El debate se produjo en el marco de una creciente presión política sobre la iglesia anglicana

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La Iglesia de Inglaterra aceptó bendecir a las parejas homosexuales, pero no casarlas

Tras dos días de debate y luego de seis años de consultas internas, el órgano rector del culto anglicano adoptó una postura que no conforma a reformistas ni conservadores
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10 de febrero de 2023 a las 05:03

Luego de dos días de un intenso debate que dejó expuestas la división entre reformistas y conservadores, el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra integrado por casi 500 miembros electos aprobó con 250 votos a favor, 181 en contra y 10 abstenciones que los sacerdotes anglicanos bendigan a las parejas de un mismo sexo, decisión que sin embargo no deja conformes ni a los partidarios de los matrimonios homosexuales ni a sus críticos dentro de la institución.

Pese al tibio reformismos que implica la decisión, el cuerpo colegiado integrado por obispos, clérigos y laicos, que se reúne dos o tres veces al año para decidir sobre cuestiones doctrinales y políticas, tras casi seis años de consultas internas ratificó que no permitirá los matrimonios entre personas de un mismo sexo, resolución adoptada en un contexto de profundas diferencias tanto en el Reino Unido como en otros países de tradición anglicana.

El debate se produjo en el marco de una creciente presión política sobre la iglesia anglicana, separada de la Iglesia Católica desde el siglo XVI, para que reforme su enfoque sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, legalizado en Inglaterra y Gales en 2013. Dominante en el Reino Unido bajo la égida de la Iglesia de Inglaterra, de la que el rey es gobernador supremo, el culto anglicano cuenta con 85 millones de fieles en todo el mundo.

"Reconozco que habrá gente muy agradecida por la decisión y que a otros les habrá hecho daño. Las divisiones sobre estas cuestiones alcanzan lo más profundo de nuestra identidad humana. Esperamos que el debate atento y devoto de hoy marque un nuevo comienzo para la Iglesia, pues queremos seguir adelante, escuchándonos unos a otros", dijo la obispa de Londres, Sarah Mullally, quien se congratuló por el resultado de la votación.

Pese a la posición reformista del influyente Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, quien durante el viaje en el que acompañó al papa Francisco a Sudán del Sur se mostró proclive a una mayor apertura y condenó la criminalización de la homosexualidad, el rector de la Iglesia Evangélica de Oxford, Vaughan Roberts, consiguió durante el cónclave aglutinar a ala conservadora del cuerpo colegiado.

"Creo el planteamiento de algunos no nos mantendrá unidos, sino que solo traerá más división", argumentó. "Muchos de nosotros no podremos aceptar la propuesta y nos veremos obligados a distanciarnos de aquellos que la apoyen”, advirtió Roberts en referencia a las uniones civiles y los matrimonios homosexuales.

Welby, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, antes del sínodo había hecho público su apoyo a la propuesta reformista, alegando que era fruto de "un gran trabajo durante los últimos seis años" basado en "las Escrituras, la tradición y la razón". Una postura muy discutida dentro de la iglesia, sobre todo fuera del Reino Unido, en donde algunos obispos y sacerdotes suelen adoptar una línea decididamente reaccionaria respecto a la comunidad LGTB+.

Quienes adhieren a la postura de Welby reconocieron una vez finalizado el sínodo "el fracaso de la Iglesia a la hora de acoger" a las personas LGTBQ+. Señalan que la iglesia anglicana no se está yendo lo suficientemente lejos, mientras que los críticos argumentan que los cambios no hacen sino crear más desavenencias.

Esta última es la visión del poderoso y conservador Consejo Evangélico de la Iglesia de Inglaterra, que también se opone a la reforma y que afirmó que permitir que los sacerdotes bendigan a las parejas de un mismo sexo creará "más división" dentro de la institución. "Creemos que la responsabilidad de la Iglesia de Inglaterra es servir a la nación recitando el evangelio, no transigir con la cultura dominante", afirmó en un comunicado.

La decisión del sínodo se da luego que el mes pasado la Iglesia de Inglaterra pidiera disculpas a las personas LGTB+ por la actitud "hostil y homófoba" a la que pueden haberse enfrentado en algunas parroquias. “En lo que respecta a la criminalización, la Iglesia de Inglaterra, la Comunión Anglicana, ha aprobado dos resoluciones contra la criminalización, pero eso no ha cambiado realmente la mentalidad de mucha gente”, admitió Welby.

Jayne Ozanne, miembro del sínodo y activista LGTB+, calificó las disculpas de la iglesia de "palabras vacías". En diálogo con la agencia de noticias AFP, Ozanne recordó que la comunidad LGTB+ “lleva años escuchando disculpas, pero ninguna acción". "Es como una relación abusiva en la que alguien no deja de pegarte y luego te dice: 'lo siento, lo siento'", agregó.

El debate durante el sínodo incluyó también discusiones sobre el género de Dios. Incluso puso en debate la costumbre de algunos sacerdotes anglicanos de comenzar el Padre Nuestro refiriéndose a Dios como “Nuestro padre y madre que estás en el cielo”. Una práctica que promueve que las oraciones y servicios usen términos no específicos de género y que es anterior a los debates actuales sobre las personas transgénero y no binarias.

“Dios no es hombre. Ciertamente no el varón 'cis' blanco con barba, sentado en una nube a la que parecemos reducir y limitar a Dios tan a menudo. Dios es mucho más grande de lo que permite un sentido binario de género”, afirmó la reverenda Chantal Noppen, sacerdotisa de North Wearside, antes del comienzo del sínodo.

Por el contrario, el reverendo Ian Paul, miembro conservador del Sínodo General, sostuvo que cambiar el uso de pronombres masculinos para Dios “alejaría la doctrina de la iglesia” de las Escrituras. “El uso de pronombres masculinos para Dios no debe entenderse como que Dios es masculino, lo cual es una herejía. Dios no tiene sexo, a diferencia de la humanidad”, aclaró Paul, quien no obstante argumentó que neutralizar el género de Dios Padre supondría “una pérdida de significado”.

El debate y las decisiones adoptadas por el sínodo, que finalmente autoriza a los sacerdotes a bendecir a las parejas de un mimo sexo y al mismo tiempo rechaza unirlas en matrimonio, se da en paralelo a la discusión abierta por el papa Francisco en la Iglesia Católica, controversia que surge de adoptar una postura relativamente liberal sobre la homosexualidad, afirmando que quienes la criminalizan están "equivocados". Postura que, no obstante, no se aparta de la doctrina católica, que continúa definiendo el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer con fines de procreación.

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