Camilo dos Santos

Exreclusos que trabajan en empresas uruguayas: historias de reinserción

En Uruguay son pocas las empresas que contratan liberados; un proyecto de ley puede cambiar esa realidad

Tiempo de lectura: -'

03 de agosto de 2020 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Cada año, entre 6.000 y 7.000 personas son liberadas de las cárceles uruguayas. El 60% termina viviendo en la calle, porcentaje que también coincide con los que vuelven a delinquir. 

Homero Suárez es uno de los dueños de la empresa Cañerías Industriales. Es la primera vez que cuenta –más allá de su círculo íntimo– sobre la experiencia de tener hace dos años a dos exreclusos como empleados. La decisión no tuvo que ver con la llamada responsabilidad social empresaria, sino con una convicción personal. Por eso, dudó al principio acerca de hablar en nombre de su empresa y aclaró que no le interesa “figurar”. 

Está convencido de que si todas las empresas contrataran dos o tres liberados, el panorama y las cifras de reincidencia serían otras. 

Los datos de la Dirección Nacional del Liberado (Dinali) respaldan esa visión: entre los 600 exconvictos que realizaron pasantías en esa repartición, el porcentaje de reincidencia baja a 10%. Entonces, la inserción laboral es uno de los puntos que podría reducir significativamente el regreso al delito; por eso, la Dinali –junto con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop)– capacita a los liberados en varios oficios, brinda pasantías y distintos tipos de apoyo según las necesidades de cada uno. Pero el gran desafío de la Dinali es su capacidad de impacto, ya que el presupuesto es “bastante limitado”, dijo su director, Gustavo Silveyra.

Y en la situación de crisis actual, la idea es recurrir al empresariado: “La posibilidad de generar un empleo en personas que quieren cambiar de vida es fundamental y me parece que con esta crisis apuntar al sector privado es clave”,dijo.

Por su parte, la senadora colorada Carmen Sanguinetti también cree que es momento de apelar con mayor fuerza a las empresas privadas, que son “el mayor contratador”. 

“La Dinali hace un buen trabajo. Las reincidencias son mucho más bajas, pero tienen un cupo muy limitado”, coincidió. La legisladora impulsa un proyecto de ley para ofrecer incentivos a las empresas que contraten liberados. El borrador se está elaborando con aportes de empresas, organizaciones que trabajan con liberados y autoridades del Poder Ejecutivo que participaron de un conversatorio realizado el 20 de julio. Adelantó que apuntará a la exoneración de aportes patronales, que probablemente será gradual; por ejemplo, total durante el primer año de trabajo y que luego se vaya equiparando. “Un empujoncito para el inicio”, resumió. 

Silveyra coincide en que ese es un buen camino. “Es muy importante que haya un mecanismo para que baje la reincidencia, y un camino es la reinserción laboral, darse cuenta de que el Estado va a terminar ahorrando dinero si invierte en ayudar a las personas que salen de las cárceles. Algún mecanismo de exoneración o beneficios no va a ser un gasto, sino una inversión que a corto o mediano plazo pueda significar un ahorro a la sociedad de un costo, como la prisionalización y las pérdidas por la  inseguridad”, afirmó. 

Ordenar la vida

Por la pandemia, el dueño de Cañerías Industriales tuvo que mandar a todos sus empleados al seguro de paro. Al retomar las actividades, los primeros en ser tomados –de sus 10 trabajadores– fueron los dos liberados. “Fueron los únicos que me llamaban todas las semanas preguntando si había alguna novedad, alguna changa para hacer, si precisaba algo”, contó Suárez.

Considera que darles trabajo significa “ordenar la vida” de los exreclusos y está completamente seguro de que nunca volverán a ser quienes eran cuando los contrató. Uno de ellos aprendió a soldar y el otro, que no sabía leer ni escribir, está yendo a la escuela. “Tienen hora para levantarse, para almorzar, un día en la semana para cobrar el sueldo por el banco. Nunca se imaginaron tener una tarjeta para sacar plata”, cuenta orgulloso. 

“No faltan, no se llevan nada y cuando precisan algo lo piden. Me siento bárbaro con estos muchachos. Son cosas que hacen bien al alma y sabés que el día de mañana pueden conseguir trabajo en otro lado”, apuntó. 

