En su casa en Arroyo Seco

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Joshuan Berríos, entre las vallas de la vida y las patadas de la distancia

El colombiano de Rampla Juniors, Joshuan Berríos, fue una gran promesa del 100 vallas y tras llegar a Uruguay sin dinero se alojó en una pensión, llegó en bici a su primera práctica en Mar de Fondo y logró su primer contrato profesional
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16 de octubre de 2021 a las 05:03

"Buen viaje, suerte y preparate para las patadas", le dijo Eulalio Arriaga con una afectuosa palmada en el hombro. El colombiano, campeón uruguayo en la temporada 2006-2007 con Danubio, le recomendó al joven Joshuan Berríos relanzar su carrera futbolística en Uruguay. Lo había dirigido en la filial de Atlético Nacional, Los del Sur, en una liga amateur y en 2019, el joven delantero desembarcó en Uruguay para probar la suerte que se le había negado en su país. 

Atrás dejó no solo a la familia, sino también el calor del Caribe y una ascendente carrera en el atletismo que lo llevó a ser nada menos que el abanderado de Colombia en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Nanjing 2014. 

Llegó solo y sin referencias a un país desconocido. Vivió en una pensión, su madre tuvo que salir a trabajar para enviarle dinero, se probó sin éxito en Villa Española y llegó en bicicleta a una prueba de aspirantes de Mar de Fondo, a comienzos de 2020. 

"Llegó con una mano adelante y con otra atrás", graficó el delegado del club de la Primera División Amateur, Dardo Orlando a Referí. "En los dos primeros partidos que jugó, voló", recordó el capitán del club en esa temporada, Santiago García. Y así, en esta temporada, Berríos logró firmar su primer contrato como profesional, en Rampla Juniors. 

En Rampla, su primer contrato profesional

Primero, futbolista

Nació en Turbo, un distrito ubicado en el departamento de Antioquia. "La temperatura nunca baja de los 25 grados", contó el protagonista de la historia. El clima y hasta el nombre de su ciudad lo predispusieron para ser un velocista. Así en las canchas como en el tartán. 

"Me formé en la escuelita Estrellas 2000, crecí a 300 kilómetros de Medellín en una zona donde se reclutan muchos jugadores para esa ciudad. Yo fui a las formativas de Deportivo Independiente Medellín. Pero pasaron ciertas cosas que me hicieron dejar el fútbol", contó el delantero que en enero cumplirá 25 años. 

Berríos es tímido, callado, introvertido, de pocas palabras, pero de un corazón muy noble, según afirmaron quienes lo conocen.

Después, atleta

Jamer Ocho Mesa fue quien le recomendó practicar atletismo y ahí se formó con Alexander Mena, Eder Sánchez y Jhonley Mosquera. 

En el Sudamericano de menores (sub 18) de Cali 2014 fue medalla de plata en los 110 vallas, el mismo torneo donde el artiguense Martín Castañares fue plata en salto con garrocha. El atletismo lo llevó a competir en dos mundiales junior (sub 20): Eugene 2014 y Bydgoszsz 2016. En el primero de esos torneos se sacó una foto con Usain Bolt que fue invitado de honor a presenciar el certamen. En el segundo se clasificó a semifinales estampando en la serie su mejor marca personal: 13.56. 

El invierno se le hizo duro en Uruguay

"Fue un honor y un orgullo enorme llevar la bandera de mi país en los Juegos Olímpicos Juveniles. Colombia es potencia mundial en halterofilia, en patín y en ciclismo. En el desfile le puse mucha alegría, así como somos los colombianos. En mi prueba toqué una valla y no me fue bien", contó. Aspiraba a ganar una medalla porque llegaba tercero en el ranking mundial de los sub 18.  

A los 19 años dejó el atletismo porque es un deporte para el que se necesita mucho dinero: zapatos con clavos, nutrición, suplementos, masajes, fisioterapia y viajes. Muchos viajes para poder codearse y crecer ante rivales de nivel. "No me dieron el apoyo que necesitaba y además, al atletismo no se le da la trascendencia que se le da el fútbol", dijo. Nada diferente a lo que se oye por estas latitudes. 

Prueba rítmica, explosiva y de potencia pura, el 110 vallas terminó de convertir a Berríos en un velocista para el césped. Probó suerte en Medellín, en el equipo Los del Sur buscando dar el salto al profesionalismo. Y estuvo a punto de conseguirlo. Consiguió una prueba en Boyacá Chicó, pero el cambio de clima lo afectó seriamente a nivel respiratorio. "Me tuve que operar por rinitis y una inflamación de cornetes. Estuve seis meses sin poder jugar". 

