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La Sociedad de la Nieve en la mirada de los sobrevivientes de los Andes: “Bayona logró lo que nadie logra”

La película de J.A.Bayona clausuró el Festival de Venecia con una ovación, pero antes ya la habían visto los sobrevivientes de la tragedia y los familiares de quienes no volvieron de la montaña
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13 de septiembre de 2023 a las 05:04

“Cuando la muerte golpea las chapas del fuselaje, las costras banales se desvanecen, y personas comunes son capaces de gestos extraordinarios” – Adolfo “Fito” Strauch, La Sociedad de la Nieve

El fuselaje era una carcasa retorcida que se confundía sobre el manto blanquísimo de la nieve. El viernes 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en el corazón de los Andes, a 3.500 metros de altura entre las escarpadas cumbres nevadas, con 45 pasajeros a bordo. Después de 72 días aislados en uno de los lugares más inhóspitos del planeta y una expedición que parecía imposible, los sobrevivientes protagonizaron una de las historias de supervivencia más sorprendentes del mundo.

Pasaron 50 años, y Juan Antonio Bayona vuelve a contar la historia de quienes escaparon de la montaña, pero también la de aquellos que no pudieron regresar.

Cuando el director español estaba trabajando en Lo Imposible –el drama de una familia que vive el tsunami de Tailandia de 2004 y se reencuentra en medio de la tragedia– llegó a sus manos La Sociedad de la Nieve, el libro del uruguayo Pablo Vierci sobre el accidente aéreo. “La sociedad de la nieve me ayudó mucho en el proceso creativo de Lo imposible, y recuerdo que en su último día de rodaje cerramos el acuerdo para comprar los derechos del texto de Vierci. Nos ha costado 10 años encontrar la financiación”, contó Bayona en una entrevista con El País de Madrid. 

En mayo de 2011 Bayona mandó un mail que Vierci describió como “un meteorito transatlántico” que golpeó en el corazón y el alma de los supervivientes y la suya propia. Junto con el libro, el director español comenzó una relación de cercanía con los protagonistas. La primera vez que Carlos Páez habló con él fue hace doce años. “Estaba en Buenos Aires y él estaba en España en un conference call y lo sentí lagrimear en el teléfono. Es un tipo realmente sensible. Él vivió la experiencia, durmió donde estábamos nosotros. Es un loco”, recordó para El Observador.

La historia de sobrevivencia, no solo física sino también emocional, de los jóvenes uruguayos fue adaptada por el propio Bayona y ese proceso incluyó también varias visitas a Uruguay en las que él, los actores, guionistas e incluso el diseñador de sonido de la película se reunieron con los sobrevivientes para recrear con el mayor grado de detalle posible la historia y las condiciones de la montaña. “Tuvieron como 80 horas grabadas con nosotros, un testimonio de cada uno de nosotros y de ahí sale al final lo que es la película”, agregó Páez.

“Sentíamos que necesitaba que esta historia fuera contada desde las entrañas, lo que se sintió, lo que se vivió. Bayona hizo una película extraordinaria, estuvo diez años trabajando, te llamaba a las cuatro de la mañana para preguntarte los detalles más verosímiles para que veas el realismo con el que se había hecho”, contó a El Observador Gustavo Zerbino, también sobreviviente de la tragedia.

“Carlos Miguel Páez, mi hijo”

El artista plástico Carlos Páez Vilaró leyó desde San Fernando la lista de nombres de los sobrevivientes en Radio Carve. Y en quinto lugar dijo: “Carlitos Miguel Páez, mi hijo”, en un registro sonoro que aún hoy emociona.

Ahora, él mismo fue el encargado de interpretar ese momento. Cinco décadas después, Carlos Páez leyó su nombre de entre la lista de los 16 sobrevivientes de la tragedia. “Si Bayona no es uno de los mejores directores del mundo hoy, lo va a ser en breve porque es un apasionado, un obsesivo por las cosas exactas. De hecho me pidió que hiciera el papel de mi padre leyendo la lista de sobrevivientes”, contó.

Para lograrlo le mandaron un nutricionista desde Córdoba para bajar de peso y le tiñeron el pelo para que interpretara al reconocido artista plástico en una escena que grabaron unas nueve veces en la Intendencia de Montevideo. Es una experiencia que ahora define como “durísima”. 

