La alerta al gobierno del empresario argentino que vive e invierte en Uruguay para que el país despegue

El inversor tech ha ocupado varios puestos de liderazgo regional en compañías internacionales, como Pepsi y Unilever, y ha creado y vendido varias startups a lo largo de su trayectoria. 

Una de las más icónicas fue DeRemate, que fue comprada en 2008 por la gigantesca Mercado Libre cuando recién daba sus primeros pasos. “No me arrepiento de haberla vendido”, dijo Grinbaum en diálogo con Café & Negocios, quien, visualizando que el ecommerce argentino iba a despegar, adquirió una participación. 

En la actualidad, Grinbaum invirtió en la joven tecnológica SmartBot, una startup que pretende hacer más eficiente la atención al público a través de bots. “Quiero convertirla en la próxima unicornio uruguaya”, señaló el empresario.

A continuación, un compilado de la entrevista que Grinbaum mantuvo con Café & Negocios.

¿Por qué eligió Uruguay tanto para afincarse como para invertir?
Invertir tiene que ver con afincarme. Uruguay hoy está haciendo un ecosistema digital y emprendedor bastante grande. Muchos emprendedores del rubro digital, no solo de Argentina, sino también de Brasil, se están viendo atraídos por varios factores de Uruguay. 

En primer lugar por la pandemia, debido a que Argentina se había cerrado demasiado y fue en ese momento cuando decidimos vivir en Uruguay con mi familia por la gestión de la pandemia que implementó el gobierno. 

Por otro lado, conozco a Uruguay desde hace muchos años porque veraneo en Punta del Este desde hace décadas. 

También conozco el país a nivel profesional porque he desarrollado varios negocios en Uruguay desde siempre, cuando trabajaba en Unilever y Pepsi. En la segunda compañía, de hecho, llegué a manejar las operaciones del Cono Sur y luego de toda América Latina. 

Además, ya conocía el mercado por (la plataforma de compraventa) DeRemate y por (la plataforma de búsqueda de empleo) Zonajobs, ya que estas compañías digitales operaban en Uruguay.

¿Cómo ve el ecosistema emprendedor de Uruguay de los últimos años?
Uruguay se transformó en un país propicio para emprender porque inició una escalada para desarrollar el mercado del conocimiento en los últimos 20 años. Esto está vinculado al tamaño del país, ya que en la industria del conocimiento no se depende de un mercado interno de peso para convertirse en referente. Es decir, en el mundo del conocimiento, se necesita que la gente exporte sus servicios para todo el mundo.

De hecho, varios países pequeños han colocado sus esfuerzos en apalancar la industria del conocimiento y hacer crecer su economía desde esa rama. Se podría decir que es el caso de Irlanda y otros países pequeños de Europa. 

En la región el referente, en este sentido, es Uruguay con una excelente materia prima: gente muy educada. Hay un gran alfabetismo de las personas que se pueden abocar al desarrollo de tecnología para trabajar para el mundo entero. Al mismo tiempo, en los últimos años Uruguay ha brindado facilidades para la instalación de nuevos actores, como la ley de promoción de inversiones, lo que ha potenciado al ecosistema.

Gracias a esto, los inversores hemos podido forjar vínculos, fortalecernos y pensar negocios en conjunto. De hecho, varios conocidos y amigos míos también han llegado al país en el último tiempo. Aquí se está armando el pequeño Silicon Valley de la región, que es el claro paradigma del ecosistema en innovación y tecnología y que se trata de replicar en varios países del mundo. 

Más allá de los emprendedores o lo técnicos que ya están en la atmósfera digital, ¿ve a las personas interesadas en adentrarse en este rubro?

No es casualidad que en dos años Uruguay ya tenga dos unicornios (dLocal y Nowports). Es notorio como muchos uruguayos se están volcando al mundo de la tecnología y se están viendo cosas que antes no se veían.

¿Cómo qué cosas?
Se empezó a ver el nacimiento de muchas startups uruguayas en el corto plazo. De hecho, Uruguay no era un país que generara empresas emergentes, a diferencia de Argentina —que empezó a apostar a ellas en los 2000 y hoy ya tiene 12 unicornios—, Brasil y Colombia —que se consolidó como el actual referente para generar startups, ya que comenzó a apalancarlas en los últimos tres a cinco años; un ejemplo es Rappi—.

