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La pelota en la cancha de los empresarios y un debe del gobierno

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26 de noviembre de 2020 a las 16:37

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La coalición de gobierno se encamina a votar desde este lunes el Presupuesto quinquenal que definirá cómo se administrarán los recursos del Estado hasta 2024. En la discusión parlamentaria se realizaron algunos retoques (menores) que no cambiarán sustancialmente el proyecto que envió el Ministerio de Economía y la OPP el pasado 31 de agosto. Ahora vendrá la hora de jugar el partido (2021) con las nuevas reglas y donde el sector privado tendrá un rol clave para que la credibilidad del gobierno no quede en falsa escuadra. ¿Por qué es tan importante el empuje y las perspectivas que tengan los empresarios durante los próximos meses? ¿Y qué pasa con la política comercial de Uruguay? De eso irá esta entrega semanal de Rincón y Misiones.

La salida (algo más) despejada

En las últimas semanas las noticias que llegaron del exterior con las pruebas exitosas de distintas compañías para la vacuna contra el covid-19 inyectaron una ola de optimismo en los mercados bursátiles. El índice Dow Jones de la bolsa de EEUU superó esta semana el umbral de los 30.000 puntos, su máximo histórico, también empujado por el levantamiento de los obstáculos a la transición presidencial en EEUU de Joe Biden. El fin de la pandemia parece estar más cerca para 2021, aunque sus efectos todavía siguen haciendo mella y generando ruido. El último dato que arrojó el Índice Líder de Ceres mostró cierta pausa en el ritmo de recuperación de la economía uruguaya en noviembre como te muestro en este gráfico más abajo y puso fin así a una racha alcista de cuatro meses. 

El dato de noviembre indica una pausa en el aumento de producción, aunque hay señales de que eso habría sido puntual y podría retomar el alza en el mes siguiente, precisó Ceres. El Índice Líder es un anticipador de tendencia en actividad, pero una tasa con cambio de signo no es suficiente para indicar un cambio de rumbo; son necesarios tres datos del mismo signo para indicar tendencia.

Sin embargo, en una mirada un poquito más larga el clima luce más alentador. Así quedó de manifiesto en la última encuesta de Expectativas Empresariales de la consultora Exante. Por primera vez desde 2014 volvieron a ser mayoría quienes consideran que el clima de inversión en Uruguay es bueno o muy bueno. En la misma línea, mejoraron las expectativas respecto a 2021: 73% de 308 gerentes y altos ejecutivos de empresas grandes y medianas que operan en el país consultados considera que la situación económica será mejor al cabo de un año, mientras que las opiniones positivas sobre la evolución del clima de inversiones en los próximos 12 meses ascendieron a 67%.

El equipo económico confía en que los incentivos que dio en los últimos meses para alentar la inversión privada den sus frutos y eso se traslade a la recuperación (de 4,3%) que se proyecta desde el gobierno para 2021 y con ello se consolida la recuperación del mercado laboral. “En una semana aparecieron en suma casi US$ 100 millones (de inversión privada). Y por contacto con estudios y consultorías sabemos que hay mucha expectativa y van a entrar muchos proyectos interesantes”, dijo el subsecretario de Economía Alejandro Irastorza en una entrevista con El Observador a fines de octubre. 

Los próximos meses serán clave para ver cuántas de esas intenciones de inversión se terminan materializando. ¿Por qué es tan relevante? Porque en los supuestos que presentó el gobierno en su ley de Presupuesto quinquenal no se proyecta una caída del gasto público sino cierta estabilidad en términos reales. Este gráfico de Ceres resume básicamente que para la meta (desafiante y exigente) de llevar el déficit fiscal a 2,5% del PIB para el final del período (hoy está en 5,8%) o estabilizar la deuda pública, la clave pasa porque se confirmen los supuestos de crecimiento que tiene el equipo económico. 

