Inés Guimaraens

Las claves del éxito del operativo de seguridad de la marcha feminista

El Ministerio del Interior destacó que a diferencia de los dos años anteriores, se evitó que la Iglesia del Cordón fuera vandalizada

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09 de marzo de 2020 a las 15:58

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Las fotos de un año y otro contrastan. En la del 8 de marzo de 2019, se ven a seis policías apretujados contra la puerta semi abierta de la Iglesia del Cordón, mientras un grupo de manifestantes tira bombas de pintura roja contra el edificio.

La foto de este año, en cambio, muestra a cerca de 20 uniformados de la Guardia Republicana en formación atrás de las vallas amarillas pero delante del edificio, y no en retirada contra la entrada al templo.

Iglesia Católica

No hubo bombas de pinturas allí este domingo, y tampoco en otros puntos que la policía había identificado como "críticos" durante la marcha por el Día Internacional de la Mujer: la Suprema Corte de Justicia, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Banco República ubicado frente a la plaza de los Treinta y Tres Orientales.

El operativo de seguridad fue catalogado como "plenamente exitoso" por las autoridades del Ministerio del Interior, según fue difundido en un comunicado sobre la hora 23 de este domingo. Y se comparó, precisamente, con el resultado de los operativos de 2019 y 2018, cuando la cartera de seguridad estaba en manos del exministro Eduardo Bonomi. "Cabe destacar que la Iglesia del Cordón no fue vandalizaba como ocurrió en las últimas dos ediciones de esta movilización", indicó el comunicado.

Este lunes, en el velatorio de la policía Daniela Da Silva, asesinada el viernes por dos delincuentes en una rapiña, el jefe del operativo de la marcha destacó que el éxito se debió a que todo salió como estaba planificado, gracias a lo cual no se produjeron incidentes de ningún tipo, ni hubo detenidos por ninguna razón.

El comisario mayor Rober Paz, aseguró que se emplearon cerca de 200 policías para hacer frente a una manifestación cuya concurrencia fue calculada en unas 20 mil personas.

"Fue un despliegue acorde a lo que la situación ameritaba", aseguró.

En diálogo con El Observador, Paz analizó que el éxito de esta oportunidad se debió a muchos factores. Primero, al acierto en la planificación, a cargo de la Dirección Nacional de la Policía y el comando de la Jefatura de Policía de Montevideo. Luego, a la correcta ejecución de los planes, pero, sobre todo, al "gran trabajo de las organizaciones sociales que invitaron a participar de este evento y que exhortaron a los participantes a que todo transcurriera con normalidad", sostuvo el jefe del operativo, y de la Zona Operacional I de Montevideo, que abarca el suroeste de la capital. 

"Y tomaron medidas para que eso sucediera", agregó. En efecto, los movimientos feministas dispusieron que un grupo de mujeres fueran destinadas como cuidadoras internas de la marcha, y se alinearon contra las vallas de la iglesia –del lado contra la calle–, para contener cualquier posible desmán. De esa forma, las manifestantes se limitaron a gritar e insultar al templo.

"No fue un mérito individual, todos somos parte de una sociedad, y todos pusimos un granito de arena", celebró Paz.

Consultado sobre si la clave estuvo en definitiva en el refuerzo policial en los puntos críticos identificados, el jerarca respondió que estaba "en la tapa del libro aprender de los errores pasados". "Fueron lugares en los que hubo problemas en los años anteriores", dijo.

"Silencio atronador"

Al otro día de los ataques a la Iglesia de Cordón, el 9 de marzo de 2019, el arzobispo de Montevideo, el cardenal Daniel Sturla, rechazó el ataque y dijo que le llamaba la atención el “silencio atronador” de los “actores políticos y del gobierno”.

Sturla afirmó que el episodio había sido “lamentable” y que “al dañar el templo se está hiriendo el corazón de todos los fieles católicos". "La iglesia tiene sus errores y pecados, que están a la vista de todos, pero tiene un caudal de bien y amor que siembra día a día en Uruguay”, dijo en declaraciones a radio Monte Carlo.

Y en un comunicado emitido al día siguiente de la marcha, la Iglesia Católica aseguraba: “Parece que en nuestro país agredir a la Iglesia se ha vuelto costumbre y defenderla no es políticamente correcto. La Iglesia se ha vuelto para muchos un 'chivo expiatorio' a la que se culpa de todo. Los tristes y dolorosos escándalos de los abusos a menores, que con vergüenza reconocemos, son utilizados para justificar esta culpabilización. Vandalizar un templo católico no hace nada positivo por las mujeres. Al contrario, ensucia una manifestación pública que nos recuerda la conquista de sus derechos y la lucha actual contra la violencia hacia ellas”.
 

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