La reñida elección de 1994 y cómo actuaron el ganador y los perdedores aquella noche

Julio María Sanguinetti obtuvo la Presidencia por una diferencia de 26.637 votos sobre Alberto Volonté pero esa misma noche hubo saludo de felicitación

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27 de noviembre de 2019 a las 18:03

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Si la definición en las urnas del último domingo fue infartante, no lo fue menos la del 27 de noviembre de 1994. De hecho aquellos se presentaron como los comicios "más reñidos de la historia", como titulaba el semanario Búsqueda en su tapa del 1 de diciembre. Esa elección que fue la última en la que se eligió presidente en primera vuelta, sin posibilidad de balotaje, y dejó un país dividido en tres partes casi iguales.

El escrutinio ubicó ganador al candidato colorado Julio María Sanguinetti que volvía a la Presidencia por segunda vez, con 631.025 (32,2%), apenas 26.637 más que el Partido Nacional –quedó primera la fórmula Alberto Volonté y Álvaro Ramos– que obtuvo 607.388 votos (31,1%), mientras que el Encuentro Progresista –con Tabaré Vázquez y Rodolfo Nin Novoa– tuvieron 603.188 votos (30,8%). En aquella jornada hubo 66.178 votos observados.

La última encuesta de Equipos previa a la elección y publicada en El Observador el jueves 24 informaba que el Partido Colorado y el Partido Nacional estaban prácticamente igualados mientras que consignaban un crecimiento del Encuentro Progresista que lo ubicaba como el tercero en disputa. Según esos datos, los blancos recogían 28,9% y los colorados 28,6% mientras que la izquierda los seguía de cerca con el 27,4% de las adhesiones. El Nuevo Espacio tenía 5,8% de preferencias de los votos, el 3,1% se volcaba por partidos menores, un 4,7% se mantenía indeciso, mientras que el 1,5% no contestó.

Respecto a las mediciones anteriores la encuesta daba un leve descenso del Partido Nacional y un leve ascenso colorado, mientras que preveía que el Encuentro Progresista resultaría claro ganador en Montevideo.

Tapa de la noche de las elecciones de 1994

Cifra, en tanto, llegaba a la elección con una previsión del 33,5% de los votos para los colorados, 31% para los blancos y 30% para la izquierda.

En canal 12 el politólogo Luis Eduardo González proclamó a Sanguinetti presidente de la República pese a lo ajustado de los números. Años después recordaría ese logro profesional. "Fue una elección complicada pero la recuerdo básicamente con satisfacción (...) La distancia entre el primero y el tercero era menos de tres puntos porcentuales. Esta elección fue el momento de la transición", diría.

Pero antes, en Canal 10, se había difundido una encuesta a boca de urna del Instituto de Estadística de la Facultad de Ciencias Económicas que otorgaba el triunfo en la elección a Vázquez, que se había presentado bajo el lema Encuentro Progresista, y ese pronóstico exaltó los ánimos de los frenteamplistas, según consignó Búsqueda el jueves posterior a la elección. Miles de militantes se habían congregado en la sede de la coalición de izquierda en Río Negro y 18 de Julio.

Sin embargo, los muestreos de la coalición indicaban que el Encuentro Progresista iba tercero por lo que el presidente de la fuerza política, Líber Seregni, llamó a la calma a los militantes: “Señores a sentarse y esperar”, les ordenó.

Hasta poco después de la 1 de la madrugada Sanguinetti se negó a realizar declaraciones y seguía aguardando con mesura los resultados, consignó El Observador en su edición del 28 de noviembre.

Su principal competidor, Volonté, corroboró algunas cifras y llamó al teléfono celular de Sanguinetti. A través del secretario del candidato colorado, Ernesto Laguardia, le transmitió las felicitaciones, y le anunció que concurriría a la sede de la calle Martínez Trueba.

Cuando el líder de Manos a la Obra se disponía a salir hacia la sede del Partido Colorado fue interceptado por los militantes que le gritaban: “Todavía podemos ganar”. Volonté respondió: “Lo que corresponde es que yo vaya a saludar a Sanguinetti”. Pero en ese momento llegó a la sede, el líder del Movimiento Nacional de Rocha, también competidor en esa elección, Carlos Julio Pereyra y Volonté cambió de opinión.

