Marcelo Umpierrez

La temporada turística 2021-22: entre la pandemia y el dólar blue

La situación económica en Argentina le agrega incertidumbre a la próxima temporada turística

Tiempo de lectura: -'

19 de agosto de 2021 a las 16:39

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

El gobierno anunció recientemente el cronograma de reapertura de fronteras con foco en la próxima temporada turística. En esta entrega de Rincón y Misiones analizaré la coyuntura económica de nuestros vecinos y como ello puede impactar en la actividad turística de nuestro país.

La incógnita de Argentina

El control de la situación sanitaria ha permitido el progresivo levantamiento de las restricciones y ello se viene reflejando en las expectativas de cara a lo que resta de este año y el próximo. Los analistas consultados por el Banco Central mejoraron sus proyecciones de crecimiento para 2021 (de 2,6% a 2,7%) y para 2022 (de 3% a 3,2%). Los analistas esperan que en 2022 el PIB de Uruguay sea 0,3% inferior al de 2019, la cifra más optimista desde enero, previo al deterioro de la pandemia en el país.

Con la educación volviendo a la presencialidad y el retorno de los espectáculos públicos, las miradas comienzan a enfocarse en lo que será el último sector en reactivarse, el turismo. En setiembre se permitirá el ingreso de propietarios extranjeros al país y a partir de noviembre se abrirán las fronteras para todos los extranjeros inmunizados.  

El retorno del turismo receptivo será el primer paso hacia la recuperación final del empleo. Se trata de un sector intensivo en mano de obra, en particular la más afectada por la pandemia, jóvenes y/o informales. A modo de ejemplo, entre enero y febrero, el número ocupados en el departamento de Maldonado suele aumentar cerca de 20% en relación al resto del año, siendo el comercio minorista, los restaurantes, la jardinería y los servicios de limpieza los sectores que explican gran parte del incremento.

En 2019 ingresaron al país cerca de 3,2 millones de turistas, con un gasto que rondó los US$ 1.800 millones, de los cuales casi US$ 1.000 millones (56%) provinieron de argentinos. Típicamente, cerca de dos tercios del gasto se concentra entre los meses de octubre y marzo. La temporada depende esencialmente del flujo de turistas provenientes de Argentina y de su nivel de gasto. 

En las últimas cuatro temporadas previas a la pandemia (2016-17, 2017-18, 2018-19 y 2019-20), el gasto de turistas brasileños osciló en torno a los US$ 170 millones por año mientras que el gasto de turistas provenientes de otros destinos rondó los US$ 280 millones. Por su parte, luego de dos años récord para el turismo, el gasto proveniente de los turistas argentinos cayó 38% en 2018-19 y 14% en 2019-20, ubicándose casi un 50% por debajo del nivel alcanzado en 2017-18.

El gasto de los argentinos en el país y, por tanto, el éxito de la temporada turística, dependen esencialmente del poder de compra del peso argentino en nuestro país. A partir de la crisis cambiaria desatada a inicios de 2018, el tipo de cambio real (TCR) bilateral con Argentina se redujo drásticamente y provocó una fuerte caída del poder adquisitivo de los argentinos en Uruguay.

En relación a la temporada 2017-18, el TCR cayó un 25% en 2018-19 y un 36% en 2019-20. Hoy en día, la paridad cambiaria indica que el poder de compra del peso argentino se redujo a menos de la mitad (45%) respecto al nivel de 2017-18. En otras palabras, de mantenerse en los niveles actuales, a los argentinos les costará el doble consumir en Uruguay el próximo verano. El deterioro de la paridad cambiaria frente a Brasil fue sensiblemente menor en las temporadas 2018-19 y 2019-20 -entre 5% y 10%-, aunque luego con la pandemia Uruguay se encareció un 10% adicional y se ubicó casi un 20% más caro en relación a 2016-17.

A su vez, además del encarecimiento en términos relativos de Uruguay frente Argentina, el salario real promedio de los trabajadores formales en la vecina orilla acumula una caída de 16% desde la temporada 2017-18 a la fecha, reduciendo aún más el poder de compra de la “clase media” en nuestro país. A modo de referencia, en Uruguay el salario real cayó en torno a 3% en los últimos dos años.

