Facundo Ponce de León, presidente de la Agencia del Cine y el Audiovisual Uruguayo

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Facundo Ponce de León: "La discusión industria vs cultura es fácil, pero la idea de dos trincheras opuestas en términos de política pública es una mala estrategia"

El presidente de la Agencia del Cine, que asumió sus funciones en enero, habló sobre algunos de los desafíos del sector
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19 de agosto de 2023 a las 05:03

Las paredes de la oficina de la Agencia del Cine y el Audiovisual Uruguayo están tan desnudas como la superficie de algunos escritorios en los que, recién, empiezan a amontonarse poco a poco algunos papeles y carpetas. Pero es de esperar que con el paso de los meses eso cambie. De hecho, el presidente de la denominada ACAU, Facundo Ponce de León, tiene algunos planes para el lugar: colocar algunos afiches de películas uruguayas, "grafitear" zonas de las paredes grises que ahora dominan el paisaje en ese sector del edificio Los Nogales, del LATU. Pero por ahora todo está así: como si la veintena de funcionarios de la novel agencia del cine todavía se estuvieran instalando. Porque, además, la realidad es que es así. Apenas están allí desde marzo. Y marzo, dice Ponce de León, fue "ayer". 

La ACAU no tiene mucho más recorrido que ese. Porque se constituyó, finalmente, en enero. Y eso fue, en los mismos términos, anteayer.

Ese fue el momento en que Ponce de León, realizador, comunicador y académico de larga trayectoria a nivel público, asumió sus funciones de manera oficial, pero antes ya venía trabajando en el articulado de una Agencia que sustituye al antiguo ICAU (Instituto del Cine y el Audiovisual Uruguayo) y que se creó para acelerar el desarrollo de un sector que pretenden que pronto se convierta en industria. Un sector que, de todos modos, cuando surgió la noticia en la pasada Rendición de Cuentas estuvo cruzado por las discusiones en torno al reestructuramiento de los fondos del cine, de la falta de presencia de la palabra "cultura" y otras cuestiones similares. A partir de reuniones, reescrituras y otras actualizaciones, la ACAU encontró el camino hasta su fundación definitiva.

Con la mirada puesta en meter a Uruguay entre los países pujantes en el esquema de producción internacional, ciertas urgencias sobre la distribución y las facilidades que permite, y algunas metas trazadas, Ponce de León recibió a El Observador en la sede de la ACAU para esta entrevista.

En enero asumiste las funciones del presidente de la ACAU. ¿Qué empezó en ese momento?

Mi vida pública no, porque empezó antes. Empezó una nueva manera de servicio público. porque considero que mi tarea como comunicador y docente formó parte de un servicio público, siempre la entendí así. Pero ahora es un poco más formal, es en el marco del Estado. En términos concretos es mi primer empleo público, mi primer contrato con el Estado como trabajador. Empezó eso, empezó una nueva dimensión de vincularme con lo público desde el Estado. 

¿Qué procesos internos se activaron para asumir este nuevo rol?

Internamente fue un proceso de duelo. Un duelo para una manera de concebirme en la realización, para mi vínculo con la productora (Mueca), con mi hermano (ndr: junto a Juan Ponce de León lideraron esa productora y ciclos como El origen Vivir), con el vínculo con el ecosistema audiovisual local.  De alguna manera eso llegó a su fin. Aún después que termine esta presidencia volvería a otra cosa, como en su momento terminar Vidas fue un duelo y cuando volví con El origen fue algo diferente. Creo mucho en los procesos de duelo y regeneración, en saber cuándo terminar. Esos duelos tienen un momento de dolor, pero también permiten renacer a otros pliegues del ser, a otras reinvenciones de aquello que sos.

Facundo Ponce de León, presidente de la Agencia del Cine y el Audiovisual Uruguayo

Entiendo que el duelo, también, es porque este rol choca con la posibilidad de seguir estando en la realización.

