De la mano de Diego Alonso, el sustituto de Óscar Tabárez, Uruguay enderezó su rumbo en la recta final de las Eliminatorias para el Mundial de Catar 2022 al derrotar 1-0 a Paraguay en Asunción y golear a Venezuela en el Centenario.
¿Cambió mucho el equipo? ¿Hizo grandes modificaciones Alonso? ¿Varió el estilo de juego? Referí te presenta las variantes más visibles introducidas por el Tornado en comparación a lo que fue la recta final del proceso de Óscar Washington Tabárez.
Se intentó sin éxito ante Paraguay con siete errores en los primeros 27 minutos de juego optándose después por salir en largo y se insistió con la idea ante Venezuela con singular éxito.
Uruguay inició así sus ataques desde su salida en la que Diego Godín tuvo influencia conduciendo para internarse entre líneas rivales y los laterales subieron para conectar con los medios.
"Tenemos jugadores para realizar un juego propositivo", dijo Alonso antes de jugar con Paraguay. Y así lo hizo tanto jugando en condición de visitante como de local con la vinotinto.
Contra Paraguay el equipo se vio en problemas cuando perdió pelotas en las cercanías del área favoreciendo con errores en salida la presión alta por la que apostó Paraguay.
Contra Venezuela el bloque defensivo se paró más arriba de modo tal de iniciar los ataques cerca del mediocampo y desplegar casi la totalidad del equipo sobre campo rival.
Además, eso llevó a ejercer una presión alta sobre la salida rival y un estricto control sobre el principal potencial venezolano: la referencia neta de ataque, Salomón Rondón, y los dos extremos que le jugaron por detrás (Darwin Machís-Yeferson Soteldo) y el mediapunta Rómulo Otero.
Godín fue una estampita para Rondón, obligándolo a descargar atrás o anticipándolo. Ronald Araújo tuvo un primer tiempo dominante sobre Soteldo -en el segundo lo complicó más- y Mathías Olivera borró de la cancha a Machís en un gran partido en faz defensiva pero sin grandes prestaciones en ataque, como sí las tuvo ante Paraguay.
El cambio de perfil de los zagueros favoreció a Godín aunque no le quedó tan cómodo a Josema Giménez, algo que quedó patente en el error que generó el gol de Venezuela.
El doble cinco trabajó a diferentes alturas. Rodrigo Bentancur, más retrasado y posicional, no dejó jugar nunca Otero jugando gran partido táctico, además de aportar su clásico buen pase y pisar el área con gol. Federico Valverde se soltó mucho más a presionar, avanzó con pelota, condujo y probó de media distancia.
Alonso se preocupó por presentar dos laterales firmes en la marca y por eso improvisó a Ronald Araújo -que ya ha jugado en esa posición en Barcelona- y se la jugó por Olivera, un jugador ganador de duelos, potente para pasar al ataque.
Tabárez venía apostando por Nahitan Nández, que era el que le imprimía más intensidad al equipo, y Matías Viña o Joaquín Piquerez que no lucían tan consistentes en la marca como apareció Olivera.
Tanto contra Paraguay como contra Venezuela, Alonso apostó por un sistema táctico de 4-4-2 en el que colocó como volantes externos a jugadores diestros: Valverde contra la albirroja y Giorgian De Arrascaeta ante la vinotinto.
"Los sistemas no son lo más importante sino lo que uno hace con ellos, es cómo se descompongan y las características de los jugadores que se ponen", explicó Alonso.
El perfil los hicieron jugar a ambos de afuera hacia adentro y eso alimentó el caudal de juego por la zona interior y la posibilidad de dar abastecimiento a los puntas.
Al mismo tiempo le abrió pista a Olivera, un jugador de gran recorrido, para hacer toda la banda por izquierda.
Valverde jugó dos grandes partidos en diferentes puestos. Es un crack. Y De Arrascaeta fue un deleite contra Venezuela.
Por derecha, en cambio, Araújo no se proyectó contra Paraguay pero se animó mucho más -y con buenas prestaciones- ante Venezuela.
En ambos partidos Facundo Pellistri apareció como un soplo de frescura para el juego de Uruguay.
El extremo de Alavés le dio a Alonso valencias que Tabárez no tenía: velocidad por banda, rompimientos defensivos en el uno contra uno, conducción en velocidad, abastecimiento para el centro del área y diagonales peligrosas.
Con su presencia, Alonso sorprendió al scouting de sus rivales y logró los fines propuestos.
Brian Rodríguez, salvo en el partido ante Bolivia, no había podido darle al Uruguay de Tabárez desborde y desnivel por afuera.
En la conferencia de prensa post Venezuela, Alonso resaltó como lo mejor del equipo la capacidad de "defender hacia adelante" y reveló que los jugadores se sentían muy identificados con esa propuesta.
Defender hacia adelante, desde el concepto propositivo, es presionar alto, recuperar rápido y lo más cerca del área rival, y parar la línea defensiva lejos del arco propio para que el equipo luzca corto y compacto.
Uno de los grandes cambios que imprimió Alonso fue el de sostener esa actitud con el resultado a favor tras haber tomado ventaja.
No es lo mismo a defenderse con pelota, cosa que puede hacer aquellos equipos con gran capacidad para hacer circular el balón.
Es defenderse lo más lejos del arco posible, seguir presionando sobre la salida al rival, recuperando en campo ajeno e reiniciar ataques con una actitud de búsqueda de un nuevo gol y no la de refugiarse y apelar al espacio y contragolpe.
Eso se hizo notablemente en el segundo tiempo contra Paraguay y como se intentó durante los 90 minutos contra Venezuela, en forma excelente en los primeros 45' y con algunos altibajos en el segundo tiempo donde el rival manejó mejor la pelota y llegó a zona de ataque en cuatro oportunidades con cierta claridad.
El otro gran cambio que se vio en Uruguay se dio en el arco con Sergio Rochet en lugar de Fernando Muslera que está lesionado.
Salvo la primera media hora ante Paraguay, donde Rochet lució muy impreciso en el juego de pies, el golero de Nacional demostró que llegó al puesto para quedarse. Domina el área cuando sale, luce muy seguro cada vez que le rematan al arco y se nota que le brinda seguridad a sus compañeros.
Las presencias de Olivera y Pellistri fueron los grandes aciertos de Alonso que también le dio minutos a Damián Suárez y Agustín Canobbio como caras nuevas.
El toque del nuevo entrenador, fruto de muchas horas de trabajo de cancha en el poco tiempo que tuvo a disposición al plantel, se notó. Y Uruguay mejoró conjugando rendimientos con resultados.
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