Bioeconomía de la Amazonía

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Las cadenas productivas amazónicas necesitan ayuda para promover el manejo sustentable de la región

Se trata de un factor clave en la lucha por preservar el mayor bosque tropical del mundo y mejorar las condiciones de vida de los campesinos y los pueblos indígenas
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26 de junio de 2023 a las 05:00

La consolidación de las cadenas productivas orientadas a promover la conservación de los bosques, la regeneración de los ecosistemas, la inclusión social y el combate contra la pobreza en las zonas rurales de la Amazonia se ve obstaculizada por la falta de asistencia técnica calificada y dirigida a las demandas de los productores.

La conclusión surge del estudio “Asistencia técnica para la bioeconomía en la Amazonia: de los desafíos a la solución”, publicado por el Instituto Escolhas, una organización no gubernamental que elabora estudios y análisis sobre el desarrollo sostenible y los desafíos socioambientales.

El documento advierte la necesidad de “profundizar y ampliar” lo que se conoce en América latina y el Caribe como Asistencia Técnica y Extensión Rural (ATER) para abarcar la bioeconomía, “incluyendo todas las cadenas de valor de la biodiversidad, guiadas por el conocimiento tradicional, la ciencia y la búsqueda de innovaciones en el uso de recursos biológicos y renovables”.

Según los especialistas, se trata de un factor clave en la lucha por preservar el mayor bosque tropical del mundo. El trabajo subraya la necesidad de “apuntalar el trabajo de indígenas y campesinos en el manejo sustentable de la floresta para extraer productos como nueces, frutas, caucho, aceites, maderas, pescados, fibras y plantas medicinales que la industria procesa para transformarlos; como así también en el campo de la agricultura, la piscicultura y el turismo sostenibles”.

La investigación se realizó en ocho territorios amazónicos. En total, 141 personas participaron en el estudio, ya sea como productores individuales o bien como representantes de emprendimientos cooperativos. El estudio, que se centró en la oferta de asistencia a los productores de açaí, andiroba, cacao, castaña y pirarucú, identificó un total de 131 demandas en los territorios analizados con potencial para “generar actividad económica circular, regenerativa, sostenible, inclusiva, con beneficios colectivos y locales”.

Al igual que en otras regiones de América latina, la cantidad y disponibilidad de técnicos es uno de los principales puntos críticos señalados por las organizaciones que ofrecen ATER. “Actualmente, el sector privado, ya sea mediante instituciones privadas o sin fines de lucro, es el mayor responsable de la asistencia ofrecida para la bioeconomía con el 52% del total”, precisa el estudio.

“La mayoría de las organizaciones informó que no lograba cumplir con las demandas de los productores. A esto se suma la complejidad logística de atender estos territorios, muy distantes de los centros urbanos, así como la dificultad de mantener la infraestructura mínima necesaria para hacer frente a tal complejidad. En el caso de las instituciones públicas, se destacó la necesidad de ampliar sus equipos para que puedan aumentar su capacidad de atención”, afirma el documento.

Otro punto crítico señalado por el 75% de las organizaciones participantes en la encuesta es la escasez de recursos financieros para ofrecer este tipo de asistencia. Organizaciones del tercer sector y cooperativas de productores reportaron problemas con la contratación temporal e intermitente de sus servicios de ATER, realizada a través de avisos y convocatorias públicas.

También se identificó como cuello de botella la oferta de donaciones de corto plazo e intermitentes, provenientes de la filantropía y de la inversión social privada. El estudio advierte, además, que “esta intermitencia de recursos acaba comprometiendo la eficacia del servicio”.

Asimismo, se señala que la ausencia de asistencia y de un seguimiento más efectivo impacta directamente en actividades como el control de entradas y salidas de recursos financieros, pago de impuestos, digitalización de registros y el pago de cooperativistas, entre otros puntos.

“Como resultado, terminan siendo afectada la fijación de precios de los productos, la negociación de compra y venta, el mapeo y estudio de mercados, el acceso a mercados institucionales (compras públicas), el fortalecimiento de la marca y el desarrollo del plan de negocios”, agrega el informe.