Sí, porque además chocan legalmente. Lo primero que hice fue asesorarme, y salí de la productora justo en el momento que terminaba una película (Hay una puerta ahí). O sea, en términos técnicos, asumir en la ACAU implica realmente cortar con la realización. Después, en términos más conceptuales, significa seguir buscando lo mismo desde otro lugar. Lo que trataba de buscar en Mueca ahora lo trato de buscar en la presidencia de la agencia, y esto es productos culturales que impacten en la ciudadanía y generen valor cultural, IP, una obra que tenga una buena vida en la población. Yo quería que pasara eso con las cosas que hacía antes y sigo queriendo que pase eso desde acá. 

¿Cómo es ahora el relacionamiento con el cine uruguayo? Porque ahora, al ver una película en sala o en su estreno, se trata de vivirlo desde este rol de decisión y jerarquía.

Es una relación nueva para mí. Estoy aprendiendo a convivir con lo que el cargo supone, que es una cantidad de cosas que hoy las encarno yo y mañana otra persona. Es mi primera experiencia y la vivo con todo lo genuino que es que sea, justamente, la primera vez. A veces me olvido de que no soy Facundo Ponce De León en ese momento, sino el presidente de la ACAU, que es otra cosa, y que también soy yo, pero con otra presencia. Es un desafío que me gusta estar viviendo. La pregunta me lleva también hacia una reflexión más desde la agencia, de lo que estamos buscando, y es cómo lograr que cuando las obras llegan a su fin y viene el momento del estreno, la distribución y la exhibición, haya un empuje fuerte, que vayamos junto con la casa productora, con el equipo que hizo la película, hacia una búsqueda del mayor impacto posible en una doble dimensión. Por un lado, que lo que ya existe tenga más amplificación. El sábado pasado Cinemateca fue una fiesta con los 10 años de Anina. Es una película de animación que es parte al ADN cultural de este país. Como presidente de la agencia me pregunto: ¿le dimos toda la fuerza que debería? ¿Se amplificó junto a Divercine (ndr: el festival que organizó la función de la película) o pasó un poco desapercibida en la agenda cultural? Hay cosas que pasan que hay que subrayar más. La otra dimensión es que hay cosas que deberían pasar y no están pasando. Podría ver más gente viendo Divercine, podría llegar a más gente. Capaz que antes eso ya lo pensaba, pero ahora lo hago desde en un lugar donde puedo incidir.

¿Qué acciones concretas se deberían tomar para que eso pase, y que no se estaban haciendo?

Algunas ya se hicieron, lo que pasa que son invisibles a la ciudadanía. En el plan de fomento que está ahora en ejecución hay cambios sutiles, pero que van en esa dirección. Por ejemplo, cuando la película está pronta, si te presentas al estreno como productor tenés un puntaje, si la presenta un distribuidor tiene otro mayor, y si además del distribuidor se presenta una persona o empresa dedicada a comunicación medios y marketing tiene otro puntaje más alto todavía. Estos puntajes se traduce después en mayor apoyo económico. Eso ya está. Por eso digo que son cosas que están pasando, ya hay reuniones, hay una mesa de distribución que empezó a funcionar, horas y horas de reuniones con distribuidores, con gente del interior para ver qué pasa en esas salas. Hay reuniones con la Asociación de Productores, con Antel, con CineUy, con las plataformas, con el Instituto de Cine de Argentina para ver cómo funciona CineArt, su plataforma. En qué momento todo eso leuda para que se aplique una política específica no lo sé todavía, pero todos esos ingredientes están en la olla hirviendo.

Facundo Ponce de León, presidente de la Agencia del Cine y el Audiovisual Uruguayo

¿La creación de la ACAU llega tarde? ¿Debería haberse creado antes, teniendo en cuenta, por ejemplo, cosas que ya sucedieron como la explosión de los rodajes extranjeros en pandemia?

