me fui con una muy buena impresión sobre lo que había realizado. Lo pensé el viernes, y ese día me decidí.

¿Quién más sabía que iba a jugar Carballo?

Nadie. Nadie. Lo sabía solo yo. El viernes, cuando seguía pensando las posibilidades y consultando a mis allegados, seguía viendo videos de Peñarol y miré por dónde pasaban la mayoría de los circuitos de juego. Ahí me decidí.

Si pensó el clásico como le salió en la cancha, ¿realizó un plan perfecto?

Pensé que se iba a plantear un partido un poco más luchado, pero el gol abrió el camino, y ese segundo gol de otro planeta terminó poniendo el partido en un lugar con un trámite muy favorable a nosotros. Lo imaginé un clásico más luchado, porque siempre son parejos.

¿El partido con Peñarol se dio de esa forma por sus aciertos tácticos?

No. Por todo. Porque se dieron los goles, porque se abrió el partido…

Los jugadores mostraron un nivel de motivación altísimo, y eso excede a lo que de por sí tiene un clásico.

Estaban muy metidos. Era lógico, por lo que jugábamos y por lo que experimentaron. Se vivieron momentos muy fuertes en las horas previas. El banderazo tiene un efecto especial. Es algo que te llega al alma. Y el sábado, (Enrique) Baliño fue a Los Céspedes a dar una charla que no apuntó exclusivamente a lo motivacional, sino que se planteó desde un costado sicológico, a partir de la manera de encarar los desafíos. Todo eso generó el clima perfecto. Pero… ellos también estaban motivados.

¿Cómo fue la semana de Bergessio? ¿Por qué se decidió por Vecino?

Normal. Lo cuidamos un poco porque había salido ante Juventud. Trabajó a muerte, lo tuvimos que parar para que no se le fuera la mano, porque queríamos que llegara con esa zona bien descansada. Es un  jugador que contagia, lucha, pelea, es el goleador del equipo. Sin él perdíamos todo eso. Las opciones que tenía era Sebastián Fernández y Thiago Vecino. Uno con más experiencia, y el otro nos brindaba juventud, dinámica y altura. Por eso nos decidimos por Thiago. Fue muy bueno lo que hizo, jugando de espalda.

Después de este triunfo clásico, ¿cómo encara el Clausura?

Como siempre. Nacional está obligado a ganar todos los torneos. Ahora debemos disfrutar este momento y pensar que luego empezará otro examen. Si queremos lograr el objetivo de ser campeones no podemos aflojar. Debemos seguir entrenando, y no podemos decaer en el esfuerzo.

¿Qué les dirá el miércoles a los jugadores cuando regresen a Los Céspedes?

Los voy a felicitar, y luego nos vamos a enfocar en el primer partido del Clausura.

¿Cómo hizo para recuperar a un equipo que en la quinta fecha estaba comprometido futbolística y anímicamente?

No hice nada del otro mundo. Tenemos una manera de pensar y de llevar a cabo nuestro trabajo. En eso nos enfocamos. Primero apuntamos a lograr resultados con el cero en el arco. Así conseguimos tres triunfos consecutivos. A partir de allí empezamos a agregar cosas, incluso superando las dificultades que se plantearon porque tuvimos bajas porque se fueron jugadores o se lesionaron.

¿Algo especial debe haber realizado?

No. Nada. Si sirve para entender un poco más, como característica: exigir a los jugadores que en cuanto a voluntad y carácter pusieran el máximo, porque en su capacidad deportiva se sabe que cada uno brindará lo mejor. Lo que busco siempre es mantener el grupo motivado, porque no hay jugadores relegados y cuando lo planteás de esa forma los jugadores asumen un compromiso importante. Cuando hacemos fútbol juegan tres equipos y participan todos. La presión de ganar el campeonato está desde el primer día, y lo que les dije el primer día fue: ‘Muchachos, vamos a jugar para estar en las finales sabiendo que empezamos últimos’. Y en eso seguimos. Porque el torneo continúa.

¿Le sorprendió la citación de Matías Viña a la selección?

Para nada. Estuvo en los procesos de juveniles y ahora se le abre la puerta de la mayor. Tiene un nivel muy bueno. Es un lateral zurdo como hay pocos en Uruguay, con mucha dinámica y aporta tanto en defensa como en ataque, lo que se le pide por estos días a un jugador moderno en ese puesto.

¿Cómo trató con el grupo la indisciplina de dos jugadores que fue sancionada por la directiva?

Prefiero reservarme ese tema.

Las victorias como la que consiguió el domingo tiene efecto conmovedor en el hincha y en el público. ¿Eso repercutió en su teléfono?

¡Puf! Recibí muchos mensajes, saludos, felicitaciones. Eso es impagable, pero hay algo que tengo bien claro: No somos ningunos fenómenos, aunque fue un partido importante, muy importante para nosotros, ni los peores del mundo después del partido con Boston River.

¿Nacional juega lindo?

¿Qué es jugar lindo? La definición de fútbol: es un juego que desarrollan dos equipos y que gana el que mete un gol más que el otro y el que suma más puntos a lo largo de un año es campeón. En esa definición nadie habla de caños, ni de presión alta, ni de moñas, ni de salir jugando desde el fondo. Es válido lo que piense cada entrenador.

¿Qué piensa usted? ¿Cuál es su filosofía?

¿La mía? Ver lo que tengo en mi plantel, ver lo que tiene el rival y planteo qué estrategia desarrollar para sacar el mejor resultado. Cuánto necesitamos hacer para conseguir los resultados que buscamos y trazar un sistema de juego adaptándonos al rival. Hay veces que de acuerdo al que enfrentamos, no podemos arriesgar mucho y tenemos que recostarnos atrás. Si mañana jugamos con un equipo que utiliza línea de tres no le voy a hacer un planteamiento espejo, salvo que lo tengamos bien ensayado, pero es muy difícil. En definitiva, se trata de manejar cuatro o cinco conceptos claves.

¿Cuáles?

Jugar rápido; no quedarse con la pelota; buscar permanentemente el dos contra uno.

En algunos pasajes del partido, en el mediocampo jugaron a un toque. Se lucieron.

Es cierto. Se dio en un momento.

¿Cuál fue el partido de este año que dijo: Qué lindo jugó Nacional?

En el Parque Central contra Inter, por la Libertadores. O en el Apertura contra River en el Parque. De la época anterior, el 3-2 contra Peñarol. Jugamos lindo porque presionamos, recuperamos y jugamos. Porque jugar lindo, para mí, es desarrollar un buen funcionamiento.

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