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Los 15 minutos de fama de los productos de limpieza

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25 de mayo de 2020 a las 05:00

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Suena raro, pero parece que los uruguayos comenzamos a ser más limpios un día específico. Fue el 13 de marzo pasado, cuando el Ministerio de Salud Pública informó de los primeros casos de la pandemia por covid-19 en el país.
El cumplimiento social de las recomendaciones de las autoridades para evitar el contagio fue prácticamente unánime y, por ende, el consumo de productos de limpieza y desinfección del hogar se disparó súbitamente.

Por ejemplo, ALUR recibió una demanda de 330 mil litros de alcohol al mes en esta pandemia, cuando habitualmente produce 20 mil litros al mes. Las ventas del hipoclorito, alcoholes y limpiadores de Vessena subieron a más del doble en marzo y abril. Algo similar ocurrió con los desinfectantes y amonios de Droguería Paysandú, sobre todo en marzo. Y la facturación de Droguería Industrial Uruguaya se elevó en más del 80% en este lapso.
Aunque aún no existen cifras oficiales, se estima que la facturación del negocio probablemente se elevó, en promedio, 60% en marzo y abril (dejando de lado el alcohol).

Podría ser más, pero la explosión de las ventas a casi el doble –o más– de marzo se contrarrestó con la estabilización que se dio en abril. Igual, el consumo de los productos de limpieza sigue siendo más alto que en los tiempos anteriores a la pandemia.

En cuanto a las ganancias, un factor que las atemperó fue el alza de los precios de las materias primas importadas y la devaluación del peso uruguayo. Además, algunas empresas nacionales que producen artículos de limpieza o alcohol también fabrican artículos fuera de ese rubro (como vaselinas e insumos para máquinas), que no tuvieron buena comercialización por el cierre total o parcial de sus clientes.
ALUR, por ejemplo, ha elevado la producción de alcohol durante la pandemia como quizá nunca antes, pero el desplome a la mitad de su venta de combustible a ANCAP la ha afectado y decidió cerrar por un par de meses una de sus plantas a partir de junio.

Según la Asociación de Industrias Químicas del Uruguay (Asiqur), el rubro de artículos de limpieza del hogar venía cayendo desde hacía cinco años, con un acumulado de casi 50%, en comparación con 10 años atrás. La última caída fue de 7% en 2018; se esperan los datos de 2019 para mediados de este año. Así lo señaló Oscar Rufener, presidente de Asiqur, quien aclara que las estadísticas que maneja la asociación provienen de otras fuentes, como el Ministerio de Industria.
Ahora, la historia ha cambiado. “Desde mediados de marzo, el repunte en la producción nacional de estos productos se da no solo por el incremento brutal de la demanda, sino porque los gobiernos de Argentina y Brasil dilataron un poco la exportación hacia Uruguay para atender sus mercados internos”, analizó Rufener.

Hay que recordar que, históricamente, este rubro era bastante grande y se fue reduciendo con la introducción de las multinacionales, la mayoría de las cuales hoy en día producen para el mercado uruguayo desde sus fábricas en el exterior.

“Es el caso de Colgate-Palmolive, o Unilever, que es poco y nada lo que hace localmente”, comentó Rufener.

También el sector se ha ido reduciendo por fusiones. Un ejemplo de ello es Electroquímica SA (eQuim), que firmó una alianza con Clorex en 1995. Es una de las grandes del sector, con sus marcas Sello Rojo, Agua Jane, Prix, Poett y Mortimer, entre otras.

Reacomodar el negocio
Para abastecer el mercado en esta pandemia, las empresas tuvieron que replantearse sus negocios y logísticas.
“Para fabricar más alcohol líquido, no alcanzó con recurrir a Onacril, compañía con la que trabajamos habitualmente. Nos repartimos el trabajo. Ellos se concentraron en el alcohol en gel y en ALUR nos abocamos al líquido. Para ello reflotamos una planta de envasados que teníamos, contratamos personal y nos pusimos a tiro, luego de unos días en los que nos fue difícil satisfacer la alta demanda”, dijo Gastón Scayola, presidente del directorio y gerente general de ALUR, empresa que abastece alcohol a instituciones de salud pública y retails.

En tanto, Alberto González Rocca, director de la Droguería Industrial Uruguaya (DIU), reconoció que mientras muchísimas empresas cierran o reducen su trabajo, ellos no dan abasto: “Somos privilegiados y queremos responder bien”.
DIU creó un comité de crisis, que se reúne a diario para ir evaluando la situación sanitaria y tomando medidas internas. “Incrementamos las horas extras, agregamos un turno y mejoramos las máquinas para agilizar el rendimiento. La producción se vio desbordada, así como el esquema comercial, la logística de preparación y la entrega de pedidos”, detalló González Rocca.

Los más vendidos
Los productos más vendidos en esta coyuntura son los hipocloritos, detergentes, lavavajillas, limpiadores líquidos para superficies, alcoholes en todas sus presentaciones y antisépticos. Las ventas de tapabocas y guantes, generalmente importados como producto terminado, crecieron en forma exponencial y hubo escasez, lo que significó una oportunidad para emprendedores.
 

DIU cuenta con una planta en el barrio Peñarol de Montevideo y emplea a 80 personas. Entre sus clientes, hay farmacias, hospitales, universidades y público general.
“No trabajamos para supermercados. Es más, nos diferenciamos de las grandes cadenas por no tener marcas, sino commodities, somos una opción económica”, precisó el vocero.