Es complejo. ¿Qué hubiera pasado si la agencia nacía inmediatamente después del compromiso audiovisual, que es del 2014, y no estaba al PUA (Programa Uruguay Audiovisual), que ha sido un gigante dinamizador? ¿Qué hubiera pasado si nacía en el 2019, que es el mismo año del PUA? Creo que nació cuando tenía que nacer. Llega tarde, en cierta manera, porque hace muchos años que se hablaba de la necesidad de esta institucionalidad. ¿Pero cuándo es que un sector se transforma en industrial? ¿Cuándo se tiene la madurez para poder decirlo? No es una pregunta tan fácil de responder. ¿Cuál se da el salto para que una actividad que es más artesanal, más informal, pase a ser industrial? En ese salto estamos, todavía. Y en ese sentido, la agencia llega en un momento justo para tratar de que todos los eslabones de la cadena audiovisual empiecen procesos de profesionalización. Llegó en un buen momento para que cosas que estaban dispersas empiecen a tener cierta organización más colectiva y más formal. El PUA hoy está en su tercera convocatoria, y hay un aprendizaje que le permite a la agencia poder capitalizar mucho. Gestionamos ese fondo desde setiembre, porque antes lo hacía un convenio interinstitucional entre el MEC, el MIEM, Uruguay XXI, la ANDE. Hay lecciones aprendidas, y ahora la agencia las puede tomar y sobre ellas mejorar.

¿Cuáles son las urgencias o necesidades inmediatas del sector?

Dejame hacer una aclaración: las necesidades o urgencias del sector no necesariamente son las de todo el ecosistema audiovisual. Hay políticas públicas que quizás para una casa productora no tienen ninguna urgencia. Para mí, por ejemplo, era una urgencia la sistematización de los datos, el observatorio que el próximo miércoles publica sus primeros resultados. Si le preguntás a las personas que están queriendo hacer una película te van a decir que eso no es una urgencia, pero sí lo es en términos de política pública. La trazabilidad de la historia del cine y del audiovisual en Uruguay era necesario y estamos en eso. Hoy podés seguir los últimos 10 años, entrar desde cualquier parte del país a ver qué se estrenó en el 2016, cuánto fue ficción y cuánto documental. La otra urgencia es la distribución, exhibición y el archivo. Somos un país que crea mucha obra, pero tenemos un gran debe con la vida de esas obras. Necesitamos que esas obras vivan más y mejor. Y hablo desde cómo quedan archivadas y catalogadas luego de su estreno. Para poder garantizar la sobrevida de En la puta vida o El baño del papa las tenemos que tener bien catalogadas, saber dónde están, en qué momento tenemos la oportunidad para que vuelvan.

¿Por qué eso estaba fallando en Uruguay?

La respuesta tiene un poco de política y un poco de antropología. ¿Cuánto ordenás vos las fotos que tenés en tu celular? ¿Y las fotos del primer celular que tenías dónde están? ¿Archivadas? Por eso las buenas políticas de archivo y conservación son importantes. Ahora nos llegó un correo de una filmoteca en Praga que encontraron cinco películas uruguayas de la década del 40. ¿Cómo terminaron ahí? Tenemos que tener esa información. Y después otra urgencia para mí es la mirada nacional o de bandera. Tenemos que sacarnos cartel como país de que acá se filmó Senna, que se filmó la AMIA, porque si bien los servicios de producción después a nivel de propiedad intelectual son de Netflix o Amazon, no implica que no podamos tener una mirada identitaria fuerte que esté atrás.

En medio de las tensiones que se generaron durante la articulación de la agencia con los gremios del cine a fines de 2022, la discusión entre industria y cultura fue una de las principales. Has dejado claro que para vos son complementarias y no hay una brecha, que si se quiere abrazar el desarrollo la industria entrará tarde o temprano en el arte. Ahora: ¿qué pasa con esos cineastas que, de todas formas, prefieran sostener una producción exclusivamente artística, alejada de las reglas del cine comercial o industrial, de sus cánones y sus búsqueda de la taquilla? ¿La agencia también amparará sus proyectos? ¿Los integrará?