“No solamente me estaba metiendo en mi historia, sino que además me estaba metiendo en la historia de mi padre. Al final tenía una confusión, ya no sabía si era el padre, el hijo o el que fuera. Pero fue maravilloso porque es una experiencia totalmente sanadora para mí, pero muy duro, reconozco que fue duro”, comentó.

Además, Páez describe al director de cine como “un tipo que por un lado tiene admiración por la historia”, pero que por otro lado tenía que dirigirlo en su rol de actor. “Para un viejo como yo, de 69 años, que lo ordenen es difícil”, recordó entre risas.

La película se transformó casi en una obsesión para el director español, que se reunió varias veces con los sobrevivientes para registrar cada recuerdo. El rodaje de la película –sujeto a condiciones extremas con una duración de 140 días– comenzó en la cordillera de Los Andes, luego se trasladó a Sierra Nevada en España, y se grabó en Uruguay en diferentes etapas.

“Bayona logró lo que nadie logra”

“Bayona, sos un hijo de puta”. Esas fueron las palabras de Carlos Páez después de ver la película por primera vez junto al resto de los sobrevivientes de la catástrofe aérea. Los siguientes diez días estuvo en estado de shock.

"Doy 100 conferencias por año en el mundo sobre el tema, pero uno tiende a minimizar y a buscar el lado bueno de la historia, y cuando te volvés a encontrar con la realidad... Yo te voy a decir lo que le dije a Bayona: ‘Bayona, sos un hijo de puta’. Porque me puso en el lugar, viví el lugar, viví hasta los olores, viví absolutamente todo, porque es una película real de verdad. Hay que tener cojones para hacer una película real. En todas las películas ponen un balance, esta es dura durante dos horas; los últimos 40 minutos es donde remonta emocionalmente", consideró.

La película tuvo tres funciones en la intimidad de los protagonistas antes de que el mundo la viera por primera vez en Venecia. De hecho, el primero que vio la película fue José Luis “Coche” Inciarte. El sobreviviente de la tragedia de los andes atravesó una enfermedad antes de su muerte, el pasado 27 de julio a los 75 años, y Bayona viajó a Montevideo para mostrarle personalmente el resultado.

"Bayona es un caballero, es el director de la película pero no tenía ni por qué haber hecho eso. Él vino primero a Uruguay a mostrarle la película Coche Inciarte, porque estaba muy grave y pensó que no llegaba. Solo a mostrársela a él. Después vino a mostrarnos la película a los sobrevivientes. Terminó la película, quedamos todos mudos, fuimos a almorzar y no podíamos creer porque fue como que nos hubiera pasado un tren bala por encima. Después vino de vuelta a pasarle la película a todos los tripulantes del avión. Todos juntos. Y fue maravilloso", dijo Zerbino. 

El 1 de setiembre reunieron en la Sala 10 de Movie a los sobrevivientes, sus familias y las familias de los pasajeros de aquel Fairchild FH-227D. “Cuando empezaron los créditos se puso de pie todo el cine a aplaudir. Te hace llorar toda la película, es fuerte pero es una película maravillosa”, dijo Zerbino.

“Fue una experiencia inolvidable y emocionante porque Bayona logró lo que nadie logra, que es la unidad entre los sobrevivientes –que es un grupo complicado– y la unidad de los sobrevivientes con los familiares de los que murieron. Se creó una cosa maravillosa porque él la hizo por los sobrevivientes pero también con el respeto absoluto a los que murieron en la tragedia”, sostuvo Páez.

J. A. Bayona

Ambos coinciden en su opinión sobre el director español. El primero lo describe como “un caballero” y el segundo dice que es, por sobre todas las cosas, “una gran persona”.

“Es un tipo que no va solamente por el dinero, es un tipo que es puro sentimiento”, comentó Páez. 

Zerbino destaca también el trabajo de las productoras del filme y el equipo uruguayo. “Los uruguayos tienen que estar orgullosos porque esta es una historia uruguaya, con artistas uruguayos, camarógrafos uruguayos, músicos uruguayos. Los mejores embajadores del país son los que trabajaron en esta película”. 

Una ovación en Venecia

El estreno mundial de La Sociedad de la Nieve tuvo lugar en la ceremonia de clausura del Festival de Cine de Venecia, con la presencia de Roberto Canessa, Carlos Páez Rodríguez, Fernando Parrado y Eduardo Strauch, que fueron testigos de una larga y constante ovación a su historia.

