La tecnología que busca ayudar a la presencialidad plena en las aulas

Los beneficios académicos y afectivos de la asistencia de los niños a las aulas están probados, en Uruguay y el mundo, y por eso el objetivo de las autoridades para este año es apostar a la mayor presencialidad posible, de acuerdo con lo que permita la situación epidemiológica.

Hasta ahora, uno de los principales escollos para la asistencia presencial a clases fue la necesidad de garantizar el distanciamiento físico. Sin embargo, según informó Telemundo y confirmó Cromo, el Instituto Pasteur de Montevideo y el colegio Santa Elena presentaron a la ANEP una alternativa que permitiría reducir el distanciamiento sin exponer a la salud a un riesgo excesivo: la utilización de purificadores de aire en los salones de clase. La propuesta está ahora a consideración del Ministerio de Salud Pública (MSP).

El ofrecimiento es el resultado de un trabajo realizado por un grupo de investigadores del Pasteur, a solicitud de algunas empresas terminado a mediados de enero.

El estudio demostró que, sin los aparatos, “el aire tiene una carga microbiana mucho más alta que cuando encendés el equipo y lo dejás funcionar un tiempo”, explicó Vanesa Piattoni, investigadora y consultora en Innovación de este instituto científico. La experta agregó que cuando la carga microbiana es menor, el que respira ese ambiente “tiene menor posibilidad de contagiarse”.

El purificador reduce la cantidad de microorganismos y el aire sale entonces más limpio, aunque no se trata de “una esterilización completa” sino más bien de “una disminución progresiva”, dijo Piattoni. De hecho, se trata de “una herramienta complementaria” a las recomendaciones sanitarias. Sin embargo, serían de una enorme ayuda en los locales con dificultades de ventilación.

Para el análisis de los purificadores se hicieron estudios en laboratorio y ensayos de campo en el colegio Santa Elena.

Según pudo saber Cromo, la intención del estudio in situ fue medir la calidad del aire en un aula, de manera de poder estudiar cuál podría ser el verdadero impacto de utilizar esta tecnología en los salones de clase. El experimento se realizó en noviembre y la evaluación tuvo tres mediciones: sin el purificador encendido y sin estudiantes; con alumnos, pero con el aparato apagado; y con la presencia de jóvenes y el purificador en funcionamiento.

El director general del colegio y ex integrante del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), Pablo Cayota, aseguró a Cromo que “los resultados fueron muy auspiciosos” y “contundentes”, por lo que solicitó una audiencia con el presidente de la ANEP, Robert Silva.

En la reunión, que se concretó el 29 de enero, el director del Santa Elena pidió autorización para que con la utilización de los purificadores se permita disminuir la distancia dentro de la institución.

La utilización de purificadores "es algo que tiene múltiples ventajas desde el punto de vista educativo y desde la salud”, indicó Cayota. También aseguró que es una solución "a largo plazo" y que “no es una inversión solamente para el covid” porque también es eficiente “para otros microorganismos y virus que están en el aire y que siempre han sido la pesadilla de los centros educativos”.

Además, dijo que es una solución “más barata” porque el equipo no necesita de una instalación engorrosa, y ese costo es en comparación “mucho menor” que realizar obras, dividir grupos o alquilar otros espacios para mantener el distanciamiento físico garantizado.

“Nuestra intención es que esto sea un aporte más al esfuerzo que la sociedad tiene que hacer para garantizar la plena presencialidad, para que todos los niños vayan a la escuela todos los días”, agregó el directivo.

Luego de la reunión, el Codicen decidió elevar la solicitud al MSP por ser la autoridad competente en términos sanitarios. La cartera aún está estudiando la propuesta y no se ha expedido. “Estamos a la espera. Soluciones hay. Primero la infancia”, dijo Cayota este miércoles en uno de los dos tweets que publicó en su cuenta de Twitter sobre este tema.

Según pudo saber Cromo, la tecnología de este tipo de purificadores es creada por la NASA y se trajo al Uruguay a finales del año pasado. Originalmente se utiliza para el tratamiento y la conservación de la fruta, además de aplicarse en procesos de creación de vino. El costo varía según los metros cúbicos, pero en promedio cada aparato sale unos US$ 1.500.

El proceso de investigación

El equipo que integra Piattoni dentro del Institut Pasteur y que estuvo vinculado a esta investigación busca promover la innovación y la transferencia tecnológica. Su área de no está circunscripta al covid-19, pero desde la llegada de la pandemia una buena parte de los esfuerzos se volcaron a dar respuestas vinculadas al virus.

Si bien Piattoni explicó a Cromo que por confidencialidad no se puede ahondar en detalles técnicos del proceso, en resumen lo que se hizo en el caso de los purificadores “fue desarrollar una metodología de ensayo y análisis para poder hacer el servicio y decirles a las empresas: este aparato funciona, este no”.

La experta aseguró que trabajan en conjunto con el Centro de Innovación en Vigilancia Epidemiológica (CIVE), integrado por Gonzalo Moratorio, Gregorio Iraola y Pilar Moreno. “Somos un equipo con diferentes formaciones que se complementan”, indicó.

El grupo de investigadores pretende responder y ofrecer soluciones a diferentes situaciones que plantean empresas y diversos organismos. Piattoni dijo que en el marco de la pandemia han tenido diversas solicitudes, entre ellas algunas para testear la presencia de microorganismos en superficies, o para evaluar nuevas formas de desinfectantes.