Estoy 100% de acuerdo en que tengo que ampararlos también, el único problema es que habría que decirles a esos cineastas que no son los únicos para los que tenemos que estar. Es más, si me preguntás en términos de política pública, siempre que haya algún díscolo en la vuelta ayuda, moviliza, el problema es que pensemos que ese sea el único tipo de arte apalancable. Y de vuelta, esos cineastas están en la industria también, van a tener que pasar por los llamados de la ACAU para conseguir fondos, por los contratos con abogados para poder rodar, por contratos de alquiler de equipos. Si quieren estar al margen del borde perfecto, está bien, pero otra cosa es que esa sea la política pública. La política tiene que ser diversa, que es una palabra a veces tan fácil de decir y tan difícil de poner en práctica. Si vos tenés una comedia de enredos que tiene todo el checklist para ser un éxito, la agencia tiene que decir "bien, presentala", y probablemente, si es un gran éxito de taquilla, va a generar mejores fondos para que esos otros artistas también puedan tener su espacio para la película de plano único de 45 minutos viendo caer la lluvia. Esa es la mirada diversa que hay que integrar. Y lo que repito es que la discusión industria versus cultura es fácil, pero la idea de que sean dos trincheras opuestas que se tiran bombas me resulta, en términos de política pública, una mala estrategia. Dame la intersección, en esa intersección está lleno de artistas, de creadores, de comerciantes, está Christopher Nolan, está Stanley Kubrick, está Steven Spielberg, está Pedro Almodóvar, está Juan José Campanella, está Aparte de Mario Handler, están las historias que nos gustaron, las películas icónicas del inconsciente colectivo. Quiero estar en la intersección, que la política la habite, porque en el fondo lo otro es "hay un enemigo", y la mejor política pública es tener claro que acá no hay ningún enemigo.

En mayo surgió la noticia de que Uruguay buscaba contactos con Bollywood y el cine de la India. ¿Qué tanto se mira el mundo para generar alianzas y cuáles son los países que hoy están entre las prioridades?

El mapa del mundo se mira todo el tiempo porque en un caso como el de Uruguay es inexorable hacerlo, porque no tenemos la fuerza interna de población para ser más autosustentable, como podría ser Brasil, Argentina o México. Uruguay tiene el deber de estar mirando el mapamundi para exportar su talento y para traer gente a que brinde talento acá. Pero se mira con miradas que están sesgadas por cuestiones muy técnicas, como por ejemplo acuerdos bilaterales. Nosotros estamos en Ibermedia, acabamos de cerrar un acuerdo con Portugal de 10.000 euros para el desarrollo de guion, entonces miramos directo para ahí. Mirar el mundo, entonces, se transforma en ver con quién tenemos acuerdos. Trabajamos mucho con Cancillería. La mirada del mundo termina siendo la mirada de los lugares donde están pasando cosas o donde tenés acuerdos que podés firmar y apalancar. Para ser concreto, ahora estamos hablando con Inglaterra para crear un acuerdo, firmamos con Portugal, tenemos uno con Francia, vamos a firmar con Brasil, tenemos el del Mercosur, pero con Brasil es un fondo único, vamos a firmar con Dominicana y estamos conversando con Israel. Lo de India no prosperó.

Facundo Ponce de León, presidente de la Agencia del Cine y el Audiovisual Uruguayo

¿Uruguay exhibe lo suficiente su propio capital cultural cinematográfico? 

No. Es un debe. Y otro debe es que nos merecemos una academia. Que un país que tiene un promedio de 23 estrenos anuales no tenga una academia del cine no puede ser.

¿Y cuál sería su rol?

Formación de público, capacitación del sector y reconocimiento de obra. Lo que hace cualquier academia, más allá de que después te enteres sobre todo de los Oscar o los Goya. Las academias hacen eso: juntan al sector y generan capacitación, formación, talleres, escuelas. La agencia no va a ser la academia, la agencia la va a ayudar, la academia es autónoma. Para mí si en un año la tenemos armada, divino.  

¿Y cómo se financia? 

A través de capitales privados, con un poco de fondos de apoyo público, más membresías, más eventos recaudatorios.

¿Hay voluntad para que estén esos fondos públicos para la academia?

No lo sé, irán apareciendo. Pero tiene que salir y después habrá que empujar.

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