Llega el impuesto al eructo

¿Cuál es el valor de aquello que es útil pero no tiene un precio?

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26 de junio de 2022 a las 05:00

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Imaginemos que un gobierno decidiera poner un impuesto al humo que sale por el caño de escape de los vehículos. Las protestas no se harían esperar. “Con lo que sale cargar combustibles, el Estado pone además un impuesto al humo?”, cabe imaginar a ciudadanos indignados. Pero lo cierto es que esas emisiones de gases tienen un costo colectivo que se traduce en veranos donde se producen menos alimentos, huracanes más frecuentes, ascenso en el nivel del mar.

La economía espontánea del libre mercado tiene algunos problemas difíciles resolver. ¿Cuál es el valor de aquello que es útil pero no tiene un precio porque no se puede comprar? Quien paga por un campo que produce arroz mientras la vida silvestre bulle? Y en sentido contrario, ¿cuál es el costo de emitir gases que provocan calentamiento?

Hasta el presente ese precio es cero, no existe. La atmósfera es el repositorio de gases que complican el clima de todos pero por eso nadie paga. Pero eso está empezando a cambiar. Nueva Zelanda ha anunciado una revolución conceptual que traerá fuertes polémicas: el impuesto a las emisiones de metano de su ganado.

La noticia es shockeante por varios motivos. Lógicamente que el impacto potencial que tiene para Uruguay y el resto de los países ganaderos es enorme. No porque sea una medida que vaya a imitarse, al menos en América Latina. Pero aún así, si la carne y los lácteos de Nueva Zelanda pasan a ser premiados por los importadores por haber tomado esta medida, indirectamente será un impuesto  que se traslada a los países competidores o que les dará una ventaja de imagen frente a los competidores.

Por otra parte Nueva Zelanda ha constituido desde hace décadas una referencia para Uruguay en materia de agro y economía. Un país pastoril que lograba a través de un agro muy competitivo el desarrollo de toda la sociedad. Una economía abierta, competitiva, productora de alimentos que logra por esa vía el desarrollo. Pero el anuncio el miércoles es completamente ajena a las posibilidades en el sector productivo uruguayo: ¿cómo que un impuesto al eructo de vacas y ovejas? Los productores se irían a las cuchillas sin dudarlo.

También es impactante que en Nueva Zelanda la propuesta cuenta con el aval de los productores. Fue generada por una comisión de múltiples actores en una comisión llamada He waka eke noa, que es una alianza de técnicos y productores para la acción climática en el sector primario. Su nombre es una expresión maorí que significa algo así como “estamos todos en la misma canoa” y coherentes con ese nombre los propios productores han ayudado a diseñar el nuevo impuesto.

El apoyo logrado tiene que ver con el retorno de lo recaudado al sector productivo, un mercado de carbono que ya funciona fluidamente y genera recaudación en los productores forestales y a una presión de la ciudadanía que quiere mayoritariamente que Nueva Zelanda sea vanguardia en ese tema. Al mismo tiempo en Europa, se suman medidas en la misma dirección pero que generan enorme resistencia entre los productores. Holanda otro país referencial en producción de alimentos decidió limitar el uso de nitrógeno, nutriente clave en la agricultura y limitar las actividades productivas en zonas sensibles para la vida silvestre. En respuesta este miércoles fue la mayor movilización de productores de la historia de los Paìses Bajos, con miles de personas manifestando.

En esa oportunidad la productora lechera Marijn van Heun, de 23 años dijo a Asociated Press que “no podemos invertir, nuestros padres no pueden invertir en el futuro, como jóvenes no tenemos perspectivas si queremos asumir la gestión de un predio”.

Nueva Zelanda, en diciembre pasará a ser el primer gran exportador de proteína animal que pone un impuesto al metano que pagarán los productores.

Según el borrador del plan, elaborado por representantes del gobierno y de la comunidad agrícola tanto el gas de vida corta (metano) y larga (dióxido de carbono) tendrán un precio por separado, aunque se utilizará una sola medida para calcular su volumen.

“No hay duda de que necesitamos reducir la cantidad de metano que estamos poniendo en la atmósfera, y un sistema eficaz de fijación de precios de las emisiones para la agricultura desempeñará un papel clave en la forma en que lo logremos”, dijo el ministro de Cambio Climático, James Shaw.

¿Cómo se logró que los productores no se rebelaran como sucedió en  Países Bajos? La propuesta recién estará operativa en 2025. Incluye incentivos para los agricultores que reducen las emisiones a través de aditivos para alimentos, mientras que la silvicultura en la granja se puede utilizar para compensar las emisiones. Los ingresos del plan se invertirán en investigación, desarrollo y servicios de asesoramiento para los agricultores.

“Nuestras recomendaciones permiten la producción sostenible de alimentos y fibras para las generaciones futuras, al tiempo que desempeñan un papel justo en el cumplimiento de los compromisos climáticos de nuestro país”, dijo Michael Ahie, presidente de la asociación del sector primario, He Waka Eke Noa.

Es la mayor disrupción regulatoria de la agricultura neozelandesa desde la eliminación de los subsidios agrícolas en la década de 1980, afirma Susan Kilsby, economista agrícola de ANZ Bank, de acuerdo a un reporte de la agencia Reuters.

El gobierno neozelandés tomará la decisión final sobre el esquema en diciembre.

El camino de Uruguay es otro. Al tiempo de reducir las emisiones, optimizar las capturas de carbono que se traducen en suelos más fértiles. Y en ese sentido esta semana trajo novedades importantes tanto a nivel de la industria frigorífica como de productores individuales que avanzan en la certificación de neutralidad apoyada en la combinación de pastizales nativos y montes naturales capturando carbono. Aquí la neutralidad climática también tiene que ser neutralidad impositiva.

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