Mientras tanto, en Uruguay esto también se está cocinando y el país tiene todas las condiciones para gestar este tipo de empresas.

La demanda de talento calificado por parte de las empresas ¿es uno de los mayores desafíos para Uruguay?
Sí, sin dudas. Cuando yo hablo de talento hablo de diamantes en bruto, porque en Uruguay hay mucho talento no volcado a la tecnología. ¿Qué tan fácil es llevar ese talento al rubro tecnológico? Básicamente esta debería ser la principal prioridad en la agenda del gobierno.

Es mentira que uno tiene que entrar al rubro de la tecnología de joven, se puede entrar a la tecnología sin importar la edad y sin importar la formación.

Cómo genero rápidamente ese talento que falta en el área digital con skills (habilidades) tecnológicas debe ser la prioridad número uno para el gobierno, para disminuir la brecha que existe entre la oferta y la demanda de profesionales. Porque la oferta de técnicos en Uruguay es muy, muy baja. 

¿En qué impacta esta diferencia entre oferta y demanda en mano de obra?
Se benefician los pocos que ya están en el rubro porque los profesionales se disputan en ese círculo pequeño y van aumentando sus sueldos.

Además, volcar gente a la tecnología hace que aumente el ingreso per cápita y esto no es menor si tenemos en cuenta que Uruguay es un país caro. A la vez, esto repercute en todos los sectores y dinamiza la economía del país. Los sueldos de los profesionales en tecnología suelen ser tres veces más altos que los vinculados a las finanzas o a la administración.

Este aumento genera un efecto de cascada en el país entero: más restaurantes, más ventas de autos, más panaderías. Esto mismo pasa en el Silicon Valley. Esto se ha visto en Irlanda, Israel o Estonia, que han puesto sus esfuerzos en la tecnología. 

De todos modos, este es un problema que existe en el mundo entero pero que en Uruguay se ve más acentuado. Según estudios, la demanda de talento en el mundo es entre 30% y 50% más alta que la oferta que hay en tecnología. En Uruguay, esto es tres o cuatro veces más grave. 

¿Cuál es la solución?
Hay que trabajarlo desde las escuelas —por ejemplo, una materia llamada Introducción a la tecnología, que esté dada por la profesora de Matemática—. Y apostar a la digitalización en la educación, dar incentivos para que la gente tome cursos sobre desarrollo tecnológico y abrir academias.

En el mediano plazo la demanda de profesionales se va a triplicar en el mundo y no sé cómo vamos a resolverlo, por eso tenemos que empezar a pensar sobre esto. Además hay que trabajar en la infraestructura del país. Por ejemplo, trabajar en contar con todas las herramientas para que Uruguay sea un centro de conferencias regional. Montevideo y Punta del Este tienen potencial en este sentido.

Uruguay compite con monstruos en este orden, como Brasil, Argentina y Colombia, pero tiene un diferencial que debe aprovechar: la estabilidad jurídica y económica que tiene el país frente a los vecinos de la región.

De todos modos, en el gobierno están haciendo las cosas muy bien para atraer inversores y empresas al país. Pero faltan incentivos para transformar a Uruguay en un centro mundial de innovación tecnológica, y para eso hace falta infraestructura. 

¿Por qué decidió invertir en SmartBot?
Porque vi una startup con mucho potencial, pese a estar conformada por pocas personas. Ahora tengo todas las energías en eso y esperamos levantar una ronda de inversión de Serie A en el primer trimestre del 2023 (para inyectarle capital) y hacerla crecer.

¿Qué inversión próxima a desarrollar tiene en mente?
Otro de los proyectos que me ocupa hoy en día es Block Academy, una startup que pretendo sacar con mis socios de Argentina y Brasil en el segundo semestre de este año.

Esta plataforma de acceso global pretende incentivar a las personas para que tomen diferentes cursos de desarrollo tecnológico en dos dimensiones. La primera es pagarle a la persona con criptomonedas para que luego pueda cambiarlas por la moneda de su país y hacerse del dinero. Y la segunda es que son cursos on demand, le permiten al usuario acceder al contenido educativo cuando lo desee.

El objetivo es que quien haga los cursos pueda conseguir trabajo rápidamente y que la empresa empleadora asociada a la plataforma asuma los costos y se los devuelva a la startup.