Vessena es otro de los jugadores que pisan firme, conocida por las marcas Cristal, Titán y Conejo. “En 15 días nos consumimos nuestro stock de seguridad. Tuvimos que duplicar el volumen de producción con turnos adicionales y horas extras, contratar más personal y pasar a algunos empleados a la fábrica, conseguir envases y tapas con nuevos proveedores, pedir mayor número de etiquetas. La división de plásticos para los envases trabaja 24 horas”, contó Diego Parpal, gerente comercial de Vessena.

Fueron un paso más al comenzar a producir alcohol, un cambio que no tendrá marcha atrás después de la pandemia, aclaró Parpal. “Tercerizábamos la producción del alcohol, pero ahora lo fabricamos nosotros. De ser una línea marginal, pasó a ser la tercera categoría en facturación, por debajo de los hipocloritos y lavavajillas”, señaló.

La fábrica de Vessena, que tiene 100 empleados, está ubicada en Puntas de Manga y elabora marcas propias, así como marcas blancas para supermercados, como Disco, Ta-Ta, Tienda Inglesa y El Dorado.

Por su parte, Droguería Paysandú cuenta con más de 5.000 productos, de los cuales unos 80 son de limpieza. Tiene dos plantas de producción: una en Arroyo Seco (dedicada a la producción de alcohol en gel, agua oxigenada y productos hospitalarios) y otra en el Cerrito de la Victoria (hipoclorito de sodio y solventes), además de ocho locales propios.

“Desde marzo hemos contratado 12 personas más para producción y atención al público, porque teníamos las líneas telefónicas colapsadas. Tenemos 110 empleados, y hemos acelerado los procesos”, señaló Daniel Andacht, su director.

Entre sus clientes están el Ministerio de Salud Pública, Ta-Ta, Disco, Macro, Farmashop, peluquerías y público general.
El rubro también está conformado por empresas pequeñas que no tienen fábricas propias, pero cuentan con el know how de sus productos, que encargan a terceros.

Un caso de este tipo es el Grupo Benzo, que es una droguería que comercializa productos domisanitarios, bactericidas y viricidas fabricados en Laboratorios Migra.
Abastece a Barraca Deambrosi, Cattivelli, Calpryca y al público general, en su local ubicado en Goes.
“Tuvimos que reorganizarnos porque clientes que no nos pedían antivirales o desinfectantes, comenzaron a hacerlo”, explicó Álvaro Benzo, socio del Grupo Benzo.

El mayor estrés
La tensión más intensa se generó con los proveedores. Los precios de las materias primas importadas se dispararon 40% en promedio, a lo que, en algunas situaciones, se agregó la especulación de los mercados. Esto derivó en otras subas insólitas e inesperadas de los costos.
Andacht lo ejemplificó: “El precio del gelificante, que se usa para hacer el alcohol en gel, llegó a subir cuatro veces. Ahora está quedando en 80% arriba del valor que tenía antes de la pandemia. En los barbijos y guantes, ahí sí se desmadraron los precios, hay que reconocerlo. Un barbijo costaba menos de un centavo de dólar y se vendieron a 50 centavos de dólar”.

Por momentos, algunas empresas hicieron quiebre de stock y tuvieron que racionalizar las ventas, dándole prioridad a las entidades de la salud (hospitales y sanatorios), luego a los comercios “de siempre” y en tercer lugar, si se llegaba, al público general.

También tuvieron que evaluar cuánto del diferencial transferían al consumidor final. “El directorio de Vessena decidió ceder parte de la rentabilidad de la empresa y subimos los precios a la mitad de lo que fue la devaluación”, dijo Parpal.

Algo similar comentó González Rocca, quien destacó la importancia de responder a la altura de las circunstancias difíciles del país, cuidando sí el negocio, pero rechazando cualquier tipo de especulación.

Benzo resumió la clave: “Nuestro negocio está en el precio. Debemos seguir trabajando con márgenes bajos. De lo contrario, no estamos haciendo las cosas bien”.

¿Solo 15 minutos?
La gran pregunta es cuánto durará el boom de este rubro. Los “15 minutos de gloria” pasaron. Ya van en los dos meses. ¿Se alcanzó un éxito comercial de corto aliento por la pandemia o llegó para quedarse?
Hay dos proyecciones y probablemente ocurra una mezcla de ambas. Hay quienes sostienen que, una vez que la pandemia termine, volverán a los caudales habituales de importación y la producción nacional en el rubro se verá afectada. “Las empresas uruguayas cubrieron este momento, pero después se enfrentarán a los mismos problemas que tenían antes”, resumió Rufener.

Otros voceros opinan que, aunque habrá una baja en la demanda cuando la crisis sanitaria acabe, el comportamiento del consumidor habrá cambiado, para beneficio del sector.

¿Por qué? Porque el consumidor ha tomado mayor conciencia de la importancia de profundizar la limpieza del hogar. También ha desarrollado nuevos hábitos en ese sentido, que están quedando arraigados, en especial ante la posibilidad de que pueda haber rebrotes del coronavirus, o la aparición de otros virus.
Por lo pronto, el sector ya atravesó esta experiencia y continúa en el camino de querer abastecer más y mejor, hasta donde le sea posible. Vessena, por ejemplo, tiene una hoja de ruta planificada para la primera exportación de la marca Conejo a Argentina, Brasil y Paraguay a partir de 2021.

Es probable, entonces, que el sector al desnudo, sin tantas sombras y luces como ahora, se vea mejor en los próximos meses. Hay esperanza. l

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