El mapache, especie invasora en Europa, representa una grave amenaza para la biodiversidad autóctona y la salud humana

Mundo > Amenaza silenciosa

Las especies exóticas invasoras avanzan al compás del cambio climático y la interconexión global

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza estima su número en más de un millar y estragos de al menos US$ 1,28 billones desde la década de 1970
Tiempo de lectura: -'
04 de septiembre de 2023 a las 05:02

Las especies exóticas invasoras, introducidas en forma voluntario o involuntaria por el hombre, constituyen una amenaza invisible pero real, advirtió la Plataforma Intergubernamental Científico sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), grupo internacional reunido bajo los auspicios de Naciones Unidas (ONU).

El grupo de expertos, que publicará en los próximos días un extenso informe sobre el tema, alertó sobre el hecho y llamó a reflexionar sobre cómo hacerle frente a una fenómeno que sustituye o erradica de su hábitat a las especies autóctona provocando múltiples y muchas veces silenciosos impactos en el medio ambiente.

Las especies invasoras son uno de los "factores directos de pérdida de biodiversidad a escala mundial", junto con el cambio climático y la contaminación, afirmó el panel conformado por 86 expertos de 49 países en base a más de 13.000 estudios de referencia, sintetizados durante cuatro años por el grupo de científicos.

"Es una de esas verdades innegables y desafortunadas, como el cambio climático global. El desplazamiento de especies no autóctonas a nuevos lugares causa estragos en los ecosistemas de todo el mundo", explica Michael Raupp, profesor emérito de entomología de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos.

"A medida que trasladamos productos por todo el mundo, también trasladamos plantas, animales y microbios a distintos lugares del planeta, y a lugares nuevos todo el tiempo", añade Raupp, quien destaca a la importancia del acuerdo de Kunming-Montreal, donde la comunidad internacional se fijó el objetivo reducir un 50% la tasa de introducción de especies exóticas invasoras para 2030.

El acuerdo se alcanzó al término de la 15ª Conferencia de las Partes en el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, que adoptó en marzo de este año el Marco Global para la Diversidad Biológica (GBF, por sus siglas en inglés), conocido como acuerdo de Kunming-Montreal.

"El fenómeno no es muy conocido y hasta hace poco suscitaba poca atención. Pero es un problema importante tanto en el plano ecológico como sanitario y económico", explica Christophe Diagne, del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Montpellier, localizado en el sur de Francia.

Muchas de las especies introducidas en una región, como los cultivos alimentarios, no son invasoras. Sólo cuando una especie exótica daña el ecosistema circundante desplazando a otros organismos y alterando su hábitat se convierte en invasora. “Las autóctonas circundantes que han evolucionado para defenderse principalmente de otros depredadores locales pueden estar mal equipadas para hacer frente a los ataques de enemigos nuevos y desconocidos”, señala Diagne.

Algunos ejemplos son el gusano cabeza de martillo, la mosca de la luna, el avispón asesino y la chinche apestosa marrón procedentes de Asia, o el gusano telarañero, que devasta miles de hectáreas de bosque en China cada año, y la chinche del sicomoro, al que se atribuye un festín en los elegantes plátanos que bordean los famosos Campos Elíseos de París.

“Al establecerse de forma sostenible en nuevos territorios, estas especies van a cambiar el entorno local, con consecuencias que pueden llevar a la desaparición de algunas especies nativas", dice Diagne

Un estudio de 2021 publicado en Global Change Biology mostraba que un 14% de la "diversidad funcional" en términos de hábitat y biomasa de los mamíferos está amenazada por invasiones biológicas, y que un 27% de las aves, particularmente vulnerables, podrían desaparecer en los próximos 50 años.

Los expertos advierten que las consecuencias para la salud humana podrían llegar a ser devastadoras, y ponen como ejemplo la proliferación del Aedes albopictus, conocido como “mosquito tigre”, incluido en la lista de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo y responsable de epidemias de dengue y de chikungunya.

Tampoco son insignificantes las consecuencias en el plano financiero. En 2021, un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Nature cifraba el costo de los estragos en al menos US$ 1,28 billones desde la década de 1970. "A título comparativo, esta cifra es superior al PIB de la mayoría de los países africanos reunidos", subraya Diagne, coordinador de la investigación auspiciada por la ONU.

Otro estudio realizado en abril último estima que la magnitud de los daños es similar a los causados por terremotos o inundaciones.  Según la base de datos coordinada por el Centro Nacional de la Investigación Científica de Francia, el costo "se triplica cada década desde 1970 y, en paralelo, los gastos invertidos para evitar o controlar estas invasiones son cada vez menos importantes".

Según la IPBES, la "creciente amenaza" que representan las especies exóticas invasoras "generalmente no se comprende". El informe tiene como objetivo "contribuir a colmar las lagunas críticas en materia de conocimientos, apoyar a los responsables políticos y sensibilizar al público", apunta Helen Roy, del centro británico de ecología e hidrología, que copreside la publicación.

Un ejemplo clásico sobre las consecuencia de la introducción de especies invasoras, en este caso en forma voluntaria, es la carpa asiática, término común para un grupo de especies emparentadas que se introdujo en el sur de Estados Unidos para limpiar las algas y la vegetación de los estanques de acuicultura y las lagunas de aguas residuales en las décadas de 1960 y 1970.

Las inundaciones, sumadas a otros factores, contribuyeron a que estos grandes peces escaparan a la naturaleza, donde rápidamente se convirtieron en una molestia, comiendo el plancton que otras especias necesitan, consecuencia similar a la que producen otros peces invasores, como ciertos tipos de tilapia, la trucha arco iris y el pez león.

La mangosta, por caso, se introdujo en varias islas de Hawái y las Antillas para controlar las poblaciones de roedores en las plantaciones de caña de azúcar en el siglo XIX. Pero los roedores no eran lo único que comían las mangostas. También se alimentan de pájaros, reptiles, frutas y otras especies locales que resultaron sabrosas para los recién llegados.

Algo parecido ocurrió con los sapos de caña en Australia: traídos para comer escarabajos en las plantaciones de caña de azúcar en la década de 1930, se instalaron y empezaron a competir con los animales autóctonos por comida y refugio, además de envenenar a los animales domésticos y a las personas.

En algunos casos, las especies invasoras, como las algas, los mejillones y los crustáceos, pueden incluso atravesar los océanos, sobreviviendo durante años y reproduciéndose allí donde aterrizan, como el mejillón cebra, originario de Europa oriental y Rusia occidental, que llegó a Europa occidental, Estados Unidos y América del Sur como polizón en el lastre de los barcos y ahora desplaza a otras especies y obstruye las tomas de agua en todas partes del mundo.

Los expertos, además, señalan que el cambio climático también está contribuyendo a la explosión demográfica de criaturas autóctonas, de modo que empiezan a comportarse como invasoras. Los científicos afirman que el control biológico, que consiste en cultivar enemigos naturales de las especies invasoras, es una alternativa que, como ilustran los ejemplos de la mangosta y el sapo de caña, puede salir mal.

“Una vez que las especies invasoras se establecen, son extremadamente difíciles de erradicar, por lo que la mejor solución es prevenir”, explica Diagne. El experto, que espera que el informe del IPBES sirva para concientizar sobre el problema, lamenta la existencia de pocos censos oficiales.

“La base de datos mundial de especies invasoras coordinada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, estima su número en 1.071”, afirma Diagne. Sin embargo, el cambio climático y la cada vez mayor interconexión global están acelerando el desplazamiento de especies en todo el planeta, alimentando así una amenaza que crece en forma silenciosa.

 (Con información de la agencias de noticias AFP)

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...