Ambos fueron reclutados a través de la Dinali. El empresario cree que en su sector, esto puede dar “mayor tranquilidad” que tomar personal mediante cualquier bolsa de trabajo. Es que la Dinali, además del apoyo y preparación que brinda a los liberados cuando están a seis meses de recuperar la libertad y el posterior acompañamiento, también realiza un seguimiento una vez que el liberado consigue trabajo. 

"Me siento bárbaro con estos muchachos. Son cosas que hacen bien al alma". Homero Suárez, dueño de Cañerías Industriales

“La Dinali nos da tranquilidad de espíritu y la garantía de que hay con quién hablar si pasa algo. Ellos todos los meses tienen que ir, hablan con psicólogos y los incentivan a seguir trabajando”, comentó.

Uno más

Hace casi 10 años que la empresa de construcción Teyma contrata a exreclusos. Esto es parte de su política de responsabilidad social empresaria, basada en brindar trabajo digno y formal a la población vulnerable. Este año se incorporaron cinco liberados a través de la Dinali. Pero el gerente de Recursos Humanos, Jorge Penedo, no sabe cuál es la cantidad total de exconvictos que trabajan en la empresa. Esto tiene una explicación clara: una vez que entran y se les hace el seguimiento inicial –como a cualquier otro trabajador– se busca, a propósito, “perderlos” dentro la estructura de la empresa para evitar la estigmatización.

“Después de un seguimiento inicial no los detectamos más, porque no queremos detectarlos más”, indicó Penedo. A su entender, esta es la clave del éxito; en 10 años la empresa nunca tuvo malas experiencias con exconvictos. “No está bueno hacerle un seguimiento a alguien por el hecho de ser liberado”, expresó. En el caso de los cinco reclutados este año, contó que en principio fueron llamados por cierto plazo, y que luego desde la obra –en donde no sabían que provenían de la Dinali– se pidió que continuaran. 


"Luego de un seguimiento inicial no detectamos a los liberados para evitar la estigmatización" . Jorge Penedo, Gerente de Recursos Humanos de Teyma

Para que la incorporación sea “natural” tampoco cree necesario preparar a los demás trabajadores para recibir al liberado. “Hablando mal y pronto, entraría como el raro de la clase y no queremos eso. Queremos evitar la estigmatización”, señaló. La persona entonces entra como cualquier otra y “con las mismas reglas de juego”.

Mercado Williman también incorporó de forma natural a un liberado a los 15 días de su inauguración, en noviembre del 2019. Su director, Matías Baikovicius, contó que llegaron a él a través del banco laboral del programa Yoga y Valores en Cárceles, fundado por Pamela Martínez. Es una de las organizaciones que oficia de nexo entre los liberados y las empresas privadas.“Mi madre colabora con el programa y me planteó la posibilidad. Justo necesitaba gente y vino a la entrevista como cualquier otra persona. Al final quedó para el puesto y la verdad es que la experiencia viene siendo excelente. Estamos muy contentos”, contó Baikovicius. 

En ese momento, nadie más que los socios de la empresa y el encargado del empleado supieron que estuvo privado de libertad.

Confianza: dar es recibir

Los compañeros, los proveedores, los dueños de los locales. Todos saben quién es Andrés. Es el único que –además de los socios– tiene la llave del Mercado Williman, que maneja mercaderías y controla cuando llegan los camiones. Es de los pocos que al llegar de mañana saluda a todos, uno por uno, aunque sean decenas. “Es bastante referente del mercado”, dijo Baikovicius. 

Camilo dos Santos
Al lado de su vivienda, en el garaje, Andrés tiene una especie de taller donde ahora trabaja en un mostrador de madera.

Basta con llegar al lugar y preguntar por Andrés para notarlo. No solo lo conocen, sino que también saben dónde encontrarlo, aun fuera de su horario de trabajo. Al cruzar la puerta de entrada, la empleada consultada no dudó un segundo en salir del mercado a buscarlo. Entró al parking de al lado y se dirigió hacia el fondo, donde podía verse una pequeña puerta. “Andrés, te buscan”, golpeó. 

Andrés, que estuvo preso durante cinco años y medio, vive en una vivienda ubicada dentro del garaje privado, del que se encarga –fuera de su trabajo en Mercado Williman– a cambio de ese techo. 