Un ejemplo destacado por la publicación es la cadena de la nuez de Brasil en dos regiones del estado de Pará, donde viven aproximadamente 900 productores extractivos, incluidos pueblos ribereños e indígenas.

Uno de los principales desafíos en la recolección de semillas es la logística, ya que la remoción del fruto, que se realiza de forma manual, y la rotura de los mismos para separar las semillas, son actividades que están esparcidas por todo el territorio amazónico. Como resultado, se necesita un gran volumen de nueces para cubrir los altos costos de la actividad extractiva en el campo, así como de los largos viajes.

Entre las necesidades reportadas está la asistencia técnica para la adopción de buenas prácticas de recolección (manejo y selección de nueces, uso de equipo limpio) y almacenamiento (control de humedad) para evitar la contaminación y para mejorar la logística de modo que se incremente la relación costo-beneficio en el envío de la producción.

El trabajo también se destaca la necesidad de mejorar la logística en la cadena del pez pirarucú, que puede medir hasta 3 metros y pesar unos 250 kilos. Los ejemplares, apreciados por su carne, son capturados por las poblaciones ribereñas que viven cerca de las lagunas temporales donde se reproducen. La actividad está regulada por una legislación específica para garantizar el mantenimiento y la sostenibilidad de la especie.

La investigación apuntó a la demanda del desarrollo de una logística adecuada para el transporte de los ejemplares; es decir: su manipulación y embalaje refrigerado, con el fin de garantizar la calidad del producto y un menor costo. Otra demanda detectada es la implementación de estructuras físicas adecuadas a los requerimientos sanitarios para el sacrificio, eviscerado, desangrado y limpieza del pescado; y de los procesos de tratamiento y aprovechamiento de los desechos descartados, como huesos y escamas, que una vez molidos tiene uso medicinal.

En el caso de la cadena del açaí, una palmera apreciada por las propiedades nutritivas de su fruto y cuyo consumo data de tiempos precolombinos, el territorio seleccionado por el estudio señala que al menos 4 mil personas están involucradas en asociaciones y cooperativas de productores y extractivistas que actúan en la recolección y manejo de la fruta, el producto brasileño de extracción vegetal no maderable con mayor valor de producción el año pasado.

Entre las necesidades reportadas se encuentran la asistencia técnica para el manejo adecuado de los árboles de açaí y otras especies de interés económico y ecológico para incrementar la biodiversidad, productividad y rentabilidad de la zona. El trabajo puntualiza la necesidad mejorar las prácticas de producción y el manejo de la fruta, considerando la maduración, el almacenamiento y el transporte.

El informe también señala la importancia de alternar la producción de açaí con otros productos de la bioeconomía para generar ingresos fuera de temporada. Uno de ellos es la andiroba, un árbol que puede alcanzar 40 metros de altura y produce una nuez de cuatro lados parecida a la castaña, de la cual se extrae un aceite con propiedades medicinales. O bien el murumuru, un verdadero tesoro cuyas frutas comestibles y nutritivas, además de una importante fuente de alimento, se utiliza en la industria farmacéutica.

El trabajo señala que la Política Nacional de Asistencia Técnica y Extensión Rural (Pnater), implementada por el gobierno federal, ya contempla la cooperación entre agentes públicos y privados, y opera a través de la acreditación y contratación, mediante convocatorias públicas, de entidades públicas y privadas que ofrecer los servicios de ATER y el posterior seguimiento y evaluación de los resultados.

El estudio, no obstante, advierte que a pesar de que la descentralización y la participación social son principios de la Pnater, “existe la necesidad de una efectiva coordinación e integración entre los agentes públicos y privados que brindan asistencia, además de una mayor presencia en el territorio donde se presta el servicio”. Factores que el trabajo considera esenciales para mejorar las condiciones de vida de los pueblos indígenas y campesinos, y de esta forma preservar la biodiversidad frente a la industria extractivista.

(Con información de la Agencia Brasil)

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