¿Qué esperar de las economías vecinas en los próximos meses?

En las últimas semanas la discusión económica comenzó a girar en torno a las elecciones legislativas a llevarse a cabo en noviembre. La reestructuración de la deuda con el FMI, que seguramente requerirá de un plan de reducción del gasto público, parece haber quedado para 2022 y las baterías están puestas en controlar el tipo de cambio -variable crítica en períodos electorales- y evitar que la inflación, que supera actualmente el 50%, se acelere.

Afectada por la pandemia, la economía argentina cayó un 9,9% en 2020 y se ubicó en niveles similares a los de 2007-2009. Si bien para 2021 se espera un crecimiento de 6,8%, el PIB se ubicaría todavía un 3,8% por debajo de 2019, en niveles similares a los del año 2010. Los datos mensuales indican que la actividad cayó un 24% entre marzo y abril de 2020 y se recuperó posteriormente -en base a un fuerte aumento del gasto- hasta ubicarse un 1,3% por debajo de nivel pre-pandemia en enero de 2021. Sin embargo, el deterioro de la situación sanitaria provocó una caída adicional de 2,8% entre febrero y mayo del presente año y la economía se mantuvo un 4% por debajo del nivel de febrero 2020.

El fuerte aumento del gasto público durante 2020 (el déficit fiscal superó el 8% del PIB) y la ausencia de alternativas para financiarlo provocaron un fuerte aumento del dólar blue hacia fines de 2020. A partir de noviembre, el gobierno tomó una postura algo más “ortodoxa” y comenzó un proceso de reducción del déficit fiscal, aumentando el gasto nominal por debajo de la inflación, y logrando estabilizar el tipo de cambio paralelo, que luego de rondar los 190 pesos argentinos en octubre cayó a 140 en marzo. A partir de allí, la situación sanitaria, la incertidumbre característica de los procesos electorales en Argentina y nuevas restricciones a la compra de dólares en las últimas semanas, volvieron a impulsar al dólar hasta los 180 pesos argentinos. En ese sentido, será difícil recibir buenas noticias desde la vecina orilla en el plano económico de cara a la próxima temporada turística.

La mayor espalda financiera, el fuerte impulso fiscal durante el pasado año y los precios récord de los commodities le permitieron a Brasil recuperar el nivel pre-pandemia en el primer trimestre de 2021. Luego de caer 4,1%, una de las menores caídas del PIB entre los países más afectados, se espera que el PIB crezca un 5,3% en 2021. Con las elecciones presidenciales de 2022 en el horizonte, los esfuerzos por consolidar el déficit fiscal y acelerar la agenda de reformas “pro-mercado” comienzan a mirarse con más detenimiento por los agentes económicos. El déficit fiscal, que cerró 2020 en 13,6%, viene reduciéndose en 2021 pero se mantiene todavía en niveles elevados (7,4% en junio), más aún considerando que la deuda pública ronda el 85% del PIB.

La inflación, que cerró 2020 en 4,5% y actualmente se ubica en su nivel más alto desde 2016 (9%), ha provocado que el Banco Central eleve la tasa de interés desde 2,00% a 5,25%, previendo una suba adicional en la próxima reunión a 6,25%. La política monetaria contractiva del país vecino podría generar alguna mejora en la paridad cambiaria en los próximos meses que abarate a Uruguay de cara al próximo verano.

A pesar del optimismo reinante ante la reapertura de fronteras, la economía de nuestros vecinos y la situación sanitaria le agregarán incertidumbre al sector para la próxima temporada. Es altamente probable que las actividades vinculadas al turismo continúen con su rentabilidad fuertemente afectada y ello impactará en la demanda de trabajadores, ya sea por cantidad o por extensión de los contratos.

En ese sentido, entendemos que será necesario destinar recursos y diseñar políticas que incentiven la contratación de trabajadores formales en la próxima temporada, en especial considerando que ya en condiciones normales varios rubros vinculados al turismo presentan niveles de informalidad y zafralidad por encima del promedio.

Soy Nicolás Cichevski, columnista de El Observador y gerente del área de consultoría económica en Grant Thornton. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisionesMe podés escribir aquí por comentarios u sugerencias.

 

 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.