El 23 de noviembre de 2019 es una fecha que Andrés no olvida, al igual que los nervios que sentía. Fue su primer día de trabajo en Mercado Williman. Lo consiguió apenas 15 días después de salir de la cárcel. 

“No quería hacer cagadas”, recordó entre risas. “Ya sabés que saben de dónde venís. Tenés que hacer todo bien. Pero me dieron cierta libertad para trabajar acá que quizás en otro lado no te la dan”, subrayó. “Di con unos patrones que son de la planta, pero yo les cumplo”, reconoció.

"Tengo responsabilidades y eso ayuda. Si te quedás sentado en tu casa, es obvio que la cabeza te maquina". Andrés. Liberado, encargado de mantenimiento de Mercado Williman

Ganar la confianza de sus patrones fue uno de los mayores desafíos. “Es difícil porque incluso a la familia de uno le cuesta volver a confiar. Pero se trata de demostrarlo con hechos. No digas que te vas a portar bien, portate bien”, indicó

Y lo logró. Baikovicius, director de la empresa, al mes de trabajo le dio la llave del mercado. “También le di la llave para manejar los stocks. Es el único que maneja mercaderías, que controla cuando llegan los camiones. La realidad es que se ganó nuestra confianza y es correspondido. Si vos das confianza, recibís confianza. Es así, se la ganó él y nosotros le permitimos que pueda demostrarnos la confianza”, contó.

Andrés se encarga del mantenimiento del lugar. Da una mano en todo lo que se necesita: pintar, arreglar objetos, recibir a los distribuidores, controlar que traigan la mercadería correcta. Al lado de su vivienda, en el garaje, tiene una especie de taller donde ahora trabaja en un mostrador de madera. Son “tremendas responsabilidades”, dijo Andrés, que habla con una energía que, según cuenta, sus compañeros destacan. “Estoy en un local y en otro, saludo a todos. Tengo eso, me gusta sociabilizar” admitió.

“En menos de un año tengo tremendo laburo, sigo con las clases de yoga, tengo mi apartamento, tengo responsabilidades. Eso ayuda. Tenés cosas que hacer. Si estás sentado en tu casa, es obvio que la cabeza te maquina”, aseguró.

Respaldo

Los empresarios y ejecutivos consultados coincidieron en la importancia de que exista el respaldo de una institución al contratar a un liberado. 

Baikovicius no sabe sobre el pasado de Andrés, y tampoco le interesa “curiosear sobre temas más personales”. Le basta con saber que proviene de una fundación, de un proceso que conoce y en el que confía. “No es que aparece de la nada y con una experiencia sin procesar. El proceso me da la pauta de que la persona está preparada para insertarse”, apuntó. Aunque actualmente no tiene vacantes, aseguró que volvería a contratar a un liberado.

En Cañerías Industriales, en tanto, Suárez comentó que fue necesario establecer algunas “normas”, ya que por ser exconvicto, un trabajador puede ser el primer “sospechoso” y al que todos sus compañeros apuntan cuando algo falta.

Dijo que al principio le costó “mezclar” a estos trabajadores con el resto. “Me preguntaban si tenían que poner candados, si les iban a robar. Puse las normas y se los trata como a todos los demás”, señaló. 

Suárez prácticamente pone las manos en el fuego por sus dos empleados liberados. “Estos dos muchachos nunca me van a robar nada. No se lo perdonarían a sí mismos si me roban algo”, expresó. Ambos trabajadores se quiebran cada vez que Suárez habla de su jubilación. Temen quedarse sin trabajo. Esto, para el empresario, deja en evidencia la necesidad de contención que tienen: “Es muy fácil moverle el piso a esta gente”. 

Efecto poderoso

En Uruguay, son pocas las empresas que contratan liberados. En la crisis actual, es aun más difícil encontrar oferta o intenciones por parte de los empresarios, apuntó Silveyra de Dinali. 

“De repente muchos quieren dar una mano, pero hacerse la idea de contratar a una persona que pasó por la prisión sin ningún incentivo es más complejo todavía”, sentenció.