En la sede del Encuentro Progresista, Vázquez y Nin junto a Mariano Arana, que esa noche había resultado electo intendente de Montevideo, y a Seregni, no admitieron expresamente la derrota aunque la insinuaron un minuto después de la 1 de la mañana. A esa hora salieron al balcón del comando. Vázquez destacó el triunfo de la capital y que "se ha ganado por casi un 10% más que las elecciones de 1989". En lo nacional “estamos a un punto y medio por debajo, todavía del Partido Colorado”, les dijo a la militancia desde el balcón de su sede.

La página de Política de El Observador

Según recogió Búsqueda, Vázquez habló de esperar los resultados finales. "Si estos marcan el triunfo de Sanguinetti con mucho gusto lo vamos a reconocer (…) pero creemos que todavía quedan instancias por cubrir”, dijo a los periodistas que cubrían su candidatura.

Poco antes de las 2 de la madrugada Sanguinetti se dirigió a la multitud reunida en el Partido Colorado proclamándose como triunfador de las elecciones, frente a los militantes que coreaban: "Y ya lo ve, y ya lo ve, somos gobierno otra vez". Y también cantaban: "Y llora, Vázquez llora", o "un minuto de silencio pa los blancos que están muertos".

"Todos somos conscientes de que el país tendrá que hacer un gran esfuerzo para afrontar todos los desafíos que hoy le son fundamentales... todos somos conscientes de que las circunstancias de nuestro sistema político nos imponen un gran esfuerzo para mantener una gobernabilidad efectiva", decía el mandatario electo en su primer discurso.

Según los análisis del día siguiente en El Observador, el Partido Colorado construyó su victoria a partir de una importante captura del electorado indeciso y una firme retención de votos entre sus sectores minoritarios, mientras que el Partido Nacional aunque creció en Canelones y en el interior perdió votos en Montevideo en las últimas dos semanas.

Sobre las 2.10 Volonté anunció nuevamente a los partidarios su propósito de concurrir a saludar a Sanguinetti. Explicó que se trataba de un “saludo de honor”, aunque luego su decisión volvió a variar. Finalmente cerca de las 2.30 Volonté se comunicó con Sanguinetti y le anunció que lo visitaría el lunes. Lo que ocurrió en su casa de Punta Carretas a dónde concurrió Volonté con Ramos, Pereyra y su compañero de fórmula Wilson Elso Goñi.

Volonté declaró en la madrugada del 28: “Hemos manifestado al presidente electo que dadas las dificultades que nadie puede olvidar (…) dadas las escasas mayorías con que cuenta y dado en los tercios en que se ha dividido el país, sepa que tiene nuestra disposición, todo el ánimo y las acciones prontas para contribuir a que ese gobierno sea para el beneficio de todos los uruguayos”.

El líder nacionalista le transmitió a Sanguinetti que su voluntad de colaboración llegaba hasta el cogobierno. “El único condicionamiento que le pondríamos es que se mantenga la estabilidad lograda”, dijo entonces, según consignó Búsqueda.

Poco después de que se confirmó el triunfo, Vázquez se fue de su sede en la Casa de América por la azotea guiado por linternas de sus custodias junto a Nin Novoa, para salir por una calle lateral. La crónica de Búsqueda relata que "abajo, centenares de frenteamplistas aguardaban en vano una nueva señal de victoria de su candidato presidencial". El relato termina contando que la esposa de Vázquez, María Auxiliadora Delgado, iba a con ellos pero algunos de los miembros de la seguridad le indicaron que se le haría difícil salir por la azotea. Entonces el candidato bajó unos escalones y la despidió para luego alejarse por el techo del edificio. En la planta baja ella se quedó llorando.

Al día siguiente Vázquez le envió una carta a Sanguinetti, antes de retirarse unos días a descansar a Aceguá. En la misiva le aseguró que podría contar con su "vocación patriótica y compromiso democrático, ambos irrenunciables" para lograr "la construcción de un Uruguay mejor”.

La transición
El martes 29 Sanguinetti se reunió con el presidente Luis Alberto Lacalle en el edificio Libertad durante 45 minutos para dar inicio a la transición. Lacalle puso a disposición del mandatario entrante toda la información del gobierno.
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