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La vida en el agua sin Michael Phelps

Por primera vez sin el mejor de todos los tiempos, la natación comienza a descubrir nuevas sensaciones
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22 de julio de 2017 a las 05:00

El Mundial de natación de Budapest, que este domingo inicia sus días más apasionantes e intensos con las pruebas de velocidad en la piscina del Duna Arena, plantea un escenario muy particular, de esos a los que no estaba acostumbrada la Federación Internacional de Natación (FINA).

Esta 17ª edición de los mundiales, será el trampolín para lo que se viene por tratarse del primer torneo grande sin Michael Phelps.

Con todo lo que implica la ausencia del "tiburón de Baltimore", el mejor nadador de la historia y el deportista que más ganó en todas las disciplinas en los Juegos Olímpicos, con 23 medallas, se inicia una nueva etapa de descubrimientos, particularmente, y de confirmaciones de aquellos que venían a la sombra de Phelps o que se destacaban fuera del dominio del estadounidense o en las competencias femeninas pero quedaban absorbidos porque concentraba toda la atención.

Este será un mundial para comenzar a develar el rumbo que toma la natación a nivel individual y por equipos. A nivel de la figura, para encontrar quien llene el espacio de Phelps, si es que alguien puede ser capaz de lograrlo en su dimensión, y en el colectivo porque con el histórico nadador, Estados Unidos tenía un respaldo en el medallero que le permitía manejarse con la confianza de que era imbatible.

Además, disponía del aporte de otro grande, como Ryan Lochte, ausente en Hungría tras ser castigado durante 10 meses tras los Juegos Olímpicos de Río 2016.

En las competencias por países, el posible debilitamiento de Estados Unidos, que se podrá comprobar a partir de este domingo (o no), será terreno fértil para que Australia, Japón, Hungría y China le peleen el primer lugar en el medallero.

En ese contexto, el domingo a la hora 9.30 (4.30 de Uruguay) con la primera eliminatoria de 100 metros mariposa femenino, se abre el espacio para los descubrimientos. Con todo lo que implica comenzar a recorrer el camino en busca de los nuevos héroes del deporte, que por estos tiempos adquieren una relevancia muy particular.

Viejos conocidos y otros que entrarán en escena son los nombres que destacan: el británico Benjamin Proud (22 años), Chad Le Clos (25), el estadounidense Caeleb Dressel (20), el ruso Vladimir Morozov (25), el chino Sun Yang (25), el chino Jiayu Xu (21), el britántico Adam Peaty (22), el japonés Daiya Seto (25), el estadounidense Chase Kalisz (23), el japonés Kosuke Hagino (21), en una larga lista de nombres de nadadores, y la sueca Sarah Sjoström (23), la australiana Cate Campbell (25), la estadounidense Katie Ledecky (20), la canadiense Kylie Masse (21), la sueca Jennie Johansson (29), la lituana Ruta Meilutyte (20), la española Mireia Belomente y la histórica húngara Katinka Hosszu (28), entre las mujeres, serán las atracciones que tendrá el mundial.

A ellos se agregan los nombres de las japonesas Rikako Ikee y Susaka Hasegawa, ambas de 17 años, que potencian al equipo asiático que quiere desembarcar con toda una apuesta de cara a los Juegos de 2020.

La joya junto al Danubio

El Duna Arena, el estadio que albergó saltos ornamentales la primera semana, será desde este domingo la sede de las pruebas de velocidad en la piscina de 50 metros. Lejos del sueño de organizar los Juegos Olímpicos de 2024, Budapest encontró en el mundial de natación un buen refugio para hacer valer su prestigio y, fundamentalmente, sus fortalezas en la natación, en la que es potencia en waterpolo y se destaca en natación.

El estadio fue construido especialmente para este torneo, que levantaron desde la tierra al costado del río Danubio, en Pest. Tiene capacidad para 12.900 espectadores, lo comenzaron a construir el 15 de mayo de 2015 y lo culminaron el 21 de febrero de este año, cuando todavía cinco meses para presentar las obras.

El estadio tiene tres piscinas, dos olímpicas (la de competencias, una de calentamiento) y la de saltos ornamentales y desde FINA aseguraron que es la más modernas de todas las piscinas que existen en la actualidad en el mundo.

Después del mundial se desmontará parte de la estructura y el estadio permanente quedará con capacidad para 6.000 espectadores, al tiempo que mantendrá las tres piscinas.

El camino hasta Budapest 2017

La historia de los mundiales de natación comenzó hace 44 años, a 380 kilómetros, en Belgrado. Allí, con 686 atletas, bajo la presidencia del estadounidense Harold Henning FINA comenzó a recorrer un camino que a partir del siglo XXI experimentó su gran salto de calidad y crecimiento.

El mundial se disputó solamente dos veces en Sudamérica: Cali 1975 y Guayaquil 1982, fue tres veces a Oceanía, dos a Asia, una a Norteamérica -Montreal 2005- y Europa lo recibe por novena vez. Pese a que Estados Unidos es el histórico dominador del medallero, esta competencia nunca se desarrolló en su suelo.

El dato más relevante que se desprende de la historia es que de aquellos 686 atletas de la primera edición que participaron en 37 pruebas, tuvieron que esperar hasta 1986 para superar el millar (1.119 en Madrid 1986) y recién en Barcelona 2003 superó los 2.000. En Kazán 2015 participaron 2.400 en 75 competencias.

Budapest 2017, que se desarrolla bajo la presidencia del uruguayo Julio César Maglione, recibe a más de 2.500 atletas.

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