Diego Battiste

La economía uruguaya en 2022: ¿Un contexto externo más desafiante?

La recuperación del PIB en un contexto de creciente incertidumbre global para el próximo año

Tiempo de lectura: -'

25 de noviembre de 2021 a las 14:23

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

En el Rincón y Misiones de hoy analizaremos los principales desafíos externos que enfrentará la economía uruguaya en 2022. En esta entrega pondremos el foco en el contexto económico internacional y su potencial vínculo con nuestro desempeño económico. ¿Cómo nos afecta la suba de la inflación en EEUU? ¿Qué esperar de nuestros vecinos?

La economía se encamina a recuperar el nivel prepandemia en 2022

Luego de crecer por encima de lo previsto en el segundo trimestre (+0,9%), la economía habría acelerado su recuperación durante la segunda mitad del año. Si bien mantiene la heterogeneidad de situaciones particulares, la sostenida mejora de la situación sanitaria ha propiciado una importante recuperación en los sectores que se habían visto más afectados por las restricciones a la movilidad. Con la apertura total de fronteras en noviembre, las miradas apuntan ahora a conocer en qué magnitud se recuperará el turismo, la principal industria sin chimeneas de nuestro país, en particular por su impacto en el empleo.

La mayoría de los indicadores adelantados vinculados a la actividad económica crecieron durante el tercer trimestre (en términos desestacionalizados), en particular las ventas de nafta, fuertemente vinculadas a la movilidad, que crecieron un 10% en relación al trimestre anterior y se ubicaron un 1% por encima del nivel pre-pandemia en octubre. Las industrias manufactureras crecieron un 15% en términos interanuales, incididas por el desempeño récord del sector frigorífico, que en dicho período creció un 46%. En ese sentido, el valor de los bienes exportados durante el tercer trimestre creció un 48% en términos interanuales y alcanzó los US$ 8.700 millones en los primeros diez meses del año, un incremento de 31% frente al mismo período de 2020. Cerca de un tercio de dicho incremento responde al fuerte crecimiento de las exportaciones de carne bovina (+56%).

A su vez, la recaudación real de la DGI continúa mostrando un buen desempeño, creciendo 2% frente al segundo trimestre y ubicándose un 5% por encima del nivel prepandemia durante octubre. El mercado laboral, que se había estancado en el primer semestre ante el deterioro de la situación sanitaria, recuperó su dinamismo en la segunda mitad del año. El número de ocupados se ubicó durante setiembre en niveles similares a los del mismo mes de 2019, un 0,5% por debajo del nivel promedio para todo el año 2019. En los últimos dos meses se recuperaron más de 20 mil puestos de trabajo en relación al nivel de febrero-mayo de este año. Por otra parte, en octubre unas 51 mil personas se mantenían en seguro de paro, una caída de 36% frente al nivel de mayo, ubicándose levemente por encima del nivel promedio de 2019 (+5.800).

En este contexto, la economía crecería levemente por encima del 3% este año y alcanzaría el nivel pre-pandemia a comienzos de 2022. ¿A qué noticias del ámbito internacional deberemos estar atentos en el próximo año?

El escenario internacional

Afectada por la variante delta, la economía de Estados Unidos redujo su ritmo de crecimiento en el tercer trimestre (+0,5%) aunque ya se ubica por encima del nivel pre-pandemia (+1,4%), esperándose un crecimiento de 6,0% en 2021 y de 5,2% en 2022 que ubicaría a la economía un 7,7% por encima del nivel de 2019. Más relevante aún es el hecho de que producto del fuerte estímulo fiscal y monetario que tuvo lugar durante 2020 y comienzos de 2021, la trayectoria del PIB en los próximos años superará la tendencia prepandemia. En otras palabras, en 2023 la economía estadounidense se ubicaría un 10% por encima del nivel de 2019, cuando en ausencia de la pandemia se esperaba un crecimiento de 7% en ese período.

En este contexto, y junto con la recuperación del mercado laboral, la inflación continuó acelerándose en los últimos meses. Desde comienzos de año, gran parte del debate económico ha girado en torno a si las causas de la aceleración de la inflación en los EEUU serían transitorias o permanentes. Inicialmente, y en línea con la visión de la Fed, las presiones inflacionarias parecen estar originadas por factores relativamente transitorios y/o contenidas a un grupo limitado de bienes, como ser la baja base de comparación, cuellos de botella derivados de que la demanda se recuperaba más rápido que la oferta (ej. fletes), precios del petróleo al alza, entre otros. 

En ese escenario, una inflación transitoriamente por encima del nivel objetivo de la Fed, sin afectar las expectativas de inflación de mediano y largo plazo y por tanto sin que exista un traslado a salarios (ej. que los salarios comiencen a ajustarse incorporando mayores expectativas de inflación de forma permanente), no afectaría el calendario de retiro de estímulos de la Fed, que originalmente anticipaba la primera suba en las tasas de interés durante 2023.