Diego Battiste

Por otra parte, Sanguinetti destacó el impacto positivo que puede tener la inserción de un liberado en la dinámica de los equipos de trabajo. Considera que ofrecerle una oportunidad laboral genera agradecimiento y transforma la “lógica de equipo”. “La empresa como un todo está siendo un vehículo de inclusión social, y para los propios compañeros esto tiene un efecto muy poderoso”, subrayó. 

El yoga como base

En 2014, Pamela Martínez empezó a dar clases de yoga en la cárcel de Punta de Rieles, y adentrarse en el sistema fue un camino de ida. “Nos fuimos dando cuenta de las debilidades que tiene el tejido social. Las personas salían liberadas y los encontrábamos en la calle”, contó. 

De ahí surgió el programa que hoy tiene un abordaje integral: empieza en la cárcel a través del yoga (de asistencia voluntaria), y, al salir, los liberados tienen la opción de recibir acompañamiento, seguir tomando clases de yoga (gratuitas) en Sinergia Design y formar parte de un banco laboral; Gladys T, El Viajero, DAC, Mercado Williman, Concepto Nativo y Barraca Malvín son algunas de las empresas que firmaron el compromiso de contratar liberados. 

El proceso como liberado empieza por una entrevista. Luego se ofrece tratamiento psicológico semanal, sobre todo si la persona es adicta a drogas. Martínez reconoce que su programa es “muy exitoso” y con “mucho potencial de réplica”. Pero existe una clara limitación económica, ya que el único ingreso del programa son $ 30.000 que les brinda el Ministerio del Interior desde que lo declaró de interés ministerial. 

“Los pocos apoyos los conseguimos porque hacemos cenas a beneficio, ventas económicas, y además trabajamos para sostenernos”, contó. Cree que la rehabilitación y reinserción social de los liberados es un tema que está en la agenda de todos, pero es prioritario para pocos. Además, falta voluntad política y económica, añadió.

En la misma línea, Sanguinetti opinó que en Uruguay se da una paradoja: por un lado, antes de la pandemia había una “gran preocupación por la seguridad”; por otro, a su entender no está instalado en la agenda qué pasa con las personas privadas de libertad y qué se hace para rehabilitarlas y darles oportunidades.
“Hay mucho por hacer. Según el comisionado parlamentario penitenciario, solo a 27% de las personas se les dan oportunidades de rehabilitación”, indicó. 

Enajenados

El objetivo de brindar yoga en la cárcel es que los reclusos aprendan a manejar y administrar sus emociones, sin reprimirlas: “Simplemente saber encauzarlas para que no dañen y no sean destructivas. Eso les sorprende muchísimo porque son cosas que nunca aprendieron y cuando las aplican se dan cuenta de que tienen un valor importante”, subrayó Martínez.

De no hacerlo, un lugar “tan inhóspito” como la cárcel contribuye a sacar lo “peor” de uno y enajenarse, según la fundadora del programa. “Lo peor de las cárceles no son los presos. Es el sistema”, aseguró. 

"El yoga sirve para encauzar las emociones y que no se conviertan en destructivas. Se sorprenden muchísimo porque son cosas que nunca aprendieron" Pamela Martínez. Fundadora del programa de yoga en cárceles

Andrés también mencionó la importancia del yoga en un lugar con tanta tensión como la cárcel. Hoy va a las clases semanalmente y también compró los elementos para practicar en su casa. 

En los cinco años y medio, Andrés pasó por el Comcar y luego por la cárcel de Punta de Rieles. Piensa que de una cárcel como el Comcar se puede salir con “cierto rencor hacia la sociedad”. “Pero en realidad no es la sociedad. Es el sistema que hace cárceles para rehabilitarte pero no. Debería haber más cárceles como la de Punta de Rieles”, sostuvo Andrés.

El yoga lo ayuda a “bajar los decibeles”: “porque te volvés muy duro. Llega un momento en que sos parte del sistema y tenés que ser duro, porque si no te comen los leones ahí adentro. A raíz del yoga te empezás a ablandar un poco”, remarcó.

Oficios: la oportunidad

Los empresarios consultados por Café & Negocios coinciden en que las mayores oportunidades para liberados están en los oficios y tareas manuales. “Tenemos un universo variado. Probablemente va a haber presos que tengan un perfil para trabajo manual: panaderos, herreros, peluqueros, artesanos”, señaló la senadora Carmen Sanguinetti. En la construcción también hay oportunidades, señalaron. 
CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.