Una vez recuperado, un entrenador uruguayo se ofreció como nexo para su desembarco en un club de Uruguay. "Lo dejaron tirado", expresó Orlando. "Por suerte, a través de su familia, consiguió el contacto de una pareja de mujer colombiano y hombre uruguayo que ofrecieron alojarlo en su casa del Buceo". 

Los primeros meses en Uruguay habían sido duros. Sin equipo y sin dinero, sus sueños de futbolista estaban atrapados en la pieza de una pensión de Ciudad Vieja. 

Para colmo de males, la pandemia de coronavirus postergó durante largos siete meses su posibilidad de mostrar sus condiciones en Mar de Fondo. 

Nació en Turbo, Antioquia

Su madre Amalia tuvo que salir a trabajar para enviarle dinero porque los ingresos de su padre Álvaro no eran suficientes. Joshuan no pudo conseguir cómo volver a Colombia. "Sin el apoyo de ellos y de mi hermano no hubiera tenido nada", reveló. "Se hubiera quedado en la calle", agregó Dardo Orlando, quien según el jugador fue la persona que más lo ayudó desde que llegó al país. "No lo hice por cómo jugaba, sino por la calidad de persona que es", dijo el delegado de Mar de Fondo. 

Berríos llegó al club a través de una recomendación al entrenador Julián Delgado. Se había probado en Villa Española sin éxito.  

"En las primeras prácticas impresionó a todos por sus condiciones. Entonces Julián que me ponía de zaguero me dijo: 'Arrimalo a ver cómo responde'. ¿Y sabés qué? Es de esos jugadores que cuanto más le pegan, mejor juega", expresó Santiago García quien lo pasaba a buscar a cada entrenamiento por Buceo: "Siempre fue muy callado. Entraba con sus auriculares e iba en silencio todo el viaje". 

En los primeros dos partidos, contra Bella Vista y Huracán del Paso de la Arena marcó dos goles, el segundo de penal. Pero después sufrió un desgarro. Cuando volvió el equipo ya no tenía chances de clasificar a playoffs. "Sentí todo el tiempo que había estado parado, sin poder entrenar en la pandemia", dijo el jugador. 

Su velocidad y sus goles llamaron la atención de varios equipos. Fénix consultó por sus servicios, pero Rampla fue el que se movió más rápido. Ahí pudo firmar su primer contrato profesional. En su debut, Atenas, marcó un gol. En los dos siguientes dio dos asistencias.

Con Adrián Vila, gol en Rampla Juniors
 

"Sin dudas es el jugador más rápido de la divisional. Cuando estamos apretados ya sabemos que tenemos un jugador al que se la podemos tirar para adelante que va a llegar antes que el resto", contó el delantero Pablo Pereira, goleador del rojiverde. 

Su progresión esta vez se vio afectada por el covid-19. "Me pegó durísimo, hice cuatro días de fiebre y a nivel respiratorio me costó volver", afirmó. 

Sin embargo, Berríos tardó varios días en contarlo en el plantel. "Siempre fue callado. Respetuoso y profesional, pero tímido. Hasta que un día, en una charla de grupo se soltó y nos contó eso, que se sentía sin aire después de haber sufrido la enfermedad", explicó Pereira. 

Con la llegada de Julio César Antúnez perdió pie en el equipo. Suma 12 partidos, ocho de ellos como titular, y dos goles. 

El jugador tiene ahora representante. Lo maneja Nicolás Perchman, hijo de Flavio, quien lo alojó en Arroyo Seco en una casa que comparte con otros futbolistas. 

Ahora a los entrenamientos lo lleva Gonzalo Bazallo: "Me dice que es mi Uber personal, que un día me va a tirar para abajo del auto", contó Berríos en el único momento de la charla en el que soltó la risa. 

En 2020 jugó en Mar de Fondo

Arriaga no se equivocó en su vaticinio. "El fútbol uruguayo es durísimo. Todavía me duele la patada que me dieron contra Uruguay Montevideo el martes. Y además se habla mucho. Pero nunca sentí miedo en una cancha. Vine en busca de un sueño, pasé por muchos sacrificios y acá estoy para lograrlo". 

Hace un par de semanas sufrió a miles de kilómetros de distancia el fallecimiento de su abuela. Las vallas de la vida. Las patadas de la distancia. Así anda Berríos. A los saltos y con una velocidad única para afrontar los desafíos que tiene por delante con Rampla Juniors con el que firmó contrato por dos temporadas. 

 

 

 

 

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