Sin embargo, algunos analistas argumentaban que el aumento en los precios puede obedecer también a un sobrecalentamiento de la demanda, derivada de los fuertes estímulos económicos desplegados para combatir los efectos de la pandemia, notoriamente el déficit fiscal alcanzando el 15% del PIB en 2020, el plan de expansión fiscal de Biden a comienzos de 2021 y tasas de interés reales en niveles negativos y cercanas a sus mínimos históricos.

En octubre, la inflación estuvo por encima de lo previsto y alcanzó el 6,2%, mientras que el núcleo inflacionario, que excluye rubros volátiles como alimentos y energía, se ubicó en 4,6%, el máximo en los últimos 30 años. A su vez, en setiembre el consumo privado real alcanzó el nivel de tendencia pre-pandemia, apoyando la tesis de la existencia de un sobrecalentamiento de la demanda. Producto de ello, no solo se han ajustado al alza las expectativas de inflación para 2021-22, sino que las expectativas a cinco años implícitas en el mercado financiero se aceleraron en las últimas semanas, ubicándose actualmente levemente por encima del 3,0%, más de un punto porcentual por encima del rango objetivo de la Fed. En esa línea, el mercado financiero ahora anticipa que el proceso de aumentos en la tasa de interés comenzará sobre mediados de 2022, cuando previamente se preveía que comenzaría en 2023.

La incertidumbre en torno a las causas de la inflación y sus consecuencias para la política monetaria se ha intensificado en las últimas semanas. Se trata de un tema clave para los mercados financieros y la economía global, ya que, si la inflación resulta más persistente que lo previsto por la Fed y ello se termina de trasladar a las expectativas de los agentes y al mercado laboral, tarde o temprano la respuesta será la de una suba en la tasa de interés más abrupta que lo previsto. Bajo ese escenario, los flujos de capitales saldrán rápidamente de los países emergentes hacia las economías avanzadas, aumentando el costo de financiamiento de los déficits fiscales, depreciando las monedas frente al dólar y posiblemente también reduciendo el precio de los commodities.

Si bien el contexto continúa siendo de abundancia global de liquidez y las tasas se mantienen en niveles históricamente bajos (el rendimiento del bono a 10 años de EEUU continúa oscilando en torno al 1,6%), una inflación más persistente en los EEUU que derive en un retiro de los estímulos monetarios más rápido que lo previsto será uno de los principales riesgos que enfrentarán los países emergentes en general en 2022, y nuestro país no será la excepción.

Un contexto regional con nubarrones

En Argentina, el resultado de la elección legislativa parece haber puesto a todo tipo de reforma económica en el freezer hasta las elecciones presidenciales de 2023. Ni gobierno ni oposición parecen tener incentivos para consensuar un plan económico antes de 2023 (y pagar los respectivos costos políticos), que indefectiblemente incluiría un fuerte ajuste del gasto público, una reducción del nivel de subsidios a las tarifas públicas y una devaluación del tipo de cambio oficial.

El hecho más relevante de la política económica en los próximos meses será el acuerdo (o la ausencia del mismo) con el FMI, organismo al que teóricamente debe abonarle cerca de US$ 18.000 millones en 2022. Ante la ausencia de fuentes de financiamiento y las escasas reservas internacionales disponibles, Argentina debería llegar a un acuerdo con el Fondo antes de marzo para evitar el default.

Si bien la actividad económica continuó recuperándose durante el tercer trimestre y se ubicó un 3,4% por encima del nivel prepandemia en setiembre, se mantiene casi un 5% por debajo del máximo alcanzado a inicios de 2018, en niveles similares a los de 2011.

En Brasil, las expectativas económicas continúan deteriorándose incididas por la incertidumbre fiscal que rodea al nuevo ciclo electoral. La inflación alcanzó el 10,7% en octubre, y si bien se espera que ceda a 5,0% en 2022, las expectativas continúan revisándose sistemáticamente al alza en los últimos meses. Si bien buena parte de la aceleración se explica por el aumento global en los precios de los commodities, el real continúa débil ante la incertidumbre fiscal y electoral a pesar de las sucesivas alzas en la tasa de interés doméstica (desde 2,00% en marzo a 7,75% en la actualidad).

La actividad económica, que se había recuperado rápidamente durante el segundo semestre de 2020, se estancó en torno al nivel pre-pandemia de febrero de este año. En este contexto, las proyecciones de crecimiento económico continúan siendo revisadas a la baja, esperándose ahora un crecimiento de 4,8% en 2021 (desde 5,2% en agosto) y de 0,7% en 2022 (2%).

En definitiva, el contexto regional no será positivo en el corto y mediano plazo, en particular para el turismo y el comercio en las ciudades fronterizas. La paridad cambiaria con nuestros vecinos, que ya era mala en la última temporada turística previo a la pandemia, se deterioró un 25% adicional frente a Argentina y un 15% frente a Brasil, ubicándonos en la comparación histórica en el nivel más caro de los últimos 40 años con ambos países.

Soy Nicolás Cichevski, Economista, Columnista de El Observador y Gerente en CPA Ferrere. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.