La ceremonia de apertura de la Copa América, el viernes, tomó 10 minutos, tuvo a 400 personas en escena, con los colores, símbolos culturales y banderas de los tradicionales participantes sudamericanos, además de las convidadas.
El despliegue fue colorido y luminoso, con fuegos artificiales, pero con sobriedad y rapidez, en comparación a la apertura de otros torneos internacionales.
Al iniciarse la ceremonia, 20 minutos antes del comienzo del juego, el estadio Morumbí de Sao Paulo aún lucía vacíos en algunas partes de sus tribunas y niveles, aunque los hinchas aún hacían fila en exteriores.
Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, estuvo presente.
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