Las agencias calificadoras han dado una carta de crédito para comenzar a evaluar la consistencia de ese plan, pero si comienzan a ver fisuras seguramente lo trasladarán a sus evaluaciones y el grado inversor puede estar en riesgo. Ese activo es el que hoy, por ejemplo, permite acceder a financiamiento barato y abundante en los mercados internacionales para tapar el rojo de las cuentas públicas y también es un llamador para captar inversión extranjera. Está claro que el envión de UPM no será suficiente para sostener ese 2,3% de crecimiento promedio para la economía que proyecta la administración hasta 2024, de ahí la relevancia de que el resto de la inversión privada acompañe.

La inserción internacional: entre sobrediagnósticos e insinuaciones 

Diego Battiste

Que el Mercosur así no puede seguir. Que el país no puede quedar atado a la suerte (e intereses) de Brasil o Argentina. Que hay que acercarse más a China y el sudeste asiático. Los diagnósticos sobre el rumbo de la política comercial que debería recorrer Uruguay tanto en el gobierno como la oposición (que hasta hace poco estuvo a cargo del poder) parecen estar meridianamente claros y sin mayores disensos. Sin embargo, cuesta (hasta ahora) encontrar avances concretos en esa dirección. Salir del Mercosur no es una opción que esté sobre la mesa de la primera línea del gobierno. 

El propio presidente Luis Lacalle Pou ha definido una estrategia pragmática y aperturista en sus distintas apariciones públicas pero -durante el 2020 (su primer año de gestión empañado por la pandemia)- tendrá pocos huevos en la canasta. Incluso este puntal de cualquier gobierno tuvo un traspié con la sorpresiva salida de Ernesto Talvi del Palacio Santos apenas cinco meses después de haber asumido. 

Uruguay culminará sin pena ni gloria la presidencia pro témpore del Mercosur sin haber atado el trabajoso y dilatado TLC con la Unión Europea. Aunque el canciller Fracisco Bustillo procurará en una gira por el viejo continente mantener latente la firma de ese tratado, si no se destraba la pata ambiental por la Amazonia y el gobierno de Jair Bolsonaro no envía alguna señal, parece poco probable que esa rúbrica salga a corto plazo. El futuro y modernización del Mercosur con dos presidentes tan enfrentados y con una fría relación como Bolsonaro y Alberto Fernández dejan un panorama no muy promisorio para los socios más pequeños (Paraguay y Uruguay). Bustillo es optimista en concluir de forma rápida los tratados en proceso del Mercosur con Corea del Sur, Canadá, Singapur y Líbano, y evaluar otras oportunidades. 

Con China (el principal socio comercial de Uruguay) no hubo en este 2020 una agenda agresiva para mejorar el acceso de los productos uruguayos como la carne vacuna (deja casi US$ 200 millones en aduanas de otros países por aranceles) o lácteos, donde el país corre con bastante desventaja (hace décadas) con competidores directos como Nueva Zelanda, Australia o Chile. La estrategia que manejó el presidente de buscar nichos o cuotas para productos uruguayos en mercados sin necesidad de recurrir a la sigla pomposa de los TLC está en pañales. 

Por su parte, el cambio de gobierno en EEUU pone un manto de incertidumbre sobre cómo será el vínculo de la administración Biden con Uruguay, tras distintos guiños y cercanía (política) que el presidente Lacalle mantuvo con Trump desde que asumió. En teoría, un gobierno demócrata debería bajar los decibeles a la guerra comercial que desató Trump, pero algunos expertos tienen dudas en que Biden desarme de un día para el otro los pasos que dio su antecesor. De todas formas, que la tendencia proteccionista que tomaron muchos países no se profundice es positivo para Uruguay aunque con eso no alcanza. La cancillería tendrá que apelar al ingenio y a todo su pragmatismo para imprimirle velocidad a la agenda comercial para mejorar la colocación de los productos uruguayos en el exterior y bajar esa mochila de casi US$ 340 millones por año. 

El gobierno de coalición hizo una parte de los deberes al sacar un Presupuesto sin grandes ajustes y le pasó la posta al sector privado para que responda con inversión y empleo. Habrá que ver si los centros y señales que se han dado hasta ahora alcanzan o se requerirán nuevas estrategias.   

Soy Ándrés Oyhenard , editor de Economía y Empresas de El Observador. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.

 

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