“No te puedo explicar con palabras lo que viví estos últimos cinco días”, dijo Páez. “Fue impresionante. Agregale también que Coche Inciarte murió hace un mes, o sea que era puro sentimiento. Y ver todo ese mundo, por un lado con cierta frivolidad porque el cine tiene eso de la frivolidad, pero por otro lado con tantos sentimientos y tanta cosa espiritual como tiene la película nuestra. Fue de las cosas más lindas que me pasaron en mi vida. Es más, estoy ronco ahora de lo que hablé, lo que grité, lo que lloré”, agregó.

Zerbino, por su parte, confirmó lo que sabía que iba a suceder: iba a ser un éxito. “Si las personas que perdieron a su familia en un cine junto a los sobrevivientes se ponen de pie a aplaudir algo de la crudeza, lo real, lo fuerte y lo maravilloso que es la película es porque para las personas que no la conocían iban a hacer mucho más”. 

“Es el mejor homenaje al ser humano, nosotros no tenemos nada que ver con esta película, es la historia del ser humano que saca lo mejor de adentro cuando no le queda otra posibilidad que dar ya la mejor versión de sí mismo”, agregó Zerbino.

Después del estreno en Venecia, La Sociedad de la Nieve participará en la sección Perlas del Festival de San Sebastián y está en carrera para los premios Oscar 2024 como una de las tres obras que están postuladas para representar a España en la categoría Mejor película internacional. La fecha de su llegada a Netflix, y eventualmente a salas uruguayas, todavía no ha sido anunciada.

La historia de la tragedia de los Andes fue llevada al cine en dos ocasiones antes de que Bayona decidiera volver a contarla. La primera fue Supervivientes de los Andes, una película mexicana dirigida por René Cardona, y posteriormente en ¡Viven!, una adaptación hollywoodense de Frank Marshall del libro de Piers Paul Read. “Una película muy bien intencionada, de mucho respeto, pero esta es una película en serio. Si no gana el Oscar pega en el palo. Te hipnotiza de tal manera que no se mueve nadie en el cine, nadie”.

Esta vez la narración está en la voz de Numa Turcatti, la última persona que murió en la montaña, interpretado por el uruguayo Enzo Vogrincic. “Eligió a Numa porque fue el último en morir y porque era una excelente persona. Muere dejando un legado de dignidad y de hombría impresionante. Y ese chico, que es uruguayo y viene de Liceo Jubilar, va camino al Oscar en su vida. Es un tipo que tiene una actuación que es impresionante”, acotó Páez.

“Esta película es bien uruguaya, habla de los valores de Uruguay, habla de las emociones, de los sentimientos. Las otras películas eran muy buenas, pero eran hechas por sajones que no viven a la manera uruguaya. No nos sentíamos representados. Si bien cinematográficamente era una gran película, le faltaba esto que van a ver ahora, el libro La Sociedad de la Nieve y esta película es lo mejor de nuestra historia”, consideró Zerbino.

Bayona, según los sobrevivientes, logró capturar con respeto la idiosincrasia en el centro de la historia con un elenco que, a diferencia de la película dirigida por Marshall hace treinta años, no cuenta con grandes estrellas pero sí con varias promesas como Enzo Vogincic, Matías Recalt, Agustín Pardella, Tomas Wolf, Esteban Kukuriczka, Francisco Romero, entre otros.

“Es una película que es del ser humano. No quiero caer en el uruguayismo. Es el ser humano que tiene esa capacidad de adaptarse, evolucionar a lo largo de la historia. Yo era un chico que no servía para nada, tenía 18 años, desayuno en la cama, con todas las comodidades, tenía niñera en aquella época, y me toca vivir esta bestia de historia de 70 días a 25 bajo cero con 29 muertos al lado. El ser humano puede, y eso es lo que queda. Por eso me encantaría que este quedara como un legado para la juventud”, sostuvo Páez.

En el mismo sentido reflexiona Zerbino: "Es una película extraordinaria y va a ser un homenaje a la historia. Nosotros fuimos protagonistas de un hecho que superó nuestra propia vivencia. Es una historia de seres humanos que ante la adversidad sacan lo mejor de sí para conectarse con el amor, la amistad, la solidaridad y los valores hicieron posible esto, como la vocación de servicio del arriero que sin conocernos hizo 140 kilómetros para avisar que había encontrado a dos personas. Es una cadena de actos y acciones que se transforman en un círculo virtuoso aunque parezca imposible. Es magia pero es realidad".

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